Aliados a la causa.

210 33 53
                                    


Arriba, el actor Alex Pettifer,quien interpretara al  general elfo, Laris.



La música era suave. Los acordes languidecían en medio de los concurrentes, trayéndoles a memoria antiguas hazañas, anécdotas perdidas de gloria y de conquista, de amores fugaces que tuvieron que dejar ir al terminar la guerra. Era una celebración ostentosa, llena de vida y de alegría, en festejo del regreso sano y salvo del príncipe heredero,a su hogar, a la luminosa Avarum, que en esa noche estrellada invitaba a cada criatura en el  reino a sumarse a su regocijo. 

Ahren había vuelto.

Él tomaba de su copa de aguamiel con parsimonia, llevando su mirada gris hacia los concurrentes, viéndolos a todos, y al mismo tiempo sin ver a ninguno.

Los manjares se distribuían entre los comensales. Apetecibles cortes de carne, condimentada con miel y especies, panes de mantequilla con semillas de sésamo, verduras de toda clase y color cocidas al vapor y adobadas con óleo de menta, pastelillos de limón, y peras embebidas en licor, guindas y cerezas almibaradas...Todo un deleite culinario del que hasta ahora Ahren, no había probado un solo bocado.

-¿Te encuentras bien?-le preguntó su padre,a su lado- Te noto desmejorado,e inapetente...Quizás te seria mas provechoso descansar...Yo me quedare un poco más. Nuestro pueblo esta feliz de verte con bien, y no quisiera desdeñar su alegría marchándome antes de tiempo...Pero puedo excusarte a ti...Todos están al tanto de las penurias que has soportado...Ve y descansa-.

Ahren asintió, dando como bueno el consejo de su padre. Realmente su ánimo no se encontraba apto para ningún tipo de festividad. Había invocado el Batiamen, transfiriendo su esencia a la compañía de Caleb,y eso lo tenia tranquilo, pero la rapidez con la que los rumores de su rescate corrían le creaban una nueva ansiedad ¿Llegarían pronto a esas tierras malditas?¿A los oídos del eremita?¿Antes de aquel día en que debería presentarse delante de su presencia?

Aún seguia buscando entre los libros de magia de los suyos un hechizo que creara la contraposición. Corrían contra el tiempo.

- Dices bien padre...Iré a descansar...Padre-lo saludó inclinado con respeto su cabeza, luego se dirigió a su madre, que estaba al lado de este- Madre-.

Luego de despedirse de ellos, comenzó a descender de la tarima donde su mesa real estaba levantada. Vio a su padre hacerle una señal a Laris, que se encontraba conversando amenamente con uno de sus capitanes, y entendió que no le permitiría irse sin escolta. 

Se detuvo esperándolo, y el rubio general lo alcanzó en dos pasos.

-Majestad-le dijo acompañando sus palabras con un gesto de su mano que lo instaba a caminar delante suyo-.

Ahren así lo hizo, dejando junto a Laris el festejo, para recorrer los largos pasillos espejados que lo conducirían a su cuarto.

-¿Te lastimaron de alguna forma?-le preguntó este mientras caminaban, y él algo extrañado de su pregunta, se volteó y lo miró a los ojos.

- No...no me hicieron daño alguno-le dijo en respuesta. Se conocían desde la niñez, y eran lo suficientemente cercanos como para hablar con sencillez y sin tantos adornos, por lo menos cuando el resto de los suyos no los estaban observando.

-Bien por ellos.Si solo te hubieran tocado un cabello...-dijo Laris, dejando flotar en el aire una amenaza latente.

Ahren observó su tensa expresión, y le dedicó una pequeña sonrisa que lo animaba a sosegarse. Él conocía bien la efusividad que lo solía poseer cuando algo o alguien amenazaba su persona.

Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora