Capítulo 42: Un pervertido en la escuela

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A Ranma le estaba costando mucho dominar esa técnica del carrusel, durante una semana a duras penas había alcanzado a dejarle una marca a tres caballitos, y siempre salía volando para terminar estampado en alguna parte desconocida. Le dio mucha risa cuando Akane fue a buscarlo y no se dio cuenta que ella había entrado a la casa de los espantos, saliendo corriendo como loca y gritando como si la quisieran matar, por su burla se ganó un par de puñetazos.

—¡Ya cállate! —exigió Akane a Ranma mientras regresaban a casa.

—Es que si hubieras visto tu cara —Ranma le picó la mejilla.

—¡Qué te calles! —Akane le dio otro puñetazo estampándolo en la pared.

—Sal-vaje —Ranma resbalaba como gota de agua en un cristal.

Estaban en la clase de deportes, cuando escucharon los gritos de jovencitas, tanto Ranma como Akane corrieron para saber qué es lo que estaba ocurriendo a sus compañeras, Ranma fue el primero en llegar y vio a sus compañeras que se cubrían las piernas con la falda.

—¿Qué pasó?

—¡Un pervertido que nos levantó la falda! —exclamó una chica llorando.

—¿Dónde está? —preguntó Ranma.

—No lo sabemos, el muy desgraciado fue muy rápido —dijo otra compañera que consolaba a su amiga.

—El muy degenerado hundió su cara en mis senos —habló otra chica que se sentía ultrajada.

—Traía un pasamontañas... y preguntó por los Saotome, seguro tú lo conoces —señaló una chica acusadoramente a Ranma.

Ranma vio que sus compañeras se quedaron con cara de idiotas, parpadeó y volteó a ver, Akane estaba atrás de él convertida en chico.

—¿Cómo...?

—El sistema de riego se activó —masculló Akane con cierto enfado.

—¡Ah, sálvanos, hay un pervertido en la escuela Furinkan!

Ranma salió volando cuando las chicas corrieron hacia el rubio y Akane estaba con los ojos bien abiertos al verse rodeada por ellas y abrazándolo, llorando sobre ella como niñas indefensas. Akane tragó saliva y se estaba poniendo muy nerviosa, pues las chicas andaban tentando sus músculos, su torso y las manos de ellas estaban de traviesas. Las pervertidas eran ellas.

—Haz algo —pidió Akane a Ranma, se notaba horrorizada al sentir esas manos sobre su cuerpo.

—Sí, iré a buscar al pervertido, tú quédate con tu harem de chicas —sonrió Ranma travieso aunque por dentro sentía envidia.

—¡Maldito! —Akane extendió su mano para intentar alcanzar a Ranma, pero este se dio la vuelta y se fue corriendo—. ¡No, chicas, esperen...! ¡Oigan, esas manos... no, ahí no toquen! —el rubio estaba siendo consumido por todas ellas.

Por primera vez en su vida y ojala única, agradeció que Kodachi llegara, agitando su listón magistralmente y emanando un aura asesina, alertando a las chicas que de inmediato dejaron al rubio en paz, las jóvenes se veían atemorizadas y más cuando Kodachi iba a azotarlas con la furia de su listón, sin embargo, Akane no permitió que llegaran a ser lastimadas.

—No se atrevan en su miserable vida ponerle un dedo a mi chico de ojos plateados —amenazó Kodachi con una voz asesina que puso la piel de gallina a todas, incluida Akane.

Las jovencitas salieron corriendo de ahí, aterradas por lo que les fuera a pasar si se quedaban un segundo más, Akane dejó escapar un largo suspiro, pero de inmediato se vio rodeada por los brazos de Kodachi que colgaba de su cuello.

Akane y medio PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora