Capítulo 48: El circo chino

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Ranma se ponía nervioso cada vez que topaba con Akane y no era para menos, tan sólo verla le recordaba el beso que le dio. Akane por su parte también estaba en la misma situación, se ponía nerviosa con la presencia de su prometido, hacía todo lo posible por no encontrárselo, pero resultaba difícil, porque los dos al tratar de evadirse, era cuando más se encontraban.

El beso que se "dieron" en la obra de teatro era sólo el inició que Nabiki necesitaba para hablar de cuando los encontraron en la bañera "dispuestos" a bañarse juntos. Los comentarios de Nabiki cuando estaban comiendo eran bastante sugerentes, haciendo que Akane y Ranma se pusieran como tomates y bajaran la mirada, mientras que todos se les quedaban viendo.

Ranma negoció con Nabiki para que ella ya no dijera más sobre el asunto, suspiró con pesar, pero también aliviado, su deuda con su hermana aumentó, pero ya encontraría salida a eso.

• • •

A la joven Tendo se le hacía tarde para ir a la heladería con sus amigas, por lo que salió de su habitación como un rayo y ya iba bajando las escaleras, cuando un pequeño ruido la distrajo, pisando mal el escalón y que eso provocara que se viniera abajo, cerró los ojos pensando en el buen golpazo que se daría y es que ni tiempo le dio para meter las manos y hacer uso de su agilidad de artista marcial.

—Torpe, mira por donde pisas —Ranma la atrapó por la cintura justo antes de que ella cayera.

—Suéltame, pervertido —contestó Akane molesta por el insulto.

—Sí te suelto, terminaras besando el suelo —Ranma frunció el cejo.

—¿Acaso crees que soy idiota? —Akane estaba perdiendo la paciencia.

—¿Te digo la verdad o te digo que no? —lo logró, la sien de la joven ya estaba palpitando.

—Ranma —masculló la peli azul de forma tétrica.

Ranma la soltó, Akane no se lo esperaba y gritó, pero a pocos centímetros de llegar al suelo, Ranma la volvió atrapar.

—Te lo dije —sonrió el chico de la trenza muy divertido.

—Baboso —la pequeña Tendo lo fulminó con la mirada.

—Ya, lo siento —la ayudó a incorporarse.

Se quedó admirándola, estaba preciosa a pesar de sus ropas chinas masculinas, la miró a los ojos, de inmediato el recuerdo del beso llegó a su memoria, fue entonces que su visión se posó sobre los labios de la joven. Llevó su mano sobre la mejilla de Akane, acariciándola con ternura y torpemente.

—¿P-puedo? —cuestionó titubeante, lleno de nervios y con las mejillas encendidas.

—¿Qué? —Akane se tensó al ver que Ranma se acercó a ella lentamente.

—V-volver a b-besarte... —susurró apenas audible.

Akane tragó saliva, sonrojándose al instante. Esbozó una pequeña sonrisa y tímida asintió.

Ranma estaba muy nervioso, igual como aquella noche. Cerraron los ojos cuando ya estaba cerca de los labios de su prometida, al principio la joven estaba renuente, debido a los nervios que ella sentía, pero a los pocos segundos correspondió tímidamente al pequeño e inocente roce de labios. Se separaron justo antes de que unos pasos se escucharan. Vieron la sombra de Nabiki y se pusieron muy rojos, no querían que los vieran.

—Me voy —dijo Akane.

—Bueno, pero no te acabes todo el helado de Nerima —contestó Ranma.

Akane y medio PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora