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Darwin.

Mi mirada se había perdido, mi mente estaba echa un lío. ¿Qué había pasado hace poco? ¿Por qué me había besado? ¿Qué es este sentimiento en mi pecho?... Desearía que mi hermano estuviera aquí, si bien no daba los mejores consejos me era de utilidad sacar mis pensamientos mientras conversaba con él. 

— ... ¿Darwin? — la voz del contrario me sacó de mis laureles llevando mi corazón al pánico por no saber qué hacer.

— D-dime... — tartamudee.

— Perdona, lo de antes fue un error, ¿de acuerdo? vamos a dormir — parpadee reiteradas veces aún incrédulo.

¿Qué? ¿No había significado nada para él lo de recién? ¿Quién se cree para moverme el mundo en un segundo y al otro decir que no era nada? Maldita sea, quería reprocharle o decirle algo pero simplemente me había dejado shokeado, sin habla. Así sin más se fue a dormir, ni siquiera se giró a mirarme.

Bufé completamente descontento, ésta tierra en verdad era extraña. Los humanos parecían tan peculiares e interesantes a mi vista desde las aguas a sus inmensas cajas de metal flotante, se mostraban de una forma ante los otros para en un parpadeo cambiar evidentemente, no lo entendía y pensaba que jamás lo haría. Para mí eran unos mentirosos, se engañaban a sí mismos para guardar su verdadero sentir, justo como Gumball en éste momento; se negaba a sí mismo que lo de recién no fue nada... Si supiera que para mí lo fue todo...

Tomé una larga respiración, sostuve el aire un tiempo en mis pulmones y ahora sí lo solté, para dejar ir mis sentimientos con aquél aire. Era algo natural en mi pueblo, no guardábamos rencores; además, éramos famosos por nuestra honestidad.

— Que mal. Porque para mí ha significado algo — dije sin más, me giré al lado contrario hasta darle la espalda —. Que descanses — lo sentí respingar por lo que acababa de decir pero al parecer se había quedado sin artículos.

Me acurruqué entre las sábanas para tratar de conciliar sueño, con algo de suerte conseguiría descansar lo suficiente para reponer fuerzas y a su vez curar mis heridas rápidamente. Para mi mala suerte no sería como había dicho ya que el chico a mi lado decidió no dejarme dormir tan fácil.

— ¿Qué diablos te pasa? Ésto lo hago por ti. Apenas si nos conocemos, no creo que quieras malos entendidos o algo por el estilo — soltó con furia mientras se levantaba para sentarse en la cama, como reflejo me giré a él hasta que nuestras miradas se volvieron a encontrar.

— No, no quiero malos entendidos. Por eso yo digo lo que siento en el momento y no después — contesté seco. 

— Pero no entiendo, ¿Cómo puedes estar seguro que algo te gusta si lo acabas de experimentar? Ni siquiera me conoces realmente — replicó confuso.

— Sencillo, me dejo llevar por lo que dice mi corazón y punto — dije lo obvio.

— Estás loco — frunció el ceño entre extrañado y asqueado. 

— Gracias por el halago — sonreí cínico para ahora sí darle la espalda. 

— Hey Darwin. No me des la espalda — suplicó pero simplemente me rehusaba a ver su cara hasta que mi enojo con él disminuyera. 

— Buenas noches — gruñí alto para que se calmara, durmiera y me dejara hacer lo mismo.

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La mañana siguiente fui el primero en despertar por lo que tuve la libertad de caminar por la casa a mi libre albedrío encontrándome con varios artefactos que francamente desconocía, como un cubo negro, cosas brillantes, bloques con lo que parecían letras... cosas que sencillamente mis ojos jamás habían visto y de los cuales no conocía el nombre o la función que cumplían. 

— Buenos días... veo que te levantaste primero — dijo un Gumball con la ropa cambiada y una marca curiosa en su cara. Me acerqué a él para verlo más de cerca.

— ¿Por qué tienes algo como... blanco en la cara? ¿Qué es? — quise saber. Me miró extrañado y con el dorso de su mano empezó a quitar aquélla cosa de su cara.

— Es por la pasta dental, a veces me mancho mientras lavo mis dientes ¿si? es un pequeño problema mío — su rostro se había enrojecido levemente al parecer debido a la vergüenza, pero yo no sabía de qué se avergonzaba. Los humanos son ciertamente extraños para mí.

— Está bien, ¿Qué haremos hoy? — pregunté más animado que antes. Quería que me mostrara su mundo.

— Yo desayunaré, tú puedes quedarte en casa mientras voy a la escuela — dijo evadiéndome olímpicamente. 

— Pero quiero hacer cosas contigo, que me enseñes cosas nuevas — supliqué.

— No eres un niño pequeño Darwin, ya estás grandecito. Además, pensé que no querías hablar conmigo después de lo que sucedió ayer — sus gestos parecían de descontento total, como si no quisiera verme ahora. 

— Bueno... sí. La cosa es que... no conozco ésta ciudad y quisiera que tú me la enseñaras — comenté algo apenado, quería ser completamente sincero con Gumball pero si le decía mi secreto era posible que me mandara a examinar o vender como decían los cuentos de terror que hablaban sobre los humanos... lo acababa de conocer y no podía confiar tan fácil en él sobre una situación tan importante como lo era mi verdadera naturaleza —. Ya no estoy molesto, sólo... me enojó que me hayas robado mi primer beso como si nada, me haya gustado mucho pero para ti no significó más que un simple acto que se puede hacer con cualquiera — dije cabizbajo. 

— Mira, la ciudad puede esperar ya que yo debo de ir a la escuela — se acercó a mí, me miró atentamente acto seguido revolvió mi cabello con la palma de su mano —. Ya no volveré a robar tus labios... lo prometo, no sabía que el primer beso fuera tan importante para ti — soltó de forma desinteresada, como si no fuera nada. Se separó de mí, caminó hacia la cocina, tomó unas cosas de ésa caja gigante donde guardaban comida y volvió a mi lado —. Aún tenemos tiempo para conocernos, tranquilo — revolvió mi pelo nuevamente —. Regreso más tarde, cuida de la casa y siéntete como en tu casa — dijo sin más mientras salía por ése cuadro extraño que se abría y cerraba

— Pero yo quería estar contigo... — hice un puchero. Me giré sobre mis talones para emprender camino a la bañera de la casa de Gumball, necesitaba regresar a mi forma original al menos una vez al día, ayer no era tan necesario, debido a que acababa de salir del mar por la tarde, pero ahora era un buen momento. Estar solo en la casa era algo bueno después de todo.

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Fin del capítulo 5.

Espero que les haya gustado pequeños, llevaba rato sin actualizar. Pido una sincera disculpa, pero bueno... son cosas que pasan, después de todo nadie dijo que vivir en un internado para señoritas sería fácil xD

Capítulo dedicado a @Gennaios 

Recuerden que si les gustó el capítulo dejen su merecido voto, de lo contrario acepto observaciones y sugerencias. De ante mano muchas gracias :3 Sin más que decir Riko Ishikawa se despide ;*

El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora