Capítulo 41: Los celos de Ranma.

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Estaban en el local donde una vez fueron por un mandado de Nodoka, mismo que fue destruido por Shampoo y reconstruido gracias al dinero de Kodachi que Akane le sacó siendo chico por medio de sus coqueteos.

—Te veías muy contenta con Eizo —reclamó Ranma que jugaba con el helado.

—Claro, porque volvimos a ser amigos y él ya sabe que soy chica y ya no está confundido —Akane saboreaba su helado, se veía muy contenta—. Sí no lo quieres, dámelo —le señaló la copa a Ranma.

—Dejaste que tocara tu rostro —masculló Ranma que miraba fijamente a la chica.

—Sí, sólo para que se diera cuenta que mis facciones son femeninas —contestó Akane que ya iba más de la mitad de su helado.

—Y casi te besa y tú ni metiste las manos —siguió el pelinegro.

—Estaba yo muy sorprendida, él me acarició de una forma que me dejó... —Akane se calló, la forma en que su amigo la había acariciado había sido tan dulce, tan lindo...

—¿Y todavía tienes la desfachatez de decirlo así? —Ranma se molestó, incluso se levantó apoyando sus manos sobre la mesa para inclinarse hacia Akane.

—Ranma —Akane lo miró con extrañeza, parpadeó un par de veces y ladeó su cabeza—. ¿Estás celoso?

—¿Celoso yo? ¡Por favor! ¿Cómo podría yo estar celoso de una chica que parece hombre y que haces cosas de hombre? —Ranma se sentó, cruzó los brazos a la altura del pecho y orgulloso cerró los ojos.

Akane frunció el entrecejo, no dijo nada, prefirió acabarse su helado que ahora le sabía amargo.

—Gracias por el helado —la chica se levantó.

—¿A dónde vas? —interrogó Ranma.

—A decirle a Eizo que me interesa participar en el torneo como su pareja, así que iré a casa a traer los patines y empezar a practicar con él —respondió Akane.

—¡No, ni te atrevas! —Ranma se levantó atrapando la muñeca de Akane.

—¿Por qué no? Al menos él me encuentra muy hermosa y me trata bien —respondió Akane que se zafó del agarre del chico.

—¿Quién me enseñara la técnica del carrusel? —dijo mirando hacia otra parte.

—Dile a mi papá, él siempre está dispuesto a enseñar mientras haya dolor de por medio —Akane salió de la heladería.

La chica iba con el ceño fruncido, Ranma era un imbécil sin lugar a dudas, aunque haya negado sus celos sin necesidad de haberle dicho lo demás, hubiera estado bien, pero el muy idiota tuvo que abrir su bocota e insultarla. Miró su reflejo en un ventanal de una tienda de ropa. Suspiró con pesadez, sus ropas eran de hombre y no le hacían justicia a ese cuerpo de infarto que poseía.

—Pero seguro terminaré destruyendo cualquier vestido que me ponga —habló con tristeza, recordando que los pocos vestidos que se había puesto no le duraron ni medio día.

Vio a un par de chicas que salían de la tienda, muy contentas con sus bolsas de compras, diciendo los hermosos que eran los vestidos que habían comprado, las jóvenes al verla se quedaron calladas y la miraban como si se tratara de una persona con sarna o algo peor y empezaron a cuchichear mientras le dirigían miradas despectivas, como si ella no mereciera estar ante la presencia de esas chicas, Akane no necesitó quedarse más y prefirió marcharse de ahí.

Akane y medio PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora