Darwin
— Yo no soy un humano como tú... Soy un tritón — expliqué finalmente, debido a que ahora me había quedado sin escapatoria.
— Eso... ¿Cómo es posible? — interrogó el azabache —. Seguro estoy soñando, sí, éso debe de ser... — se dijo a sí mismo mientras se levantaba de su sitio para luego caminar a la cosa pequeña que sacaba agua y echársela a la cara.
— No estoy seguro... Sólo sé que existimos desde hace un buen tiempo, hay una larga historia acerca de nosotros, pero, no tengo todos los detalles en la mente... — expliqué tratando de resolver su duda.
— Pero eso... — se frotó la cara enérgicamente —. Es biológicamente imposible. No hay pruebas científicas acerca de su existencia, sólo mitos y leyendas sobre las sirenas — afirmó seguro de su argumento.
— No por que no hayas escuchado acerca de algo quiere decir que no exista, sino por cuánto tiempo crees que el hombre hubiera creído que el continente en el que nacieron era el único en la tierra — quise darle algo de raciocinio al asunto pero él seguía sin creer palabra alguna que saliera de mi boca.
— Es... Sencillamente imposible — aseveró.
— Posible, imposible... Son sólo palabras. Y si no me crees puedes tocar — extendí mi cola hacia él —. Anda, prueba que es real como tu caja de metal con comida — aseguré para que se atreviera a tocar. Me miró incrédulo y luego de unos segundos se acercó a tocar mi cola. La acarició suavemente, pudo percibir mis escamas y parte de las aletas, las cuales tenían algo de filo.
— ¡Ay! — se quejó cuando una de las llemas de sus dedos se cortó al tocar un poco más fuerte mi aleta.
— Cuidado, corta... — dije y él me miró con cara incrédula como diciendo "no me digas", a lo que sólo pude sonreír apenado.
— Y... ¿Cómo haces para tener cola y piernas al mismo tiempo? — la pregunta del millón de crustáceos finalmente había llegado.
— Tengo un hermano menor, él estudia al igual que tú. Su fuerte son algunas plantas que se encuentran en una bahía subterránea, es un aposento de nuestros ancestros y es algo que mi familia protege de los humanos, ya que no sabemos los efectos que pueda traer para ustedes. A lo largo del tiempo hemos descifrado las propiedades de algunas plantas y con ciertas combinaciones las consecuencias que éstas traería a él consumidor, pero sigue siendo algo peligroso para los demás, incluso para los tritones y sirenas de otros reinos — expliqué con cierta tranquilidad, ya que hablar de ello me ponía nervioso, no sabía si Gumball era de fiar completamente, pero... Aquí me encontraba, confiando ciegamente en él, justo como una ballena azul en la profundidad del océano buscando a su familia, confiando en su instinto.
— Eso suena bastante interesante... No sabía que había más como tú, bueno, para empezar no sabía que existían seres como tú... — asintió con la cabeza delicadamente mientras se acomodaba a un lado de la cosa ovalada.
— Por cierto... ¿Sigues molesto por lo de ayer? — pregunté con cierto miedo a que la respuesta fuera afirmativa.
— No... Honestamente ya olvidé el asunto de ayer... — rió levemente y luego se giró a verme. Se quedó estático un momento ahí, simplemente mirándome a los ojos. Su cara se acercó un poco a la mía y sin más depositó un cálido beso en mis labios —... Yo... No sé qué es lo que hago... — me dijo con cierta confusión en su voz.
Lo miré expectante sin comprender precisamente lo que pasaba entre nosotros, porque yo tampoco entendía qué era lo que él quería, yo por otra parte.... sacudí mi cabeza para hacer ésas ideas poco elocuentes de mi cabeza.
— Está bien, no te preocupes... supongo que es normal estar confundido... — traté de restarle importancia al asunto.
— Sí, supongo que es normal... — río algo apenado, y nuevamente nuestras miradas chocaron haciéndome sentir ése extraño cosquilleo en mis tripas —. Eh... bueno, iré a preparar la comida, ya debes de tener hambre y yo francamente muero por probar bocado — se excusó mientras se ponía de pie.
— Sí, sí... entiendo — dije nervioso por ése momento de cercanía.
— Bueno... te dejo, asearte y... te espero en la cocina... — dicho éso emprendió carrera a donde sea que se encontrara la "cocina", dejándome otra vez revuelto con mis pensamientos.
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Cuando terminé de asearme y quitar la bola de abajo para dejar correr el agua sequé todo mi cuerpo lo mejor que pude, tomé la baya como me lo había indicado mi hermano para volver a la forma de Darwin con dos piernas enclenques.
— Darwin, ya está lista la comi-.... — el azabache había deslizado la puerta sin saber que yo aún me encontraba desnudo, éso lo hizo sonrojar y cerrar la puerta nuevamente —... v-vístete... t-te espero en la... mesa — suspiró luego de lo dicho para salir corriendo.
Me quedé extrañado por su actitud pero, como un buen tritón le resté importancia para seguir con lo mío. Me coloqué la ropa y salí a donde Gumball me esperaba. En la comida ninguno de los dos dijo nada, aunque el azabache parecía reacio a querer hablar, hasta que por fin habló.
— Perdón por lo de antes... No sabía que estabas desnudo — eso sólo me hizo fruncir el ceño.
— No importa, nosotros no tenemos pena a nuestros cuerpos... todos somos diferentes y bueno, si bien nunca me había sentido más expuesto que en esta forma... no me disgusta ni me hace cambiar de parecer respecto a nuestra cultura, aunque sí, las sirenas deben de cubrir su busto pues se considera es parte de su inocencia como féminas que son — le expliqué de lo más tranquilo.
— Está bien, gracias... — tomó un sorbo de su "bebida" como él le llamaba — Por cierto, ¿te apetecería salir... a dar un recorrido? — parecía nervioso y ansioso, éso me hizo soltar una pequeña risita.
— Claro, me encantaría — Le sonreí ampliamente. De verdad quisiera conocer ésta tierra y... más aún... estar al lado de Gumball.
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Bueno chicos y chicas, eso es todo por el día de hoy, espero que les haya gustado el capítulo y esperen con ansias el siguiente... habrá romance de por medio 7v7r
Bien, sin nada más que decir me despido, espero tengan un grandioso día y saben que los quiero mucho adorados lectores x3
Riko Ishikawa se despide ;)
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El secreto del tritón (Gumball & Darwin) [Yaoi]
Fanfiction¿Qué pasaría si el deseo de un joven tritón se hiciera realidad?... ¿Acaso su amor se dará entre tantos obstáculos? ¿Y si nada de esto hubiera llegado a pasar? ¿Cómo encontraría Gumball a aquél pesecillo que le sacaba sonrisas y alumbraba sus días...