Capitulo siete

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5:42. Era la hora que mi celular marcaba mi celular cuándo iba en camino a Starbucks, ya de vuelta a Miami. Generalmente después de las excursiones, mi costumbre era llegar a comer un aperitivo y relajarme después de haber aprendido un día fuera de la escuela. Mi tiempo para relajarme era sentarme en una de las sillas más alejadas, con un frapuccino que mi garganta no quería tragar y mi cabeza doliéndome. Mi día había sido un desperdicio, uno de los peores días de mi vida, sin duda.

Mirando el paisaje gris y lluvioso que había fuera de la ventana de cristal junto a mí, jugando con mi bebida que casi no había bebido, sintiendo refunfuñar dentro de mí. Mi estómago tiene hambre, pero no tengo ningún deseo de comer o beber algo. Tenía un codo apoyado en la mesa y la cabeza descansando sobre mi mano, mientras la otra se distraía con el vidrio, yo tenía mi mandíbula tensa, sin siquiera darme cuenta que alguien se acercaba lentamente.

Vi a alguien sentarse en la silla enfrente de mí, y sin siquiera mover mis ojos, reconocí a esa persona como Lauren Jauregui. La única explicación, era que estaba falta de sexo, y por eso me perseguía. Sin decir nada, ella me miro, con sus manos en su regazo y un poco insoportable. Incomoda por su presencia, gire mis ojos para ver las gotas de lluvia que caían encima de la ventana.

-¿Se te perdió algo?- murmure sin mover alguna cosa que no fueran mis músculos faciales. Lauren continúo con su sonrisa antes de levantar una de sus manos y ponerla sobre la mesa, cerrada en un puño y responder:

-A mí no, pero creo que a ti sí.

Fruncí mi frente, sin querer o intentar entender, ella abrió su mano, dejo caer una cosa rosa con una pequeña cadena de plata.... Mi llavero.

Sentí mis ojos saltar y mi mandíbula caer cuándo vi a la bailarina balanceándose ligeramente delante de mí. Inmediatamente lo agarre de su mano, agarrándolo con fuerza mientras lo observaba por algunos minutos antes de ponerlo en mi bolsa.

-Eso quiere decir que estuvo contigo desde el inicio- murmuré, muriendo de rabia al volverla a enfrentar- ¿Por qué no me lo devolvió cuándo vio que estaba buscándolo?

-Tu creatividad me conmueve, Cabello- dijo ella, riéndose de mi casa- ¿Para que yo quisiera tu llavero? Fue Reid quien lo encontró y me lo dio, y por eso yo te lo devuelvo.

Continúe mirándola, sin saber si creerle o no. Preferí no preocuparme por ese tema, ya estaba arreglado, mi llavero estaba de regreso conmigo, no me importaba si ella me estaba diciendo la verdad o no. Ella era una idiota y con mayúsculas y ser sincera no la haría menos despreciable.

-Gracias, si eso era lo que querías- respondí, grosera. Era capaz de agradecerle para verla lejos de mí.

- Yo quiero mucho más de ti. - oí a la profesora Jauregui murmurar, con los ojos clavados en mí. - Sé que mi oportunidad va a llegar, y tengo paciencia para esperar.

Sin decir más, ella se levantó y se fue a sentar en otra mesa, junto al profesor Reid, dejándome sola con mis pensamientos y un creciente odio hacia ella. Si antes de la excursión, había decidido contarle a Vero todo sobre Jauregui, ahora no perdería ninguna oportunidad de hacerlo tan pronto como sea posible.

-Mamá, ¿dónde estás?

Seis horas y cincuenta y tres minutos. Estaba parada en la puerta de la escuela, congelándome de frio, hablando con mi querida y puntual madre por celular. ¿Por qué rayos estaba parada en frente del colegio para llevarme a casa si la maldita excursión estaba prevista acabar a las seis y media? Casi media hora tarde, típico de mi madre.

-Disculpa el retraso hija, estaba dormida y no me di cuenta de la hora- ella respondió, un poco nerviosa- Ya voy por ti, cariño, no tardo.
-Date prisa, por favor- murmure, ya no quedaba ningún estudiante en la puerta del colegio. Guarde mi teléfono, con demasiado frio para moverme más rápido. Después de toda esa lluviecita irritante e incesante, vino un frío que nadie esperaba, acompañada por la oscuridad, que parecía que eran las 9:00. Todos dejaron el autobús buscando un ambiente dentro de los coches de sus padres. Tuve que conformarme con esperar unos minutos, sintiendo la punta de mis pies y manos, perdiendo su sensibilidad, mi nariz congelada. Bien mama, gracias por pensar en mí. Distraída con los pocos autos que pasaban por la calle, no percibí, cuándo una persona se acercó a mí y así note su presencia. Levante mi mirada hacia la de esa persona.
-Hola guapa- un chico que no tenía idea de lo que había dicho, con una sonrisa nada agradable en su cara y me miraba de arriba hacia abajo. Él debía tener unos 19 años, alto, delgado y con los dientes muy amarillos. Usaba una sudadera azul marino, zapatillas y una gorra gris y con barba que solo aumentaba la impresión de que había bebido cerveza.

Trague en seco nuevamente, sintiendo mi corazón acelerar y la boca seca. Joder, me iba a hacer daño o a asaltar. Mire alrededor y todo lo que vi fue a l Sr. Reid arrancando su coche sin notar mi existencia. Busqué desesperadamente alguna señal de vida en aquella calle, pero no encontré. Genial estaba sola con ese tipo raro mientras mi madre no llegaba. Cerré mi mano discretamente, tratando de ocultar mi celular, lo que era en vano pues me vio hacerlo y aumento su sonrisa pervertida.

-¿De qué tienes miedo, nena?- el rio, volviendo a verme y en su voz arrastraba el hecho de que estaba borracho- No te haré daño
Di un paso atrás en dirección a la puerta de la escuela, tratando de no demostrar mi miedo, pero el chico me acompaño también dando un paso en mi dirección al mismo tiempo. Mierda, yo no quería ser asalta, mucho menos violada.
-Yo no te conozco- hable, con mi voz temblorosa- Vete, por favor.

-No me conoces, pero puedes llegar a conocerme- sonrió, dando un paso más hacia mí y poniéndonos en una distancia muy incómoda- No voy a dejar a una chica guapa, estar sola a esta hora.

-Puedes estar tranquilo, ella no está sola- Escuche una voz detrás de mí, y luego un brazo se envolvió en mis hombros con firmeza- Estoy con ella, no tienes que preocuparte.
Nunca creí que me sentiría tan bien porque Lauren Jauregui alrededor. Su sonrisa simplemente desapareció de su rostro, dando lugar a cierto pánico.

-Ah no sabía que la chica estaba acompañada- el balbuceó, dando pasos discretos hacia atrás.
-Bueno...pues ahora lo sabes- La Srita. Jauregui dijo, sin perder la firmeza en su voz- Puedes irte por tu rumbo, muchacho.
Sin decir nada más, el chico asintió de prisa, un poco asustado por la actitud intimidante de la Srita. Jauregui, y se alejó, sin mirar atrás. Continúe paralizada, siguiéndolo con la mirada hasta perderlo de vista y así poder respirar nuevamente.

-¿Conoces a ese muchacho? - Lauren me pregunto, mientras todavía me abrazaba firmemente. Levante mi mirada hacia ella y sus ojos estaban en dirección al muchacho y respondí, inhalando su perfume que yo tanto trate de evitar todo el día

-Nunca lo vi en mi vida

Ella asintió lentamente y me miró sin cambiar de expresión. Mi cerebro entro en conflicto con mi corazón, así que el rastro de la profesora Jauregui, tenuemente iluminado por la poca luz de la calle, entro en el campo de mi visión, y mis latidos repentinamente aceleraron. Sabía que ella era bonita, pero tal vez por la proyección donde estaba ella, la estaban volviendo bastante hermosa.

-Aquí es muy peligroso cuándo oscurece- ella hablo con la voz de una madre sobreprotectora protegiendo a su hija- ¿Dónde está tu madre?

-Y-ya bien en camino- medio distraída por su rostro (¿Qué?, ella nunca antes había tenido esa cara de preocupada para mi antes, lo que daba una tregua)- ¿Y usted que estaba haciendo aquí?

-Fui a mi casillero a buscar algunos reportes que tengo que corregir para mañana- respondía, viéndome con cierta impaciencia- ¿Sabes si tu madre tardará?

-Ya está en camino, pronto llegará- dije, desviando mi mirada hacia mis zapatos.

-Mejor que no tarde, estoy muriendo de frío aquí- la Srita. Jauregui comento, con sus cejas levantadas, con un tono autoritario. Levante mi mirada a la de ella otra vez, después de unos segundos de silencio, incomoda porque ella tenía esa habilidad de ser desagradable en todo momento.

-No pedí que te quedaras- dije, sabiendo que era realmente peligroso estar sola allí a esa hora- Puedes irte si quieres- Lauren soltó una risa burlándose y me miro, pareciendo enojada con mi respuesta.

-No sé porque pierdo mi tiempo contigo, Cabello- ella rio, sin humor y tiro su brazo de mis hombros con cierta violencia. Me estremecí un poco sintiendo el viento frio soplar y observe que ella se alejaba, yendo en dirección a su moto, estacionada en un árbol. No podía creer que ella se estaba yendo. Estúpida.

Ella coloco su casco y no demoro en arrancar su moto, dejándome sola en aquella calle mal iluminada y fría. La simple oportunidad de agradecerle para demostrar que había crecido un poco, volvió a ser totalmente inaceptable. Idiota, mal educada. Vero jamás me dejaría sola en aquel lugar, estoy segura.
Solo de pensar en Vero...solté un suspiro que hizo que saliera de mi boca una gran cantidad de humo. Abracé mi propio cuerpo, intentando inútilmente que se me pasara el frío, lo cual fue imposible porque mi blusa era muy delgada. Miré a la calle, desesperada porque llegará mi madre y así me quede unos minutos, hasta que vi los faros del auto acercarse en medio de la oscuridad. Suspiré, aliviada y me acerqué a la calle, viendo un faro que iluminaba a mi lado, donde una vez estuvo la moto de la Srita. Jauregui. Miré en dirección, caminando un poco para reconocer la misma motocicleta que estaba estacionada allí hace unos minutos y vi a una mujer que llevaba un casco, mirando con sus ojos verdes, reflejándose un brillo intenso. Fruncí mi frente, sin entender porque ella había regresado y apreté mis ojos, reprimiendo con todas mis fuerzas los latidos acelerados de mi corazón y continuar el camino hacia el auto de mi mamá.
-De nuevo, disculpa la tardanza- oí a mi madre decir mientras yo entraba al auto y sentí un alivio por el agradable cambio de temperatura- ¿Quién era la de la moto, cariño?
Miré en dirección de la moto de la Srita. Jauregui, quien arranco nuevamente su moto en frente de nosotros y desapareció de prisa, baje mi mirada para ponerme el cinturón de seguridad, antes de responder a su pregunta en un susurro seco:

-No es nadie mamá.

__

-Me alegra ver que sobreviviste a los mosquitos tamaño de una aceituna- Dinah rio, extendiendo sus brazos hacia a mí tan pronto como llegue a la escuela al día siguiente

-Preferiría enfrentarme a esos mosquitos gigantes que repetir el día de ayer otra vez- hable, riéndome de mi propia desgracia y retribuyendo su cariñoso abrazo.
-Te creo, mira para allá- ella se quejó, espalmando una mano en mi mejilla y empujando despacio mi rostro para el lado opuesto como se fuera una bofetada, cuando nos alejamos- ¿Cómo te fue anoche?
Después de varios relatos de los acontecimientos del día de ayer para Dinah en unos minutos, cuando termine de contarle, ella no demostró ninguna reacción, solo fijo su mirada en algún lugar detrás de mí.

-¿Qué paso?- pregunte, un poco asustada y gire en dirección a su mirada para ver. Me topé con un suéter color verde musgo acercarse a nuestra dirección y en una fracción de segundo, mi corazón di 2 vueltas de 360 grados dentro de mí pecho. Intente respirar cuándo nuestros ojos se cruzaron, pero por más esfuerzo que hice, no pude oxigenar mis pulmones. Todo lo que fui capaz de hacer fue continuar viendo a Vero, que se aproximaba cada vez más con una expresión tenas y sus ojos cansados, hasta darme cuenta de que ella estaba parada enfrente de mí.
-Emmm... Buen día, Hansen- ella murmuró, dirigiéndose a Dinah con una sonrisa nerviosa, y bajo el tono de su voz cuándo se refirió a mí- Hola,

-Hola Srita. Iglesias- Hable sin emoción (aparentemente), mientras que Dinah sonrió débilmente y respondiendo su cumplido con un guiño. Puede ver en la mirada de Vero que ella no le gustaba mucho la manera en la que le llame, pero mantuvo su seriedad. Todavía no sabía dónde estaba con ella, era mejor que retrocediera un poco.

Sin decir nada más, Vero apenas me entrego un pedazo pequeño de papel doblado con el cual ella había estado jugando, y cuándo lo tome de su mano, me dio una sonrisa débil, antes de irse hacia la sala de profesores. La vi entrar a la sala, con una expresión en blanco, y si Dinah no me hubiera empujado, creo que me hubiera quedado viendo esa puerta por el resto de mi vida.
-¿Qué esperas para leerlo Camila?- susurró con una sonrisa emocionada y desdoble el papel que estaba en mis manos.

"¿Te veo en casa más tarde? xx"

La campana sonó, iniciando un viernes más de clases, así que pegue los ojos en esa frase y fue cuestión de segundos en lo que mi sonrisa apareció en mi cara. Creo que se fueron todas las frustraciones de la excursión de ayer y todo lo que iba mal en mi vida que me estaba sofocando. Y ahora había una esperanza de nadar contra la marea de la mala suerte, fue imposible controlar el alivio.

-¿No fui yo quién te dijo que ella te iba a llamar?- dijo en voz baja, y por primera vez en 2 días enteros, yo conseguí reír de verdad. Una sensación de ligereza viajo a través de mi cuerpo, dándome ganas de reír y llorar al mismo tiempo. Yo sabía que si ella me había invitado a su casa, no significaba que todo iba a estar bien entre nosotras otra vez... pero era un comienzo
¿No?
Seguí sonriendo para Dinah, quien me abrazo y empezamos a caminar lentamente hasta la puerta principal de la escuela. Al parecer, hoy sería un poco mejor. Fue todo lo que yo quería y necesitaba.

-Vas a ir ¿Verdad?- Dinah pregunto con su mirada perdida.

-Claro que iré, todo lo que quiero es terminar con esa pelea de una vez por todas-respondí, viendo a un grupo de chicas reírse escandalosamente por un motivo que no me interesaba saber

-Y le contarás todo sobre Jauregui ¿Verdad?- dijo, volteando a verme con una expresión firme. Asentí lentamente, tragando seco, pero no podía manejar las dudas que estaban ocupando mi mente.

-En verdad no sé- hable, cerrando los ojos y haciendo una mueca cuándo vi que hizo una cara pánico- Es decir, quiero que hablemos y tratar de arreglarnos, no quiero recordad que Jauregui existe.
No quería tocar el tema de Lauren Jauregui si todo salía como yo esperaba. Hablar de una mujer, especialmente que yo odiaba y era su mejor amiga, no era lo que me gustaría hacer con Vero. Además, Jauregui me había hecho un gran favor ayer, incluso aunque lleve un estilo de vida, un poco idiota, es decir, parecía que trataba de ser menos estúpida conmigo después de que percibió que yo también podía ser una amenaza para ella. Sería más fácil continuar aquella pelea bajo las sábanas con la Srita. Jauregui que hacer a Vero tomar alguna actitud precipitada o arriesgada.

Yo realmente tenía miedo de su reacción cuándo se entere de la verdad de Lauren.

-Camila, deja de ser idiota por una vez en tu vida y escúchame- exclamo, apangando el iPod para ser oída claramente- ¿Hasta cuándo piensas pretender que Jauregui no existe y que no significa un peligro para las 2? ¿Eh? Porque no sé si te diste cuenta pero la Srita Iglesias no
piensa así y en la primera oportunidad en que Jauregui hable de ti, adiós a tu romance perfecto
- Lo sé Dinah- suspire, levantando mis cejas aún con los ojos cerrados- Repetirme eso no va a hacer nada, eh pensado en ese asunto durante toda la maldita excursión.

-¿Enserio? Entonces has perdido el tiempo porque sabes que tienes que hacer y ahora no estas segura que decisión tomar, no valió la pena pensar tanto- contesto, desviando su mirada de la mía, con algo de irritación

Un silencio medio tenso se apodero de nosotras, quebrado por la música que Dinah había puesto en el iPod. Vimos a 2 personas que estaban el patio del colegio y unos minutos más tarde, lo reconocí a la Srita Iglesias y a la Srita Jauregui saliendo a la sala de profesores. Fije mis ojos en ellas, así como lo hizo Dinah, y las vi caminar fuera de la escuela a almorzar a la panadería de la esquina, sin siquiera notar nuestra existencia. Parecían estar compenetradas en un asunto grave, por ambas fruncían el ceño y se miraban preocupadas. Aquella preocupación la vi por primera vez el dia de ayer en los ojos de la Srita. Jauregui, dejando sus ojos con un color más intenso... Bueno eso no me importa.
-¿sabes una cosa?- Dinah dijo, cuando ellas se fueron de nuestra vista y gire mi vista hacia ella- Aunque ella es un ser despreciable, deberías agradecerle por quitarte de encima al tipo de ayer.
Miré en dirección de la calle, soltando un suspiro triste. ¿Sabes que era lo peor de todo? Que ella estaba en lo cierto. Por más perra que ella fuera, no podía negar que le debía dar las gracias a Lauren Jauregui.
-Buen informe, Kristen
Final de la última clase. Entre por la puerta del laboratorio de biología, sin realmente creer lo que estaba a punto de hacer. Solo de escuchar esa voz, me hizo querer dar la vuelta y salir. Pero ya era demasiado tarde, porque estaba parada adentro del laboratorio, esperando a que la tal Kristen se fuera. Mientras menos fueran las personas que vieran cualquier tipo de contacto con Lauren Jauregui... mejor.
La mire, estaba sentada sobre una silla organizando varias pilas de papeles, que estaban sobre todo su escritorio.
La chica esa dejo la clase con una sonrisa maliciosa, y mirándome de arriba hacia abaja, como si fuera como ella y estuviera dispuesta a ir a la cama con esa idiota. Evite la mirada de la chica y después escuche la voz de la Srita Jauregui decir

-Tú por aquí Cabello ¿A que debo ese honor?
-No creo esto que estoy a punto de decir pero... te vengo a agradecer lo que hiciste por mí después de la excursión- Hable, decidiendo ser directa y objetiva para no humillarme con ella. Lauren incluso levantó su mirada de los reportes, sólo sonrió con picardía y dijo:

-No tenías que hacerlo tan aburrido, la mayoría de las chicas me dan las gracias por los favores que yo hago por ellas.

Comprendí el verdadero sentido de la palabra "favores" sin dificultad, cerré mis ojos, con una expresión de incredulidad y desprecio. Que mujer tan ridícula, jamás me sentí tan enojada conmigo misma por ir tras ella. Debería ser como ella y simplemente ignorar el hecho de que una vez me hizo un favor

-No sé porque me sorprendo con esa respuesta- Le dije con una sonrisa incomoda en mi rostro- Puedes ser muy idiota.

Me di la vuelta para irme, pero tan pronto como yo di un paso hacia la puerta, oí a Lauren hablar con un toque inesperado de sinceridad.


-Fue muy educado de tu parte venir aquí a agradecerme, Cabello. Te confieso que me sorprendiste... Otra vez.

Gire de nuevo hacia a ella, y sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal cuándo vi sus ojos intensos sobre los míos De una manera diferente que descubrí ayer. Aún más invasiva, como si fuera lo único que había visto en su vida.

-¿Por qué ayer regreso después de que se fue?- Escuche mi voz pregunta, con los ojos pegados a ella, por alguna razón que no podía explicar. Aquella duda estaba atorada en mi garganta desde que la vi estacionarse detrás de ese árbol, como si estuviera cuidando de mí a escondidas. Los ojos de Lauren continuaron fijos en los míos, aún más intensos que antes, hasta que una sonrisa apareció en su rostro y respondió

-Curiosidad

Fruncí mi frente, sin entender y ella se explicó mejor:
-Quería saber si tu madre era igual de bonita que tú, y si te digo la verdad, tu padre es un hombre afortunado.

Apreté mis ojos nuevamente, mirando con incredulidad lo que había escuchado. Sabía que era grosera, peor no pensé que fuera así. Había un tipo de mujer que solo le habrían quedado bien esas palabras, mujeres como Verónica Iglesias, por ejemplo. Personas como Vero eran capaces de transformar cosas así a música para mis oídos.

-Pensé que estabas siendo sería por primera vez en tu vida- murmuré mirándola con decepción- Pero veo que ese tipo de milagros no existen.

Pude ver la sonrisa de la profesora Jauregui crecer un poco con mi respuesta. Me gire hacia la puerta y me fui al laboratorio, descendiendo rápidamente los pisos por las escaleras hacia la salida de la escuela. Y por increíble que parezca me estaba riendo. Una cosa es cierta: Lauren Jauregui puede recoger que alguien puede tener defectos, pero sin duda sabía divertirse. Y divertirse también.

My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora