Jordan.

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—Jordan

—¿Sí?

—Te he echado de menos —Admito.

—Dudo que tanto como yo a ti.

Me abraza, con calidez. Tres años ¡Tres miserables años sin mi hermano!

Él era lo único que tenía, y se lo llevó, mi padre se lo llevó, no tenía a nadie, mi madre era como si no existiera en ese momento, ella estaba pasándolo peor que yo, y lo malo, es que ella aún, hoy en día,  sigue enamorada del hombre que se hace llamar mi padre.

Aún me acuerdo de sus discusiones, oía a mi padre gritar a mi madre, oía a mi madre sollozar, y me oía a mi misma llorar. No se daban cuenta de que yo sufría.

Mi hermano que entonces tenía casi 18 años (uno menos que yo ahora), se iba de casa para no escuchar a nuestros padres discutir, otras veces ponía la música a tope y la mayoría de las veces me consolaba.

—Ven, pasa —lo invito a pasar.

Le pregunto por papá, no le guardo rencor, no me agrada, pero al fin y al cabo sigue siendo mi padre. Me dice que está bien y dejamos el tema, no quiero volver a lo de siempre, mis recuerdos dañarían mi ser de nuevo, y ahora debo de disfrutar el tiempo con mi hermano.

—muy guapo Jordan ¿Ya te ha robado el corazón alguna chica? —Digo riendo.

—Es algo complicado, nos queremos pero la situación que tenemos no es de lo mejor, su padre es el jefe de papá y casualidad, su madre la abogada de mamá cuando se separaron…

¿Coincidencia? Mucha.

—¿Papá vive contigo?—pregunto.

—No, vive en España, pero como la empresa es de aquí, viene de vez en cuando, viaja mucho, su trabajo lo requiere.

—Bueno, háblame de ti, no estás aquí para hablarme de papá. —digo sonriente.

—Pero si eres tú la que me has preguntado, tonta.

—Un respeto a tu hermana, que de tonta no tiene nada.—digo entre risas.

Sí, echaba de menos esto, y mucho.

—Pues me vine aquí por papá, él me dio un piso y me consiguió trabajo y ahora estoy estudiando—me dice contento.

—¿Qué estudias? Hace años, en tu época de ‘’soy un guarro, soy guay’’ querías ser ginecólogo y me acuerdo que yo te perseguía por toda la casa con una zapatilla para que cambiaras de opinión, dime que esa fase se acabó, por favor. —los dos reímos mientras yo hago como que suplico. Ambos sabemos que es verdad.

—No tranquila, esa fase acabó.—Suspiro de alivio y ríe— Estoy estudiando empresariales, la medicina no es lo mío.

—Tampoco lo mío.

Jordan me invita a comer y después me invita a un panettone, que es una especie de bizcocho gigante con frutas.

Antes de irnos, me da su dirección. Vive en un apartamento y al igual que yo en el centro histórico de Milán, cerca de Piazza Duomo, un buen sitio.

—Vale enana, cualquier cosa que necesites, avísame. —me dice y besa mi frente.

—Por su puesto, no te voy a dejar en paz, ahora que se dónde vives, vamos a recuperar el tiempo perdido, ¿No?

—Claro que sí. —Me alejo de él para ir andando hasta mi casa que queda cerca.

—¡Shanon! —grita Jordan, lo veo acercarse ¿Qué quiere ahora?

—Dime.

—Se me olvidaba, como vea a un chico acercarse más de lo debido a mi hermana, le pego hasta que te deje en paz. —Dice y rio, hermano sobreprotector al ataque.

—Eres un hermano infantil e inmaduro —reímos— Pero tranquilo, de momento no te tienes que preocupar por matar a nadie.

Beso su mejilla y me marcho.

Al llegar a casa me pongo a estudiar, sin si quiera percatarme de la presencia de Janet.

—Shanon.

Levanto mi rostro para encontrarme con el de Janet.

—Hola Janet.

—¿Qué tal la noche?—me pregunta.

Interiormente me debato en si debería contarle a Janet sobre mi pesadilla de esta noche, decido que posiblemente sea lo mejor así que se lo cuento detalladamente mientras lágrimas caen por mi rostro al recordar al hombre.

Sigo cabizbaja, pero decido contarle lo que me ocupa ahora.

—No me ha dado tiempo a contarte varias cosas…

Janet se separa de nuestro abrazo para mirarme expectante. Tiene curiosidad.

—El otro día conocí a un chico.—digo yo.

Janet frunce el ceño.

—¿Cuándo es el otro día?

—Janet, ya sabes que yo le llamo el otro día a todo menos al otro día —Ríe.

—Entonces lo conociste ayer.—Afirma ella y asiento.

Empieza a dar saltitos de emoción, ella piensa que un chico me ayudará a ver las cosas de otro modo, todo lo contrario a mis pensamientos respecto a un chico.

—¡Dime, y como es!

–Pelirrojo —Es lo primero que se me viene a la cabeza para describir a Derek— He de admitir que es muy sexy.

Su sonrisa sigue intacta en su rostro.

—Pero lo importante no es eso —sigo— Él… conoce a Jordan y…

Janet no me deja seguir.

—Espera, espera. Déjame procesar. Demasiada información junta, creo que no he entendido bien. Jordan… ¿Jordan? —Pregunta para ver si hablamos del mismo y asiento— ¿Qué?

La noticia no se la esperaba, ni de lejos.

—¿Puedo seguir?— Pregunto.

—Sí, sí.

—Pues esta mañana, ha venido a casa y me ha invitado a salir a comer.

—¿Quién? ¿Jordan? —pregunta atónita.

—Sí, yo tampoco me lo creo, pero creo que no lo he spoñado. —Digo emocionada mientras ella sigue con un desconcierto muy notable.

—Me alegro muchísimo, es lo mejor que te podía haber pasado en estos momentos, créeme.

Asiento, estoy de acuerdo con ella. Obviamente, ella conoce a Jordan.

—¿Vive cerca?

—Sí, aquí, en el centro histórico, como nosotras. —Hago una pausa y le pregunto sobre su día.

—Pues yo he conocido a los amigos de Rubén y Kameron. —A saber que amigos tienen los novios de estas...

—¿Y qué tal?

—Pues eran unos cuantos, sólo me he quedado con la cara de algunos, he pasado bastante vergüenza, eran unos guarros la mayoría.

—Que raro...—Digo con ironía.

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