-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Ya me lo estas preguntando...pero te voy a dar la oportunidad
-Ah, gracias. Hm...Yo no sé bien como preguntarlo. Va a parecer cursi pero...
-Deja de ser boba y pregúntalo
-Yo estaba sentada en la orilla del mar, abrazada a mis rodilla y sintiendo el agua congelada en mis pies descalzos. El sonido de las olas y el viento me estaban dando sueño, y aún más con los brazos de Vero envolviendo mi cintura...
-Te imaginas de aquí a un tiempo... ¿Seguir conmigo?- Vero finalmente pregunto, haciendo girar mi cabeza para mirarla
Vero no retribuyo mi mirada, solo continuo mirando el horizonte. Terminamos perdiendo la noción del tiempo pero de seguro ya era tarde, por la oscuridad, Me tarde un poco en responder, con una tímida sonrisa en mi rostro
-Si te soy sincera, me lo he imaginado desde hace 3 años- dije, volteándola a ver de frente y sintiendo mis mejillas arder. Aquella frase sonó más infantil de lo que pensé.
-¿En serio?- ella exclamó, con una voz de sorpresa por la revelación- ¿Desde que comencé a darte clases?
Asentí, sintiéndome satisfecha por la risa de Vero. Dude por un momento preguntándome que debería hacer, más antes de llegar a mi conclusión, oí una voz que me podría delatar:
-Y tú ¿Piensas estar conmigo en un futuro?
Ella tomó un pequeño tiempo para asimilar la pregunta, y espere su respuesta sin moverme, mirando el agua del mar tocar mis pies
-En realidad, trato de no pensar en ello- murmuro mientras me abrazaba más fuerte, y no era la respuesta que yo esperaba oír- prefiero retenerte cada minuto como si fuera el ultimo, como si fueras un producto de su imaginación que podría desaparecer en cualquier momento. Creo que eso hará las cosas más fáciles cuando te tenga que dejar ir.
Fruncí la frente ligeramente, con una sensación de melancolía en su voz. Mi corazón dolió con sus palabras y me di la vuelta otra vez, colocando mis piernas sobre las de ella.
-¿Me dejarías ir?- respire, sintiendo mi garganta apretada y fije mi mirada en la de ella, sin ser correspondida. Vero me dio una sonrisa triste, dándole la vuelta para mostrar un cierto dolor en su expresión.
-Mírame Camz seamos realistas- Dijo, finalmente mirándome por un momento- Tú tienes toda una vida entera por venir ¿y yo que tengo? Unos años más hasta que todo lo que posea para ofrecerte será mi amor, cosa que probablemente no necesitaras, y hasta entonces, seguro aparecerá alguien mucho mejor que yo y todo lo que pasaremos juntas será parte de nuestro pasado
A cada de ella, yo me sentía más incómoda. ¿Por qué ella pensaba de esa forma? ¿El hecho de que yo estuviera ahí, con ella como nunca había amado a alguien, no era suficiente para probarle que yo la quería para siempre? ¿Porque ella siempre tenía dudas de que estuviéramos juntas por mucho tiempo?
No puedo creer lo que me estás diciendo- hable con fallas en la voz y con incredulidad- Retira lo que dices en este mismo instante.
-Camz...- ella insistió, cabizbaja y con una sonrisa sin humos, más yo no le di tiempo para continuar.
-RETIRA LO QUE DIJISTE! ¡AHORA!- repetí con un volumen en mi voz un poco más alto, levantando mi rostro hasta que sus ojos dieron con los de ellos- NUNCA MÁS QUIERO ESCUCHARTE DECIR ESAS TONTERÍAS ¿ENTENDISTE? ME OFENDES CUANDO HABLAS ASÍ.
Vero demoró en devolver mi mirada y cuando lo hizo, su sonrisa dolorosa se transformó en una sonrisa un poco tímida. Con la misma seriedad del momento, me vi luchando contra mis músculos faciales, con voluntad de sonreír.
-Me siento una niña de dos años cuando luchas así conmigo- ella murmuró con una sonrisa ligeramente aplastada por mis manos entre sus mejillas.
-No es necesario exagerar, eh- sonreí un poco irritada, envolviendo mis brazos en su cuello- Primero me haces sentir vieja y ahora me haces sentir como una pedófila? Decídete Iglesias
Vero soltó una carcajada preciosa, que me hizo sonreír más, no parecía que estábamos en un momento crítico hace un poco.
-Creo que ya me decidí- dijo, mirándome mientras pasaba sus brazos por debajo de mis piernas y envolvía mi cintura con el otro - Decidí que está un poco frío aquí y es mejor meternos
-Hm- dije, fingiendo analizar su decisión y haciendo lo máximo para mantener ese clima agradable que se había restablecido- ¿Es necesario decir que concuerdo contigo?
Vero también hizo una cara pensativa y luego volvió a sonreír.
-Creo que no- ella rio, levantándose conmigo y camino hasta casa mientras yo iba abrazada a su cuello.
Antes de entrar a casa, nos lavamos los pies con la manguera que había fuera de casa y en ningún momento Vero dejo que yo tocara el suelo. Y sinceramente, yo adoraba que me cargara.
-Este lugar es hermoso-dije
- Como tú. - dijo en voz baja, acercándose a mi cara y dándome un beso esquimal, sonreí con satisfacción y cerró los ojos. Incluso me acerque a más a su cara roze sus labios con los míos, y le di algunos besos largas y luego profundizado el beso.
Vero puso su mano en mi espalda, acariciando cada centímetro con cuidado. Fue hasta mis caderas y me apretó contra su cuerpo, intensificando de forma automática nuestros movimientos. Nuestras lenguas se movían de forma sincronizada, un beso lleno de anhelo y deseo. No había nada tan lleno como la sensación de nuestros momentos cuando estábamos juntas.
Cuando empezamos a asfixiarnos entre sí, sin ninguna intención de parar, algo comenzó a vibrar entre nosotras, y yo salté del susto. No sabía que Vero usaba un vibrador allí cuando me besaba, si me entienden.
- Qué carajo? - Ella resopló hacia abajo, suspirando y rodando los ojos mientras temblando metió la mano dentro del bolsillo de sus pantalones cortos y sacó su teléfono celular.
Oh, sí, el teléfono. Uf, mi novia me sigue excitando de forma normal. Y aun cuando interrumpieron nuestros besos. Sí, ella sigue siendo la misma Vero. - ¿Que pasa perra? - Ella gruñó, haciendo un puchero espontáneo con sus labios rojos (que sólo hizo mi risa aún más incontrolable y la hizo reír conmigo, incluso en contra de su voluntad). - Hemos llegado sí. Está bien, gracias.
- ¿Quién era? - Pregunté, sin dejar de reír cuando ella colgó el teléfono con una expresión de aburrimiento y volvió a meter su celular en el bolsillo.
- El propietario de la casa. - Ella dijo, vacilando un poco antes de hablar, fruncí el ceño ligeramente, sorprendida de esa respuesta corta poco.
- ¿Algún problema? - Insistí, cuando volvió a acercarme a ella por la cintura - Tal vez no deberías haberle dicho perra.
- No, no hay ningún problema. - Vero rió, volviendo a la normalidad. - Es una perra que, no puede vivir sin mí.
- ¿Y quién es mi rival? - Me reí, casi llorando de la risa por su manera de pensar esa buena impresión de la persona. Estaba tan divertida riendo que no podía contener mi risa a tiempo para escuchar lo que dijo, ni siquiera después de su repentino cambio de expresión, de alegre a grave.
- Eh ... Era Laur.
Una sensación de falta de aire de mis pulmones vino con toda su fuerza, como si hubiera sido aplastada por un luchador de sumo. Vero me había llevado a pasar el fin de semana en la casa de playa de Jauregui ? Era demasiada información para asimilar tan repentinamente. Mi expresión se derrumbó, como toda mi fortaleza anti-Lauren. Estar en una casa que le pertenecía a ella sería un hecho difícil de digerir.
- Sé que debería haberlo dicho antes, había preferido no decirte, pero ... Lo siento, Camz. - Vero murmuró, mirándome desconcertada. - Hemos peleado por ella, y sé que no te cae bien, pero ... Fue la misma Lauren que me ofreció la casa, y como me encanta este lugar y no puedo darme el lujo de conseguir un lugar así, yo acepte la oferta en ese momento.
- Est.. está bien. - Tartamudeé, forjando una sonrisa que debe haber parecido más una mueca de dolor que cualquier otra cosa, pero eso fue suficiente para aliviar la tensión repentina de Vero. - Ella es tu amiga, yo ... entiendo.
Comprensión era una cosa. Digerir la idea, o mejor dicho, acostumbrarme al hecho que la casa pertenecía a Lauren y sabía que yo estaba allí con otra mujer? Oh, eso fue una cosa muy diferente. Pero me había prometido que no dejaría que nada se interponga en mi fin de semana con Vero, y mantendría esa promesa.
- Bueno, debido a la interrupción innecesaria será mejor que te muestre el resto de la casa. - Vero dijo, y me dio un rápido beso. - Te va a encantar la vista desde la habitación, especialmente con la puesta de sol.
Me deje guiar por ella en nuestro recorrido por las habitaciones, totalmente absorta mis pensamientos. Por mucho que yo pudiera sonreír de vez en cuando con las descripciones asombrosas de Vero de cada rincón de la casa, mi mente estaba todavía lejos, peligrosamente cerca de la dueña de la casa.
Me pregunté por un momento si Lauren se había acostado con mujeres u hombres en algunos lugares de esta casa. Seguramente si ... Pero cómo ? Varias veces? Keaton había pasado algún fin de semana con ella en esta misma casa? Definitivamente, me gustaría haber tenido de inmediato todas las respuestas a este tipo de pensamientos que rondaban mi mente.
Imaginar a Keaton paseando por las habitaciones sólo con ropa interior (o incluso sin ella), mientras que unos ojos verdes lo siguieran, me causo una sensación de ardor repentino en el pecho, sólo reprimiendo furiosamente. Estaba empezando a convencerme de que tenía alguna enfermedad psicológica incurable.
- Ahora llegamos a los lugares más bellos de la casa. - Vero dijo con entusiasmo, antes de abrir la puerta de una de las habitaciones de arriba. - Cierra los ojos.
Suspiré, tratando de relajarme, y obedecí. Oí que la puerta se abrió y después sentí la mano de Vero que me guiaba alrededor de la cintura unos pasos dentro. El ruido del mar no era mucho más alto, y un viento fresco y agradable, y el olor a playa nos golpeó a los pocos pasos. Ella me dijo que parara, y me abrazó por la espalda antes de susurrar cerca de mi oído:
- Puedes abrirlos.
Hice lo que me pidió lentamente, y una fuerte luz naranja infestado mis ojos. Estábamos en el balcón de la habitación donde pudimos ver una franja relativamente corta de arena que se extendía a estar cubierta por el mar sereno. El sol estaba a punto de "tocar" el agua en el horizonte, irradiando naranja en todo lo que estaba debajo de él y reinando solo en el cielo, ya que ninguna nube se atrevió a aparecer alrededor.
Este punto de vista me dejó sin aliento. Para mí, la puesta de sol fue uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza. Siempre que podía, que solía hacer la observación de las oscilaciones de brillantes colores, hermosas en el cielo como el sol se puso, al reflexionar sobre cualquier cosa o simplemente escuchar un poco de música. Era extremadamente terapéutico, me hacía sentir mucho más tranquila por la noche y me hacía dormir mejor. Por supuesto, con las convulsiones de los últimos días, no había puesta de sol que me tranquilizara, pero no deje de intentarlo.
- Vero ... Es precioso! - dije, llevándome una mano a la boca en señal de asombro. Ella no respondió, sólo dejo escapar una risa silenciosa y acomodó mejor su barbilla en mi hombro, con pegando su mejilla a la mía.
La vista me hizo ver las cosas con mucha más claridad, tire todas esas preocupaciones de que los recuerdos de Lauren y me empecé a sentir más tranquila, e incluso llegue a una conclusión. Que amaba a Vero y no necesitaba nada más. Hay muchas personas que esperan toda la vida para encontrar su alma gemela, y yo con mis míseros de 17 años, tuve la suerte de encontrar la mía. Pero aun así, no podía ser lo suficientemente buena como para no dejar de pensar en otra persona... Hasta el punto de haberla traicionado con otra mujer. Me sofocaba. La culpa y la culpa me estrangulaban, cruel y dolorosamente apretada. Lauren nunca sería capaz de hacer por mí ni la mitad de lo que hizo Vero.
No podía seguir así. Necesitaba detenerlo.
- Si yo te pido algo ... me prometes que lo cumplirás eh? - Murmuré, mirando al horizonte con los ojos apretados por el viento.
- Lo que tú quieras. - Ella dijo, en voz muy baja, como si tuviera miedo de romper el silencio, y porque no había necesidad de hablar en voz alta a nuestra proximidad.
- Por favor, prométeme que lo cumplirás. - Repetí, mordiéndome el labio inferior.
- Te lo prometo. - Ella dijo, girando ligeramente hacia mí para observarme. - ¿No confías en mí?
Suspiré, incapaz de no confiar en ella, y asentí. Era imposible no hacerlo.
- Entonces prométeme una cosa más. - Tartamudeé, sintiendo mi voz nerviosa. - Si alguna vez te hago daño... Prométeme que me lo harás pagar.
Vero levantó la cabeza, girando su cuello hacía mi para mirarme, yo vacilé antes de mirarla. Ella me miraba con una expresión seria, confusa, e incluso un poco sospechosa.
- Estás bien, Camz? - Preguntó, con firmeza con el ceño fruncido. - ¿Cómo podrías hacerme daño?
- Sólo quiero que me des la seguridad de que voy a lamentar el día que te haga sufrir. - Insistí, girando frente a ella, con la mirada triste. - Quiero que me prometas que no me dejaras en paz y sin castigarme por una injusticia como esa.
Vero parpadeó un par de veces, aún sin entender, y espere a que ella se recuperara de la sorpresa y respondió.
- No me harás sufrir… o sí? - me preguntó, mirándome a los ojos como si buscara una respuesta a su pregunta allí. Su expresión asustada resignadamente hizo que algunas lágrimas surgieran de mis ojos, una mezcla de varios sentimientos. El remordimiento, vergüenza, ira hacía yo misma, quería retroceder el tiempo, o ahogarme en ese mar que estaba justo enfrente de mí y desaparecer de esta vida que definitivamente no la merecía.
- Nunca. - Dije en voz baja, cerrando los ojos y tratando de no llorar, pero era un poco inútil. Dos segundos más tarde, y mis lágrimas mojaron su camisa, y mis brazos estaban apretándola tanto que estaba considerando que le hacía daño. Pero a medida que pasó el tiempo me fue envolvió en sus brazos calientes en un abrazo casi tan apretada, asumí que todo estaba bien.
Todo era siempre bueno, ya que tenía a mi lado a Vero.
Y yo no necesito nada más.
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My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)
Storie d'amore¿Qué haces cuando te encuentras involucrada sentimentalmente con tu profesora de biología, pero te sientes terriblemente atraída por tu insoportable profesora de laboratorio? Camila no esperaba estos giros en su último año de secundaria e incluso su...