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Hey, chico de la iglesia.

Casi nunca nos veíamos los domingos.

Por eso ese domingo era especial para mí. Y no sólo por eso.

En la misa cuando llegamos a la iglesia después de un evento, te sentaste junto a mí.

Qué sorpresa.

¿Y sabes qué fue lo más especial?

Que me agarraste la mano.

-Lu.

Hey, chico de la iglesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora