Me llamo Derek ¿Y tú?

584 41 3
                                    

Me tengo que vestir, por que aunque sean las cinco de la tarde, soy tan vaga que sigo con la ropa cómoda de casa puesta y eso de hacer la compra por internet no es lo mío, así que no me queda otra que vestirme.

No me pienso arreglar, voy a ir al supermercado que conozco, cerca de la estación Lambrate. Soy presumida y coqueta, pero dudo que vaya a encontrar al amor de mi vida mientras esté comprando la comida en el súper. Sería totalmente inimaginable. 

Ordeno mi habitación y cuando bajo hasta la cocina, meto los platos en el lavavajillas.

Si no fuera por mí, esta casa sería un desastre, mas, la casa es mía así que no puedo poner ninguna queja a nadie, como mucho regañarme a mí misma por el gran desorden.

Cuando está todo más o menos bajo control, cojo el bolso con el dinero y meto la lista de la compra dentro del bolso, por una vez no se me olvidará la lista de la compra encima de la mesa.

Salgo a comprar y cuando estoy saliendo de la urbanización me encuentro con Owen.

Owen es mi vecino y mejor amigo, pero alguna vez llegó a ser más que eso.

Por suerte nos dimos cuenta a tiempo de que no éramos el uno para el otro y quedamos en mejores amigos de nuevo, nada ha cambiado. Por raro que parezca seguimos teniendo la misma confianza de siempre.

—Hola Shanon lo siento tengo mucha prisa luego te llamo, adiós— Me dice tan rápidamente que no me da tiempo a decir nada por que ya se ha ido, ha hablado tan rápido que le he entendido de puro milagro.

Sigo mi rumbo al supermercado, me quedo pensando en mi vida y en por qué estoy aquí. Por qué decidí dejarlo todo, y solo recuerdo dolor en mi pasado, así que prefiero dejar el tema y pensar en algo alegre, pero en cuanto voy a pensar en el tema que evadirá el anterior me doy cuenta de que ya he llegado al súper y otras cosas inundan mi cabeza, como por ejemplo lo guapo que es el chico pelirrojo que tengo frente a mí.

Vuelvo a la realidad cuando una señora mayor pasa por mi izquierda y su carro de la compra me arrolla sin cuidado alguno.

Grito por el inesperado golpe y la señora tiene una cara un poco difícil de descifrar.

—Hay que ver con los jóvenes de hoy en día -Murmura en un italiano a penas entendible.

—Yo... lo siento

Entonces escucho una risa, alguien se ríe de mí ahora mismo y mi curiosidad hace que me dé la vuelta hasta encontrarme con los ojos verdes del pelirrojo que me distrajo.

—No te rías, no hace gracia, me duele el pie. Y mucho.—digo haciendo un puchero, de verdad me duele, con suerte se queda en un golpe y ya.

—Lo siento, es que no he podido evitarlo —Dice entre risas—  Me llamo Derek, preciosa ¿Y tú?

Había oído que algunos italianos eran muy halagadores, ahora mismo lo acabo de comprobar. Sí lo son. Aún que pensé que en Milán no serían así.

Me debato mentalmente en si decirle mi nombre o no, pero con lo guapo que es y teniendo en cuenta que él me ha dicho el suyo, no va a pasar nada ¡Encima es guapísimo!

—Me llamo Shanon, encantada.—Me presento y vuelve a piropearme, ahora con que mi nombre es tan precioso como yo, típico piropo. 

De repente me acuerdo del atuendo que llevo puesto y me avergüenzo.

Empiezo a andar y mi pie verdaderamente duele más de lo que pensaba.

Mientras él me acompaña a comprar algunos productos, me pregunta sobre típicas cosas para empezar a conocernos, está yendo muy rápido... Es un pesado. Guapo, pero pesado, ¿por qué me sigue?

—¿Sabes qué? Me recuerdas a un amigo, tenéis cierto parecido físico.—Me dice Derek.

—¿Me estás diciendo que parezco un chico? —Pregunto riendo.

—No, sólo que os parecéis, ¿Tienes un hermano o algo?

—Sí, pero no sé nada de él desde que mis padres se separaron hace tres años.—Contesto algo melancólica ante el recuerdo.— dudo mucho que sea él.

Seguimos con la compra mientras me agarro a su musculado brazo para no dañarme más el pie y cuando salimos del supermercado me ofrece llevarme a casa, aún que no esté muy lejos de casa, el tener que andar con tres bolsas de comida no me hace especial ilusión.

Solo el pensar que he conocido a un chico guapísimo por que me he cegado con su belleza en el supermercado y que una anciana me ha arrollado por culpa del pelirrojo Derek que tiene un nombre muy sexy al igual que él, me parece un poco raro, pero el ir en un coche con él me gusta.

Lo miro de reojo durante el cortísimo trayecto hasta mi casa, y me fijo en sus pecas y sus labios gruesos. No suelo tratar con chicos tan guapos, pero espero que eso cambie.

Me regaño mentalmente.

¿Qué hago pensando en chicos? No voy a tener pareja, todo me sale mal y necesito mi matrícula de honor en la universidad. Como mucho en seis meses, cuando llegue el verano, podré tener uno durante los tres meses de vacaciones, pero no creo que sea buena idea, me encariño muy fácil y si me llegara a enamorar lo pasaría muy mal.

Al llegar a mi urbanización me ayuda a llevar las cosas hasta la puerta.

—Jordan. —Dice de repente antes de irse.

Quedo atónita por ese nombre.

—¿Qué?

—Jordan, mi amigo, el que se parece a ti, se llama Jordan.

Abro mis ojos como platos.

 —Mi hermano se llama Jordan.—Digo tartamudeando.

Appassionata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora