Capítulo 57: Conquista a Ukyo.

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Ryoga se notaba molesto, ya llevaba varios minutos al lado de Ranma, recorriendo cada esquina del centro comercial y no daban con los malditos baños, ante eso, el chico de la pañoleta le dirigía una mirada de enfado al ojiazul.

—Ranma, ¿estás seguro que es por aquí? —le preguntó.

—Hombre, claro, es que aquí hay muchos baños y a los que fue Akane se encuentran alejados —respondió Ranma.

«Me aseguraré que te quedes bien perdido por todo lo que queda del año» sonrió Ranma.

El chico de los colmillos miraba con suspicacia al ojiazul, pero al ver que Ranma señaló a una joven de cabellos cortos metiéndose a un lado, hizo que una gran sonrisa se plasmara en su rostro, tomando a Ranma de la mano y dirigiéndolo a dónde vio a ésa joven.

• • •

Akane miraba a Ukyo que seguía sentada en aquella banca, atisbó a todas partes esperando que Ranma no se encontrara cerca, caminó cautelosa, pero antes de llegar hacia la castaña, caminó firme y segura.

—Hola —saludó Akane chico mostrándole su sonrisa más encantadora.

Ukyo abrió los ojos como platos al ver a ese joven, miró a sus lados, incrédula que le estuviera hablando a ella.

—H-hola —respondió algo tímida.

—¿Me puedo sentar a tu lado? —preguntó con una voz seductora, ya le estaba agarrando gusto a usarla.

—Eh...

—Dime, ¿vienes acompañada? —Akane se acercó a la chica, sonriéndole coquetamente.

Ukyo tragó un tanto de saliva, aquel chico era sumamente guapo, en su vida había visto a alguien como él.

—S-sí —respondió, con los nervios a flor de piel, rogando porque Ranma no se apareciera, le agradaba ése joven.

—Oh, vaya, que mal, desde hace rato que te estoy observando y te veo solita, por eso me atreví a venir —Akane se llevó la mano a su flequillo, alzándoselo con vanidad, fingiendo tristeza—. Pero tus amigas no se molestaran por hacerte compañía mientras las esperas, ¿o sí? —volvió a su pose seductora.

—Eh... no, es que yo vengo con un chico —inquirió Ukyo que se puso colorada porque tenía a pocos centímetros el bello rostro de aquel rubio.

—Pues que grosero —refutó el rubio—, ¿cómo se atrevió a dejar a una chica tan preciosa como tú, aquí solita esperándolo? —Chasqueó la lengua repetidas veces en forma negativa—. Eso no se le hace a una hermosa dama.

Ukyo se puso muy roja, ése chico era tan galante y de alguna forma tenía razón, Ranma no debió dejarla sola, después de todo, había sido él quien la invitó.

«¿Y ahora qué hago?» se preguntó Akane al notar que Ukyo no caía con facilidad.

—Pero puedes sentarte —dijo Ukyo que no se atrevía a ver al rubio—. No creo que a Ranma le moleste.

Se sentó a su lado, observando a la chica como jugaba con sus manos. Akane se rascó la cabeza, desesperada, tenía que mover a Ukyo de ahí para que cuando Ranma llegara no la encontrara.

Llevó su mano a la mejilla de Ukyo, dejando a ésta perpleja, acarició la piel suavemente con su pulgar.

—Perdón, es que tenías una pestaña, espero que no te moleste que te haya tocado —dijo, sonriendo con algo de nerviosismo.

Akane y medio PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora