❤ Cuarenta y cuatro ❤

36 3 0
                                    

''Tú viviste en aquella vez que te conocí.

Creciste en mí sin que yo me diera cuenta.

Hiciste brotar tus ramas y flores, habitando en mí, como si yo fuera un acogedor hogar en el que hubieras encontrado donde estar.

Entraste sin darte cuenta de los cambios que causabas en mí, era como un ritmo acelerado que sentí dentro del pecho. Que saltaba... Y tú seguías acomodándote en un espacio de mi corazón.

Me elegiste yo te elegí a ti. Tú viviste dentro mío sin problema alguno, pero ahora me pregunto... ¿Pude yo entrar a tu corazón cuando nuestras miradas se cruzaron e hicieron eco?

Sé que hicieron eco...

Gracias por devolver el color a mi vida y quitar el polvo que cubría mi cuerpo, mi vida estaría vagando sin sentido por las olas... Si es que tú no hubieras aparecido allí, siendo tu sonrisa el farol que necesitaba, realmente...

Muchas gracias''

***

Law había construido una balsa con hojas de totora que se encontraban en abundancia en el suelo húmedo.

Cuando me acerqué para ayudarlo, me dijo que él quería hacer ésto solo.

Al momento de ver una tierna sonrisa dibujada en su semblante, supe que de alguna manera quiso sorprenderme con lo que hacía, pensando quizás en la mejor balsa de todas. Aunque yo sólo quería algo simple para llegar a nuestra pequeña isla lo más pronto posible, no pude más con mi corazón acelerado y le di un beso en la mejilla.

La tez de aquella zona cambió a un color carmín como el de las cerezas. Se hallaba un poco enfadado porque ahora se encontraba vulnerable frente a mis caricias, depistándolo en lo que hacía.

- Algo simple solamente.

Suspiró.

- De acuerdo, y yo que quería mostrarte...

- ¡Quiero ir a ésa isla ya!

Con una balsa normal y simple, como tenía que see. Hicimos nuestro pequeño viaje hacia la pequeña islita a quien bautizaríamos con sólo pisarla. Estaba tan emocionada, enérgica, con el corazón galopante cual veloz carrera. 

No porque simplemente fuera una isla, sino porque era nuestra.

En cuanto desembarcamos, fuimos rodeados por un montón de flores creciendo en el suelo, rosales gigantes, animalitos dulces que nos daban una cálida bienvenida. Yo acaricié a un venado, algo que creí que nunca podría hacer en toda mi vida. 

Una redondela rodeada de rosas de todos los colores, se encontraba en el centro de la pequeña isla. Los pájaros del cielo cantaron una bella melodía con sus dulces trinos, formando como una especie de vals. 

Entonces Law hizo una reverencia frente mío, un ''¿Quiere bailar conmigo señorita?'' fue pronunciado por sus labios. Como acto reflejo hice la reverencia que me correspondía y fue sólo entonces, que él me tomó suavemente de la cintura y yo rodeé su dedo pulgar con mi mano.

Una atmósfera romántica nos envolvió por completo, llevándonos a nuestro lugar feliz. En ese momento no nos importaba nada más, sólo nuestra propia existencia en ese mismo lugar era lo que me hacía querer brillar cada vez más. El deseo de que sus labios tocaran los míos, ser una con él. Nuestros pies moviéndose al compás del melifluo vals que nos regalaban los dulces trinos de las aves, dejándonos llevar por la melodía.

Todo aquel tiempo estuve pendiente de su mirada fija en mis ojos grises, de la fuerza de su alma que reflejaba su mirar en todo lo que le rodeaba. Del tesoro que conservaba muy adentro a pesar de que erróneamente él siempre había creído que jamás lo tendría.

Qué tonto había sido.

Pues tenía todo un paraíso allí adentro.

Acordamos en que cuando volviéramos de nuestro gran viaje por todo el Grand Line, regresaríamos aquí, a nuestro lugar en dónde pertenecemos estar, a nuestra isla.

- Kaede...

- ¿Sí amor mío? - pregunté embriagada por el placer.

- Necesito decirte algo...

Law se separó de nuestro baile y acto seguido, se puso de rodillas frente a mí. Tardé algunos minutos en procesar lo que estaba a punto de ocurrir. Cuando creí que ya me encontraba sumergida en la felicidad absoluta, me pareció imposible que aquella dicha pudiese llegar a más. 

Mi doctor sacó una pequeña cajita del bolsillo trasero de su pantalón, que al abrirla me mostró un precioso anillo cubierto con piedras preciosas que causaban un resplandor cegador y único, ante la luz plateada de la luna.

- No puede...

- Yo también quiero ser uno contigo Kaede, mi vida no tenía sentido hasta que tú llegaste a ella. Eres simplemente radiante y hermosa, resplandeciendo en todo lo que haces. Cuando bailas o cantas, es como si una estrella hubiese caído del cielo. Creo que no tengo más palabras que decirte, creo que no es necesario cuando transmitimos nuestros sentimientos a través de la música y el baile.

<< Ante todo ésto... ¿Me harías el honor de ser mi esposa?


❤¡Love and dance! ❤ [One piece fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora