❤ Veintinueve ❤

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No tenía idea de qué diantres le pasaba a mi cuerpo que se había paralizado con tan sólo verle. No era haki del rey lo que él poseía, pero por alguna razón me sentía poderosamente atraída por aquellos lujuriosos ojos lilas.

No simplemente estaba en shock, su mirada era un potente imán que impedía que mi cuerpo se movilizara. Quizá era alguna clase de fruta extraña del tipo paramecia. Pero aún mi cerebro no podía procesar la distinción de lo ficticio y la realidad. De que ésta pesadilla realmente esté sucediendo y que por vez primera, no sería capaz de luchar por mí misma.

Estaba completamente débil, vulnerable, próxima a vivir un hórrido delirio en carne y hueso.

Hasta que finalmente ocurrió.

El ojilila se acercó muy lentamente hacia mí, agarró un mechón de mi pelo azabache y lo comenzó a oler como un verdadero lunático. Luego pasó su lengua por mi cara, lo que la dejó toda mojada y eso me hizo sentir demasiado incómoda. Con su nariz pasó a olisquear lentamente hasta llegar a mi cuello y dejar una mordaz mordida ahí.

Grité, pero él no se inmutaba y seguía con aquel sucio y estúpido juego.

Cosas que yo no quería.

Amaba a Law tanto que me había prometido a mí misma que sólo ne entregaría a él y a nadie más.

Si no era así ¿Con qué cara podía verlo?

Aunque no podía hablar porque sabía que iban a empeorar las cosas si lo hacía. Un deseo, un anhelo, tan febril dentro de mí; rezaba de que Law viniera a rescatarme como los príncipes azules de aquellos cuentos en los que yo no creía.

Quizá podrían ser reales aquellos términos que usaban como: "Verdadero amor" , "Beso que despierta a la princesa de un sueño profundo" , "El amor siempre gana" , etc.

Pero ahora sólo tenía un único pensamiento dentro de la cabeza.

Detente.

Detente.

Detente.

Detente.

Tú, monstruo sin corazón.

*
Los marines se multiplicaban como ratones dentro de la cubierta. Vencíamos un buen mogollón de ellos y aparecían más y más, como si su aquel número de gente no tuviera fin.

Mientras yo usaba mis salas de operaciones, Luffy ejercía constantemente su haki de armadura, del rey, su gear second, su gear sado; que lograba liberarnos de aquellos odiosos marines que se aglomeraban como ratas de laboratorio.

Bepo y los demás luchaban con todas sus fuerzas para acabar con la muchedumbre que verborreaba cosas como que el mal nunca iba a vencer.

¿Pero acaso existía el blanco y negro absoluto?

¿Acaso ellos se consideraban seres alados traídos del cielo?

Me enojé al pensar que los sucios marines nos metieran a todos en un mismo saco y que ellos actúen como pan de dios.

Seguía luchando, mi katana se movía ágilmente cuando atravesaba aquellos cuerpos que atravesaban el barco. De forma feroz cual lobo, deseando acabar con su dignidad y verlos mutilados sobre el océano azul y sobre el suelo, arrastrándose por instinto de supervivencia.

Si estuvieran muertos, no vería sus divertidos rostros que anunciaban "Retirada" Mientras yo disimuladamente volteaba para reirme de forma tenue y apagada.

Pero junto al intenso sol abrumador, empecé a hostigarme y enfadarme por el calor.

Quería terminar de una vez por todas. Que la paz llegara de una maldita vez.

Quise ver a Kaede en alguna parte para presenciar cómo eran sus técnicas en la batalla.

Pero no estaba.

Por ninguna parte.

Ni en la cubierta ni luchando.

La había perdido de vista, comencé a inquietarme, necesitaba verla y saber que se encontraba a salvo.

Que no le hubiera pasado nada a mi Kaede.

❤¡Love and dance! ❤ [One piece fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora