- A veces suceden cosas que te hacen creer en que el destino ya está escrito. Muchos le dicen suerte, otros le dicen aventura, quizá para muchos sólo es coincidencia. También he oído que a lo bueno que te sucede le llaman fortuna, eventualidad, casualidad, señas o cosas que son parte del camino, una colocación de la vida.
Sin embargo, cada quien llamándolo a su manera ninguna me convencía, no creo en ninguna de esas. Creo en la tercera ley de Newton. Las leyes de Newton tratan de modelar una partícula. Pero si modelamos la vida, las leyes de Newton nos servirían para las buenas y las malas.
Acción y reacción, le dicen. Así que yo no le llamo suerte, le llamo física. -Le explicaba a Adán mientras nos dirigíamos a E.D.B.
Ya era jueves, que rápido se me pasaban los días con Adán.
Llevábamos el mismo libro "estrellas fugaces". Se puede decir que hice trampa, pues yo ya lo había leído. Pero leerlo con Adán era una sobreentendida y total acción distinta.
Es como cuando escuchas una canción que te gusta mucho y llega un alguien, un alguien que se vuelve importante para ti.
Y esa canción se la sabe, entonces cuando tú cantas éste comienza a cantar contigo y te sorprende, te sorprende porque no esperabas que hubiese más perfección con él. Así era leer con Adán.
Te satisface leer, pero leer mientras de reojo lo ves a él era algo completamente distinto. Tan sencillo, tan serio, tan entrado en la historia, tan él. Que cuando se percata de que lo estás viendo rápidamente alza la mirada y sus ojos te ven.
Y las miradas coinciden. Y te sonrojas y le sonríes. Te sientes como una niña pequeña luchando por no comerte el pastel que hay frente a ti.
- Altaira, ¿has pensado en escribir un libro de teorías? –me preguntó Adán juguetón.
- No, honestamente jamás se me ha dado eso de escribir –le respondí yo.
- Algún día haré que escribas y que te des cuenta de que lo haces bien, lo he notado con tus mensajes de buenos días –me dijo él algo sonrojado, lo que provocó que yo me sonrojara más.
- Darte los buenos días a ti es totalmente distinto a escribir algo que miles de personas van a leer y no saber si les gustará –le dije.
Estábamos en la entrada del local y ninguno de los dos entrabamos.
- Si un día llegases a escribir algo, ¿seré el primero en leerlo? -me cuestionó él, acercándose a mí como siempre lo hace cada vez que quiere romper la distancia.
- Adán, es más que obvio que sí, ¿viceversa? –le pregunté viéndolo a los ojos.
Se quedó callado, hizo una mueca y se metió al loca.
Algo estaba mal.
Me metí tras él y nos dirigimos a la mesa. Me senté mientras observaba por la ventana a la gente que pasaba.
- ¿Entonces no soy la primera? –le cuestioné como si no fuese importante.
- Me das un minuto –dijo y se levantó de su asiento dejándome sola en aquella mesa.
Noté que se dirigía hacia la barra, con mis ojos intenté seguir lo que hacía pero no podía ver, tenía alguien frente a mí y me di cuenta demasiado tarde de quién era.
- ¿Altaira? –dijo con voz de sorpresa.
- ¡Vania! –Inmediatamente me levanté y la abracé- ¡Dios mío, hola!
- ¿Viniste sola? –me preguntó.
- No, he venido con Adán él es mi... -me quedé dudosa pues no sabía cómo presentarlo, ¿mi qué?
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La galaxia y luego yo.
Novela JuvenilPRÓLOGO Estar sentada frente a una computadora y sentir que el mundo se cierra ha sido uno de los momentos más incómodos de mi vida. Sabes que eres bueno en escribir y que si te lo propones logras grandes textos, así que esperas escribir un gran pró...