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Narra Darwin 

Habían pasado unos meses desde que había aceptado mi destino, regresé a casa, obviamente me castigaron y encerraron, pero lo peor era que no me había salvado para nada del matrimonio arreglado con aquélla princesa. El colmo era que llevaba como dos semanas sintiéndome pésimo, a tal grado de que ahora me encontraba recostado en la anémona de cuidados especiales, las cuales eran gigantescas, tanto que se parecían a la cosa esponjosa donde dormía Gumball. 

— Darwin... — el susurro de mi nombre me despejó de mis pensamientos.

— ¿Lu? — pregunté al aire con curiosidad.

— Hola... — salió de entre las sombras y me permitió verle.

— Tengo... Malas noticias... — parecía nervioso, eso era extraño.

— ¿Malas? — fruncí el ceño.

— Sí... — aclaró la garganta, me miró atentamente y luego prosiguió —... Tú... Estás preñado — parpadee reiteradas veces debido a mi incredulidad.

— ¿Cómo? — cuestioné.

— Lo que oíste: estás embarazado. Y por lo que muestran tus exámenes médicos... Ya llevas algo de tiempo de gestión, por eso los pequeños malestares — explicó mi hermano.

— Oh... — me quedé recostado en la anémona observando mi cola moverse con la corriente marina. 

— Supongo que... —. 

— Sí — le corté —... Gumball... — expliqué lo obvio. 

— Deberías de decirle a papá, no creo que en ésas condiciones te vaya a casar con la princesa — trató de animarme, a lo que yo simplemente pude reír cínico.

— El tritón delira de locura Lu, seguro querrá casarme con un tritón ahora que sabe que puedo procrear — refuté molesto. 

— Eso no lo sabes, además, si hablas con él probablemente lleguen a un acuerdo. Sabes que papá nos ama a todos sus hijos y si lo que quiere hacer es conseguir tratados de "paz" pues ahí tenemos a nuestros otros hermanos y hermanas — explicó con simpleza y sin poder evitarlo sonreí levemente. 

— Sí, pero también, son pequeños aún — le recordé. 

— Pero también hay unos bastante pasaditos de años — alzó ambas cejas de forma sugerente y recordé instantáneamente  a uno de mis hermanos mayor que era todo un pillo que se la pasaba de arrecife en arrecife en búsqueda de algo de "calor". 

— Bien, lo intentaré — le revolví el cabello y me mandó a recostar. 

Pasé parte de la tarde descansando hasta que al anochecer mi padre me llamó hablar para que cenara con él, la princesa y su padre. Hice lo indicado, todo iba bien, eso hasta que Lu abrió la boca. 

— Sabe princesa... no tiene que casarse con mi hermano — dijo como si nada. Todos los presentes lo miramos atónitos. 

— Pero... — la princesa tomó la palabra, pero mi padre bociferó por encima. 

— Eso es inaceptable — explicó. 

— ¿Por qué? a mí me gusta mucho la princesa y ella no me fue indiferente cuando estuve convertido en Darwin — mi padre apretó la mandíbula molesto. 

— Insolente... — susurró, ya estaba listo para atinarle un golpe a mi hermano cuando yo y la princesa le detuvimos. 

— -¡Espere! — clamó — ... ¿Tú... eres el tritón con el que estuve hablando estos días?... — quiso saber, a lo que mi hermano asintió con la cabeza. Una sonrisa enorme se dibujó en la cara de la sirena quien nadó rápidamente a los brazos de mi hermano abrazándole con ternura — Sí, me caso contigo — le tomó de ambas mejillas y le plantó un beso en la boca dejando a todos anonados —. No hay problema de que sea así ¿cierto? — miró a su padre quien parecía tan sorprendido como el resto. 

El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora