Capítulo 32: Los Tendo y Ranma van a la montaña.

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Ranma estaba entrenando en el dojo, desde que regresaron de las montañas nevadas se la pasaba mínimo dos horas ahí. El chico daba patadas en el aire, saltaba y daba puñetazos, daba volteretas cuando se elevaba más alto, recordaba la pelea que tuvo Akane con la anciana, había quedado sorprendido por las habilidades de lucha de su prometida, su velocidad y su fuerza.

«Es cierto, todo este tiempo no he entrenado lo suficiente, por eso Akane me está ganando, ella y su padre se la pasan entrenando todo el tiempo y yo no» pensaba Ranma mientras partía un pedazo de madera con su puño.

El chico respiraba agitado, ya había entrenado por dos horas y media sin tomarse un segundo de descanso, estaba tan concentrado en su entrenamiento que no se percató de Akane quien estaba recargada sobre el marco del dojo con los brazos cruzados.

—Mi tía Nodoka me pidió que te avisara que ya está la cena, sólo que ya pasó quince minutos —habló Akane que sonrió.

—Gracias, ya voy —respondió Ranma que le dedicó una mirada extraña.

—Ok, lo estás haciendo estupendamente, Ranma —animó Akane antes de irse del dojo.

—¿Akane más fuerte que yo? No, sólo me he dejado, pero ella no es más fuerte que yo... —musitó Ranma sin dejar de ver a la puerta.

• • •

Llegó a la mesa después de darse una ducha rápida, Akane estaba peleando con su papá que estaba convertido en panda, los dos peleaban un trozo de bistec, la chica lo estaba empujando con su pierna mientras que con la mano derecha sostenía el plato codiciado.

—¡Tú ya te comiste el tuyo, este es mío, panda estúpido! —gritó Akane que le dio un puñetazo en la cara al panda, sacándole sangre de la nariz y tumbándolo al suelo.

Akane se había vuelto más fuerte desde la pelea con Cologne y eso lo demostraba al derribar más rápido al panda. La vio comer feliz su bistec, al parecer tenía un mejor sabor después de pelear por él.

—Gracias por la comida —habló Ranma que apenas probó sus alimentos, se levantó extrañando a la familia, Akane se estaba metiendo un trozo de carne a la boca, mirándolo con desconcierto.

• • •

Akane estaba algo extrañada por como Ranma se estaba comportando con ella, desde que regresaron de las montañas nevadas, él ya no solía insultarla, ni la molestaba, andaba como ido en sus pensamientos y cuando llegaban de la escuela el chico de la trenza salía a correr y luego a meterse al dojo por largo tiempo, lo veía hasta el anochecer cuando iban a cenar.

—Eh, Ranma —llamó Akane al chico que caminaba sobre la valla, los dos iban a la escuela—. ¿Por qué últimamente te la has pasado callado?

—No tengo nada qué contar —respondió Ranma sin importancia, cruzó sus brazos tras la nuca.

—Ah, ya sé, estás molesto por que me he comido tus postres desde hace tres días —habló Akane con inocencia.

—¿Te has comido mis postres? —reaccionó el chico.

—Sí, como después de comer luego te vas al dojo o a correr, no había quien se comiera tus postres... bueno, en realidad sí, pero yo les gané —recordó Akane su pequeña pelea con su papá y Genma.

—No, no es eso Akane en realidad es que tú... —se quedó callado, quería decirle que ella era más fuerte que él y que estaba dispuesto a superarla, pero al ver la mirada de la chica, prefirió callar—. Eres muy molesta, no me gusta que me observen mientras entreno.

Akane y medio PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora