Capítulo 28

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Camila

-Pásame las llaves- extendió su mano.

-Lauren, es un hotel- explique- se usa tarjeta.

-Me vale, solo dame la puta tarjeta.

-No- dije fingiendo seguridad.

-¿Qué? - me miró con fastidio y exhausta de todo.

-Qué no.

-Dame la puta tarjeta- dijo despacio.

-No, Lauren. Hasta que te calmes.

-Vete a la...

-Cuida tus palabras.

-Solo dámela- volvió a gritar exasperada.

-Lolo, no.

-¿Qué quieres?

-Que te calmes y podamos hablar de lo que hiciste allá atrás- señalé el ascensor.

-Ya te dije que no iba a hablar.

-Error, me dijiste que no me ibas hablar dentro de ese cubo de metal, ahora estamos en la puerta de la habitación así que: ¿Qué pasó allá atrás?

-Que te importa-dijo hostil.

-Lo suficiente como para pedirle a Lucy que venga por ti.

《Mala jugada Camila》

《-YA LO SÉ, NO LO PENSÉ BIEN, ¿OKAY?》

-Dame las llaves, Karla.

-Lauren- chille- no me gusta que me llames así, y no son llaves.

-Dame la maldita tarjeta, entonces-gritó y me acorraló contra la pared.

-Lauren, si te vas a acercar así- trague saliba- al menos...bésame.

-Seria como darte un premio- dijo con voz ronca y se acercó más rozando nuestros labios y cerrando los ojos- y lo que hiciste allá no lo amerita- se alejo y volvió atender su mano.

-¡No hice nada!- la empujé- al carajo.

Le tiré las llaves al piso y me dirigí al vestíbulo, exactamente a las escaleras de emergencias.

Muy en mi interior suplicaba porque Lauren me detuviera y me empujará contra la pared y me desvistiera. Pero,  ni una ni la otra. Continúe caminando con paso tranquilo.

Subí la escalera. Cada escalón era mas amargo que el anterior. Ella ni si quiera me detuvo. No dijo nada. Mi corazón estaba estrujado. Y no es por exagerar pero no hay algo más doloroso que esperar tanto de alguien y luego verte en la situación de la terrible desilusión que te produce sentirte patética.

Y llego ese momento en el que toda persona habla consigo mismo, no crean que es una locura, a mi parecer tu mismo eres el único que mejor te entiende.

Hable conmigo misma durante todo el tiempo que estuve subiendo escaleras. Cuando menos lo esperé había llegado a la asotea del edificio.

-¿Pero que...- abrí la puerta, esperando a que no estuviera bloqueada o que por lo menos cuando logrará abrirla no hubieran cámaras o me sacarían del hotel. La puerta era enorme y muy gruesa, no lo malpiensen, estoy hablando de la puerta. Estaba un poco oxidada.

El Vuelo (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora