Capitulo Ocho

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Respire profundamente, sintiendo el dulce aroma floral al que ya estaba acostumbrada. Cada vez que ponía un pie en el edificio de Vero, el olor de las flores del jardín invadía mis pulmones, generalmente haciéndome sonreír. Pero hoy estaba preocupada, ansiosa por sonreír. En cuanto me vio, Andy abrió la puerta para mí, como todos los viernes y entre, respirando profundamente otra vez. Temblaba, pase al lado de él y me dio una sonrisa amistosa detrás del mostrador de la ordenanza y subí las escaleras, demasiada inquieta para esperar el ascensor. Esta podría ser la última vez que estaría en este edificio y mi estómago estaba nervioso por pensar en ello. Una vez que la primera planta entro en visión, vi a Vero esperándome con la puerta de su apartamento abierto. Mi garganta estaba completamente seca mientras que sus ojos marrones me miraban fijamente.

Me aproxime a la puerta, respirando discretamente jadeando, pero sin hacer ninguna conexión con sus ojos. No sabía cómo actuar, hasta que bajó la mirada y me dio espacio para pasar. Con serias dificultades para respirar, entré y me detuve a pocos pasos de la puerta. Tome coraje, me volví hacia ella y vi su cara en el suelo y extender ese silencio durante unos segundos más.

-¿Cómo estás?- la oí murmurar, con un poco de cuidado en su voz, y no sabía que responder, porque su mirada se fijó en la mía.

-Bien- Le respondí con un hilo de voz,- ¿Y tú?

-Ya estoy mejor- ella dijo, asintiendo lentamente con su cabeza y mirando a sus pies...y después más silencio.

-¿No quieres sentarte?- dijo mirándome, otra vez y señalo el sofá con su mano Me sentí como una invitada incomoda, hice no con la cabeza y esboce una sonrisa cordial, evitando mirarla a los ojos. Vero respiro hondo, colocando sus manos en los bolsillos de sus pantalones y preguntó, con voz baja:
-¿Cómo te fue en la excursión?
Solté una risa discreta por oír su pregunta, me recordó todos los malos momentos de ese día. Incluso yo quería ser capaz de explicar que tan torturante había sido aquella excursión.
-¿Cómo crees que me fue?- murmuré, mirando mis tenis con una expresión vacía- No pudo haber sido peor-Vero bajo su mira, sintiéndose culpable por mi respuesta, y seguí- Tener que pasar todo el día con personas que no me cae bien y que tampoco les caigo bien, casi perdiendo el llavero de mi abuela y para cerrar con broche de oro, casi siendo asaltada o violada mientras esperaba a mi madre. Gran día, sin duda.

-¿Cómo así? ¿Violada o asaltada?- repitió con su voz un poco nerviosa y pude ver en su cara su preocupación- ¿Cómo paso?
Levante mi mirada a la de ella y doblo su boca, moviendo su cabeza negativamente.

-No fue nada- Respondí, sin querer mencionar el hecho de que la Profesora Jauregui apareció y corrió a aquel extraño- Mi madre llego justo a tiempo y todo salió bien

Vero seguía mirándome, con su frente levemente fruncida y yo apoyando esa mirada, seria y tambaleante en el interior. Todo lo que quería en ese momento esa abrazarla, me haría un bien enorme.

-Debería haber ido con ustedes- dijo suavemente como si tratara de ver mis pensamientos a través de mis ojos- Me hubiera evitado varios dolores de cabeza.

-Sí- suspire, sintiendo en mis entrañas como se apagaba lentamente mi ansiedad al escuchar su voz suave. ¿Si les dijera que estaba lagrimeando, sería ridículo?

-Tal vez si hubiera ido, no estaríamos actuando como 2 extraños ahora- Vero murmuro con sus ojos clavados en los míos de una manera triste- Todo eso por una discusión que no tiene importancia para mí.... Porque lo que siento por ti es mucha más grande y especial que eso.

Una sonrisa tímida surgió de mi rostro, sacando 2 lágrimas de mis ojos. Alivio era poco de lo que yo sentía en ese momento. Ella sonrió débilmente para mí, y toda la seriedad que existía antes desapareció al instante, volviendo a mostrar a esa Vero maravillosa que yo conocía... Mi Vero.

-Lo siento- Dije con mi voz ahogada, y cubrí mi rostro con mis manos, sintiéndome avergonzada de mi misma por estar llorando

-Olvídalo, ya paso- La oí murmurar de una manera preocupada, cerca de mi oído, abrazándome amorosamente y haciéndome inhalar su perfume adictivo- Te he extrañado, no pude sacarte de mi cabeza, me odiaba por no haberte seguido y no llamarte por el "qué dirán"

En ese momento, yo ya estaba débil, todavía de pie por que ella me sostenía. Era como un sueño, Vero hundió su cara en mi cuello, respirando mi perfume y me dio un beso detrás de la oreja, provocando escalofríos en todo mi cuerpo. Poco después, sus manos se envolvieron mi cara y nuestras miradas se cruzaron.

Toco la punta de su nariz con la mía, susurrando, mirando profundamente a mis ojos con una sonrisa:
-Te amo, pequeña

Sonreí nuevamente, llorando unas últimas lágrimas que ella seco con sus pulgares. Pase mis manos alrededor de su cuello, con hormigueo en mis venas, y corte la distancia entre nuestros labios. Sentí a Vero sonreír mientras nuestras lenguas se encontraban, sin la menos prisa y ella envolvió sus brazos en mi cintura. Dios, era como sentirme entera nuevamente. Envolví su rosto con mis mandos, anhelando cada centímetro de esa regio, y metí mis dedos por su cabello. Sentí que mis pies dejaban el suelo cuándo Vero me levanto, y doble mis piernas hacia atrás, rompiendo el beso y hundiendo mi cara en su cuello, Sonriendo como idiota, aproveche que estaba cerca de su oreja y susurre:

-Yo también te amo ¿Acaso no lo sabes?

Vero me puso otra vez en el suelo y volvimos a vernos, ella fingía una respuesta, frunciendo el ceño y mirando hacia arriba

-No lo sé... ¿Me refrescas la memoria?

Una sonrisa traviesa surgió de mi rosto, que solo la hizo sonreír más. Casi había olvidado lo bueno que era estar con ella y la facilidad que tenía para hacerme reír

-Déjame recordarte, Iglesias-susurre, una sonrisa salió de mis labios y la mire de una manera intensa a sus ojos marrones.
Vero coloco sus manos en mi cintura y me acerco a ella bruscamente, besándome con una voluntad aterradora. Parecía que ella recordaba muy bien y estaba más que dispuesta a darme más de un flashback.

Sus manos bajaron un poco más, llegando a mi trasero y las mías se fueron a sus pechos y a su vientre, saboreando cada centímetro de su cuerpo. Vero continúo descendiendo sus manos hasta llegar a mi muslo y la levanto, haciendo mi rodilla estaba en su cadera. Entendiendo lo que ella quería, subí mis manos a sus hombros, para envolver su cintura con mis piernas. Me agradeció con gemidos débiles mientras me besaba, dio algunos pasos ciegos, sosteniendo firmemente mi trasero mientras yo agarraba su cabello. Pasos más adelante y yo estaba sentada en algo plano. Toque la superficie, enroscando mis dedos en algunos cables inesperados y dándose cuenta de mi curiosidad, Vero rompió el beso y dijo, con los labios enrojecidos y una mirada enfadada:

-¿Quieres hacerme el favor de estarte quieta?

Mire hacia abajo y vi que estaba sentada en la mesa del teléfono, que había empujado a un lado y había caído en el sofá, dejando sobre la mesa solo el cable del teléfono... bueno ya entendí.
-Lo siento- murmure, sonriendo sin gracia para ella, quien rodo los ojos con una sonrisa y volvió a besarme poco después. Sin tiempo que perder, metí mis manos por debajo de su blusa blanca, tocando su piel caliente y deslizándolas para tocar su vientre entero. Con una mano, la acerque de la cintura por sus shorts, y ella decidió quitarse la blusa, tirando de ella por la parte de atrás y quitándosela en dos segundos. En cuanto me acerque otra vez, Vero se fue a mi cuello, dando besos y chupones por esa región. Agarre con más fuerza su cabello, mientras que mis uñas de la otra mano estaban en sus hombros.

Ella continuo dejando besos hasta que desabotono dos botones  de mi blusa negra, que solo servían para regular el escote. Beso ligeramente donde el botón cubría y después hizo lo mismo con el segundo botón. Levanto su mirada hacia a mí, sonriendo pervertidamente y después sus manos se fueron a la cremallera del sujetador debajo de la blusa. La quite, con la ayuda innecesaria de ella, y así, voló hacia algún lugar. Su boca estaba sobre la mía nuevamente. Jadeé, acariciaba sus brazos y sus pechos, sintiendo sus dedos quitar las correas del sostén y haciéndolas caer sobre mis hombros.

Con una mano firme envolviendo su cuello y manteniendo sus labios firmemente pegados a mí, luchaba con la otra mano contra el botón de su short que no quería abrir. Al parecer estábamos perdiendo el toque, Vero también parecía estar teniendo dificultades con mi sujetar, incluso usando sus dos manos para llegar a él, hasta que se enojó y me empujo suavemente.
-Resuelve mi problema que yo resuelvo el tuyo ¿Puede ser?- ella suspiro, aturdida, y yo asentí, tirando de mi sujetador con facilidad mientras ella desabrochaba su short. Encontrándole gracia a aquél momento complicado, nos volvimos a besar con una sonrisa, y sentí que mi intimidad daba señales de vida allí abajo. Abrace su cuello con más fuerza mientras ella apretaba mis pechos y yo soltaba gemidos, y pase a morder, chupar el lóbulo de su oreja.

Vero subió una de sus manos hasta mi cuello, agarrando mi cabello y pasando su otra mano por debajo de mi muslo, apretando su interior. Descendí una de mis manos hasta encontrar lo que buscaba e hice un leve cariño sobre su tanga, provocando que buscara mis labios con urgencia. Ella podía ser exigente cuándo estaba provocada. Nos volvimos a besar, tocando mi muslo, quedando sobre su parte superior y subió al botón de los pantalones. Sin querer romper el beso, pero con el mismo problema de antes, ella intentaba abrir el botón, antes de que con mis manos la ayudara. Con el problema resuelto, no tardo mucho para que mis pantalones y bragas estuvieran esparcidos por la habitación


Deslizo sus manos desde mi rodilla hasta la cadera, Vero toco mi rostro con la punta de sus dedos y con la otra mano toco mi intimidad lentamente. Me beso al mismo tiempo, para provocarme aún más. Igual de dedicada que al besarme, me metió sus dedos mágicos, ella no demoro mucho en llevarme al primer orgasmo del día, sonriendo con orgullo después de haberlo hecho. Increíble como ella sabía dónde embestir para hacerme enloquecer.

Sentí algunos mechones de pelo en mi espalda sudada, yo volví a dejar besos por su cuello, porque hoy esa zona olía muy bien. Aproveche que estaba distraída, mis manos fuero a encontrar el elástico de sus bragas y no hace falta decirlo que en 2 segundos ya estaban en el suelo. Me aleje de su cuello y lleve mi mano hasta su intimidad, manteniendo nuestras frentes juntas. Comencé a masturbarla rápidamente, sintiendo a Vero apretar sus muslos y hundir su cara en mi cuello. Sus músculos se contraían mientras con mi otra mano, besaba su hombro. Nos faltó la respiración y se me erizo la piel cuándo ella inicio a gemir justo al lado de mi oreja.

Cuando ya estaba claro que ella se cogía para no acabar con la fiesta, descendí hasta su intimidad y comencé la chuparla haciendo con que ella llegara al clímax subí y volví a juguetear con su clítoris, pero ella cogió mi mano, haciéndome soltarla, me atrapo de sorpresa por su velocidad, me penetro con sus dedos a la vez y con velocidad. Solté un gemido fuerte, pero fue amortiguado por su boca y hundí mis uñas en sus brazos. Vero continúo embistiéndome rápida y furiosamente, gimiendo contra mis labios y me tenía firme contra mi cintura. Estábamos sudorosas y nuestros músculos estaban tensos por el places, nuestros gemidos eran cada vez más cansados y finalmente redujo sus movimientos, aguantando hasta que tuve mi segundo orgasmo. Con los ojos cerrados intentaba recuperar el aliento mientras sentía su aliento en mi cara, Vero acaricio mi mejilla con una mano y abrí mis ojos, viendo mi sonrisa apareciendo en su rostro

-¿En la mesa del teléfono, Vero?- reí suavemente, mordiéndome el labio inferior, haciendo que girara sus ojos intensamente brillante- ¿De nuevo?

-Discúlpame voy a intentar llegar al sofá las próximas veces- murmuro dándome un guiño travieso, Si creo que el día sería bueno

-Vero tengo que irme

-Oh Camz quédate un poco más-  Estábamos sentadas en el sofá de la sala, después de una tarde bastante...emm...interesante. El cuerpo de Vero estaba sobre el mío, y sus manos recorrían cómodamente mis muslos, cadera y cintura mientras nos besábamos. Ya llevábamos un tiempo así, solo para hacerla feliz, pero enserio necesitaba irme, no es que yo quisiera, pero si llegaba tarde a casa, mi madre empezaría a sospechar.

-Estoy hablando enserio- repetí, intentando quitármela de encima (lo cual fue en vano) y ella me besaba mi cuello provocadoramente- Necesito irme.

Ella soltó un suspiro derrotado, apoyando su frente en mi hombro.

-Si eso es lo que quieres- ella me reclamos, mientras yo me sentaba para ponerme los tenis- Es eso no? Vienes por sexo y luego me dejas...

Mire para ella, mis ojos inevitablemente se fueron a sus senos, creo que ya estaba tan acostumbrada a verla sin ropa, que se me hacía raro verla vestida

-Por el amor de Dios, Iglesias, no me puedes reclamar de falta de sexo- reí, volviendo atar mis cordones- ya libramos suficientes endorfinas como para una semana, esta tarde

-Graciosa- Vero hablo con voz medio frustrada/irritada- Ya vi que me dejarás así, así que mejor voy a buscar mis tenis. -¿Para qué?- pregunte, cuando la vi caminar en dirección a su cuarto- ¿Me llevaras a casa hoy?

-Claro ¿Crees que te dejare ir a casa sola a esta hora?- La oí hablar desde adentro de su cuarto, como si caminar hasta mi casa a las 8 de la noche fuera peligroso- Yo te voy a llevar.

-¡Claro que no, Vero"- negué, poniéndome de pie cuándo termine de ponerme mis tenis y después poniéndome delante de ella- Ni pensarlo, es muy arriesgado, Imagina si mi madre o alguien conocido nos veo.
-No creo que alguien nos vea, pero si pasa ¿Cuál es el problema?- dijo calmadamente mientras se ponía los tenis, como si nuestra relación fuera totalmente permitida- ¿Una profesora no le puede dar un aventón a su casa a una alumna que se encontró sola por la calle. Gire mis ojos con una leve sonrisa

-Si tú insistes- murmure, mirándola fijamente con una mirada de derrota, ella siempre me convence a ceder a lo que me pide de una manera seguro, sin preocupaciones y peor, de una manera hermosa.

-Si yo insisto- Vero respondió, cerrando sus ojos y arrugando rápidamente su nariz antes de besarme, los minutos fueron pasando y continuábamos besándonos, y cuándo ella me puso contra la pared y me di cuenta que estaba durando demasiado tiempo y estaba tomando un rumbo que no debía aceptar-

-Disculpa, me deje llevar un poco- ella susurro, abriendo sus ojos, haciéndome reír como una idiota. Después de dos meses juntas, ella sigue haciéndome sonreír sin ningún esfuerzo

-Si me di cuenta- bromee para una Vero desconcertada- ¿Nos vamos?

Bajamos las escaleras rápidamente, sin siquiera despedirnos de Andy y caminamos hasta el carro de Vero, que estaba estacionado en frente del edificio. Rezando porque nadie nos viera, entre a su carro por la puerta del copiloto, con una sonrisa de alguien que estaba siendo llevada por su novia (o lo que ella fuera) a su casa por primera vez. Me lanzo una mirada dudosa y de repente comenzó a buscar algo en su short, buscando alguna cosa.

-Mierda- maldijo- Olvide mis llaves.

-No te lo creo- hable, rodando los ojos, miré a todas las direcciones, viendo a las pocas personas que pasaban.
-¿Ves que haces conmigo? Me desconcentras- murmuro, con su típica cara de insatisfacción en cuanto salía del auto- Ya vuelvo.

Así Vero desapareció entrando al edificio, me deje caer en el asiento del auto, desapareciendo mi vista. A pesar de que había visto por todas partes posible, y no había visto a casi nadie, no quería arriesgarme.

Mirando vagamente mi blusa, con la que jugaba con mucha atención, esperaba, hasta que oí leves golpes en el vidrio unos pocos segundos más tarde.

Mire irritadamente los ojos castaños de Keaton Stromberg del otro lado del vidrio, quien sonreía con su cinismo de siempre. No puedo describir lo que pasaba dentro de mí en ese momento, solo sé que era uno de los peores sentimientos que había tenido. Él no podía estar ahí, él no podía verme, simplemente no podía.

Cuándo pensé que podía cubrir la situación, vi que había un montón de chicos, riéndose entre sí mientras nos observaban, algunos tomándonos fotos con sus celulares carísimos. Eran sus amigos, que me conocían de vista porque estudian en el mismo colegio. Genial, no tengo escapatoria.

-Baja el vidrio, quiero hablar contigo- oí la voz de Keaton, pedir a través de la puerta cerrada que había entre nosotros, intente hacer algo básico como respirar, pero no pude. Estaba paralizada, llena de miedo. Esto tenía que ser producto de mi imaginación.

Me tomo unos segundo asimilar la situación, y Keaton seguía al lado de mí y no desaparece como lo hace un espejismo normal, hice lo único que podía hacer, bajar el vidrio, con la mirada temblorosa. Metí la pata, él y sus amigos irían a mostrar mis fotos en el coche de Vero, a la directora, y entonces mi vida acabaría. Ni siquiera podía imaginar siendo cambiada de escuela, ni siendo estereotipada por el resto de mi vida.

Bueno bueno, mira que tenemos aquí- Keaton sonrió maléficamente, apoyándose levemente en el espejo retrovisor del carro- Camila Cabello en el carro de Verónica Iglesias... Porque no me lo esperaba... Bueno a lo mejor si me lo esperaba.


El grupo de chicos se hecho a reír y sentía como mi sangre se iba de mis venas, centrándose en mis mejillas y dejándoles un calos insoportable, incluso para confundir mis pensamientos.
-¿Qué quieres?- tartamudeé, medio tonta por causa de la presión que sentía dentro de mi cabeza, por culpa del pánico que sentía. Vi la sonrisa de Keaton alargarse, como si estuviera disfrutando la pregunta, y su mirada maldosa se hizo aún más intensa.

-Mañana daré una fiesta en mi casa- el murmuro, acercándose a mi rostro para hacerse oír- Aparece allí y hablaremos.

Giro para agarrar su mochila, y de allí saco un papel en blanco y un bolígrafo, rápidamente anoto su dirección y me la dio.

-Si yo fuera tú, iría, no dejaría pasar mi oportunidad- dijo, guiñándome un ojo con picardía mientras él y su bando se alejaban. Yo solo observaba y pude ver algo en los celulares de sus amigos, probablemente eran las fotos de mi cara de horror. Totalmente confusa y asustada, baje mi mirada a la tarjeta, donde la letra redonda de Keaton brillaba gracias a la luz del poste. Necesitaba encontrar una forma de evitar ir, y tenía 24 horas para pensarla.

Mire desanimadamente en dirección al edificio de Vero y la vi pasar rápidamente por el corredor, riéndose de algo de Andy. Rápidamente escondí la nota de Keaton en mi bolsa y así mismo que ella entro al auto, le sonreí simpáticamente. No quería decirle del inconveniente, no por ahora. Puso la llave para encender el coche, y me miro, observando que yo estaba extraña. No tardo mucho para ver mi estado de humor

-¿Qué paso Camz?- Vero hablo, su voz era realmente preocupada- Estás tan blanca como un papel

-No es nada- respondí, negando con mi cabeza y esforzándome para parecer normal- Es solo que estoy cansada y necesito dormir un poco

Ella seguía mirándome con el ceño fruncido, y por un momento rogué que ella no descubriera mi mentira. Pero todo lo que hizo Vero fue encogerse de hombros y arrancar con el coche, ajena a cualquier tipo de evento peligroso. Como siempre.

My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora