Cap 6

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Mi mirada cayó en Spencer y lo vi como triste.  Él no me miró en ningún momento de la cena.
Cuando acabamos el postre la reina dio golpes en una copa con una sonrisa más falsa que su peluca haciendo que me entre un escalofrío

— chicos hay algo que quiero anunciaros,  o más bien a tí querida Laura—me entró otro escalofrío —no sé si sabrás pero te casarás en tres semanas con el futuro rey.  A que son buenas noticias? —comentó cínica

El silencio reino en la sala por unos segundos hasta que lo rompo

— está usted de broma no? 

— lo sentimos querida —dijo arrepentido el rey

Lágrimas empezaron a descender por mis mejillas

— por qué? —murmuro sin aliento

Veo que mi prima me mira con lástima al igual que todos en la mesa

— fue un simple pacto

— y lo dice así de fríamente?  No hay nada para evitar el maldito pacto

— está hecho desde antes de que nacieras —comenta con frialdad

En ese instante me levanto de un golpe y me voy corriendo del comedor.
No sé como pero llego al jardín.  Me quito los tacones y los lanzo al aire

— odio mi vida,  odio la maldita isla,  odio mi compromiso,  odio a mis padres —grito fuertemente y voy bajando la voz hasta que me caigo al suelo de rodillas

Siento como se agachan al lado mía y me pegan a su pecho.  Spencer se sienta en la hierba y me abraza a su pecho y me consuela acariciandome el pelo

Cuando me calmo lo miro

— desde cuando lo sabías? 

— solo unas horas antes que tú.  Lamento todo esto de verdad

— no tienes la culpa

Entonces viene un viento que hace que me encoja un poco.  Se nota que ya se está acabando el verano.

— toma ponte mi chaqueta—dice mientras me la pone—vámonos adentro,  empieza a refrescar

Con su ayuda me levanto del suelo.  Ambos nos dirigimos a mi habitación pero en el camino nos encontramos a Vanessa,  Eduardo y Thalia

—o mi dios,  como estas prima? —dice mientras se acerca rápidamente

—desde cuando lo sabías? —ella se gira y evita mi mirada —exijo una respuesta Vanessa

— desde hace tiempo...  Y lo lamento de verdad pero no podía decirte nada y no tengo poder para evitarlo

Tras su respuesta me recojo un poco en vestido para poder caminar mejor y paso por su lado ignorandola con dolor.  Sé que Spencer se disculpa por mi comportamiento y me sigue

— tienes jet privado? —pregunto ya lejos de ellos

— claro,  por qué? 

— me lo dejarías para volver a Los Ángeles? 

Él se para de repente y al notarlo tengo que hacerlo yo también

— sabes que no te dejarán

— sabes que no se tienen por qué enterar además no tienen poder sobre mí

—mi madre me matará si se entera

—tu no quieres casarte conmigo ni yo contigo.  Vamos,  por favor Spencer,  sabes que puedes encontrar una reina digna para tu reino y yo quiero seguir con mi vida mortal

—bien,  mañana temprano te esperará en el aeropuerto.  Sobre las seis pregunta por el mío yo le diré a los de allí que irás

—muchas gracias—digo y me lanzo a abrazarlo—gracias,  gracias,  gracias,  te debo una

—venga,  deja de agradecerme y ve a preparar tus cosas

Le di un beso en la mejilla y luego me dirigí rápidamente a mi habitación solo hasta esta noche.

Cuando por fin me quité los kilos de maquillaje y me cambie para ponerme mi pijama de New York y recogerme el pelo en un moño mal hecho... Me puse a meter las cosas en mi mochila , donde había traído mi ropa.
Cogí mi móvil y me puse el despertador a las cinco y media.

Le pegué un golpe a la alarma del móvil para que se callara y cuando lo conseguí me levanté con sueño. 
Me di una ducha para espabilarme y me puse unos jeans rotos negros,  una sudadera gris con la palabra "CO 💜L" y mis converse negras.  Me recogí el pelo en una coleta de caballo y salí en silencio por los pasillos.  Cuando salí al jardín me lié a correr como alma perseguida por el diablo.
Y en la puerta me esperaba la limusina con el chófer esperándome fuera apoyado en el coche. 
Cuando me vio me abrió la puerta y salimos rumbo al aeropuerto.
Dentro de unas horas volvería a tener mi ansiada libertad.

Íbamos camino al aeropuerto cuando el chófer recibe una llamada

—dígame su majestad

Tras esas palabras me tense

—traiga a la srita Marano de vuelta

—sí señora,  ahora se la llevo

Y colgó de inmediato

—ni se le ocurra,  perderé el vuelo

—son órdenes de la reina,  srita , lo siento

—pues detenga el auto,  yo seguiré a pie

—me despedirán si hago tal cosa

—por favor,  no quiero estar aquí más

—lo siento srta

Volvimos de regreso al castillo,  suspiré observándolo.  Bajó por mi mejilla una lágrima rebelde pero me la limpié más que la noté.

Bajé del coche y le arrebate la mochila al chófer y fui directa a mi habitación.  No deseaba hablar con nadie.

A eso de las ocho llamaron a la puerta de la habitación.  Me hice la dormida durante unos minutos pero al ver que no paraban salté

—que no quiero hablar con nadie—grito a todo pulmón
Lo sé,  tengo poca paciencia.

Pero siguieron,  me levanté echa una furia y miré al responsable de los golpes

—que no entiendes de no quiero hablar con nadie?  La de no quiero?  O la de hablar con nadie? 

—venía a avisarte de que en media hora tienes que estar en el comedor

—eres tonto de nacimiento o te lo haces?  No voy a ir a ver a tu tía con esa cara que tiene

Él sonríe por mis palabras

—sé que no nos conocemos pero si te doy un consejo,  es mejor obedecerla

—no es ningún superior mío para hacer tal cosa

—es tu suegra ahora

—ni me lo recuerdes

—vienes? 

—bien,  pero paso de cambiarme—digo para cerrar la puerta a mis espaldas

—como quieras,  no le gustará a la reina pero como parece,  a ti te da igual todo

—la verdad es que sí

Llegamos a la sala y nos sentamos en nuestros sitios,  lentamente van llegando todos los miembros de la mesa. 
Cuando llega la reina,  las trompetas anuncian su llegada

—Eduardo—le llamo,  cuando me mira—luego me presentas al que tocan las trompetas sí?  Por favor —él asiente confundido

Y en mi cara planté una sonrisa siniestra

—Dios!  Esa ropa es de un mercadillo? —exclama la reina con horror

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