Capitulo Nueve

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-Es aquí madre
Mire dolorosamente a la enorme e iluminada casa de Keaton, así que mi madre se detuvo cerca de la acera. Llevaba un vestido azul oscuro hasta las rodillas, mis Converse y un discreto bolso negro, para la fiesta en la mansión de Stromberg. Parejas casi sin ropa estaban en el jardín arruinando la fiesta (todo el mundo lo sabía)

-Cualquier cosa, me llamas y yo te vengo a buscar- oí a mi madre decir, un poco extrañada por verme en una fiesta así. Ella sabía exactamente que no me gustaba ese tipo de fiestas, pero quiso llevarme cuándo fingí estar interesada en esa fiesta.

Asentí, quitándome el cinturón de seguridad y saliendo del auto. Camine determinadamente en dirección a la puerta de la casa, con los latidos acelerados a pesar de que la música alta era más ensordecedora a cada paso. Yo sentía miedo, un miedo indescriptible.

Toque el timbre cuándo mis pies se hundieron en la alfombra de la casa, y pronto Keaton abrió la puerta, mostrando la ropa fea que llevaba. Tan pronto me sonrió, salió de su cara una sonrisa maligna y dos o tres chicos corrían en distintas direcciones, a lo mejor para esparcir el rumor de que Camila Cabello estaba en la fiesta de Keaton Stromberg.

-Haz venido- Keaton sonrió, levantando las cejas con sorpresa- Pensé que no tendrías el coraje de venir.

-Vamos adentro ándale- murmuré, intentando no mostrar mi inseguridad que tenía dentro de mí.

Me dejo pasar y entre, sintiendo al instante el olor a humo, sudor y alcohol que predominaban en el ambiente. Todo el ruido saturaba mi mente, juraría que vi una mirada intrigada
Conocida en medio de los chicos cuándo pase mi mirada rápidamente por la sala. Continué siguiendo a Keaton por las escaleras de la casa, donde ya podía caminar normalmente y rápidamente subimos al piso de arriba. El abrió la puerta de una habitación, interrumpiendo a una pareja y no tuvimos que decirle nada para que dejaran de tocarse y se salieran.

-Como te diste cuenta, tengo una fiesta bastante animada para aprovecharla a lo máximo- Keaton sonrió, girándose hacia a mí, después de cerrar la puerta- Así que no perderé mucho tiempo contigo.
-No pretendía pasar mucho tiempo aquí- hable sin emoción en mi voz, y el levanto una ceja, de una manera que no me agrado mucho.

-Ah, pero lo harás- dijo, cruzando sus brazos y sonriendo descaradamente- Si realmente quieres mantener en secreto tu relación con la Srita. Iglesias, tendrás que venir a varias de mis fiestas

-¿Qué?- le pregunte, riendo nerviosamente con sus ojos fijados en los míos, un tanto irritado- Exactamente ¿Qué quieres de mí?

-No te pediré mucho, seré amable contigo, porque estudiamos en la misma escuela- Keaton respondió como si estuviera haciéndome un favor o un acto de caridad- Si tu no quieres que las fotos en el carro de la Srita Iglesias estampadas en la primer página del periódico de la escuela, tienes que obedecer dos condiciones- Hizo una pausa para ver mi cara y continuo- Primer condición:

-Tienes que hacerme algunos favores de vez en cuando, por ejemplo, hacer mi tarea... y la de mis amigos también. Sé que es un poco lejos de la seriedad pero te dije que sería bueno.

-¿Y la otra condición?- gruñí, tratando de ignorar el hecho de que tendría que copiar 7 veces los gigantes ejercicios de Reid hasta encontrar una manera de deshacerme de ese chantaje barato. Keaton dejo salir una risa satisfecha y respondió- No le dirijas la palabra a Jauregui

Fruncí mi frente en tono de desprecio y no pude evitar que una delicada sonrisa saliera de mi rostro

-Espera déjame ver si entendí-aguantando la risa- ¿Tú quieres que haga tu tarea y que ignore a Jauregui para mantener tu silencio?

Fue divertida la situación por la cara de Stromberg, no tenía respuesta. Ni para chantajear a alguien dejaba de apesta. Ignorar a Jauregui es algo que me encanta hacer. Probablemente el sabia de lo que ella quería conmigo y quería tomar ventaja de esa situación para mantenerme alejada para ella y asegurar su atención solo ella...pobre.

-Si quieres que tu relación con Iglesias termine y hacer este asunto peor, háblale- murmuro totalmente desmoralizado y yo me trague la risa. El asunto era serio, a pesar de que Keaton fracaso como chantajista.

-No, yo acepto las condiciones- Asentí, colocando las manos en los bolsillos de mi vestido- Bueno... si eso es todo, me voy yendo.
-¿Tan pronto? ¿Por qué la prisa? - Keaton pregunto frunciendo

el ceño de manera cínica- Bebe algo, siéntate un poco. Los chicos tienen varias preguntas que hacerte

-¿Preguntas?- repetí, sin entender- ¿Sobre qué?

-En pocas palabras, sobre como conquista a la profesora más deseada e intocable de la escuela- él sonrió, poniéndose en la puerta e impidiéndome salir. Que ridículo, Dios mío en el cielo. Solo podía ser una broma. ¿Cómo él y sus amigos podían ser tan idiotas?

-Ya conseguiste lo que querías, ahora déjame ir- gruñí, casi dándole un puñetazo en la nariz.

-Creo que me olvide de decir que los favores iniciaban hoy.- dijo, como si tuviera problemas mentales para que yo no entendiera, sus palabras fueron habladas a una velocidad más lenta de lo normal- Y el primero de ellos es quedarte en la fiesta. Quiero ver como sales a un ambiente completamente diferente al que estas acostumbrada a estar. Tal vez no sea divertido para ti, pero apuesto a que voy a disfrutar esta experiencia.

Pude ver mi cara desconcertada reflejada en los ojos brillantes y con malicia de Keaton, y deje escapar un suspiro en forma de derrota. Mi relación con Vero, mi felicidad estaba en riesgo, era un secreto demasiado peligroso para rebelarme contra sus condiciones.

-Ay, lo que sea- murmure, evitando mirarlo y ver la alegría maldosa en su rostro. Keaton abrió la puerta con una sonrisa, finalmente me dejo salir y lo acompañe al piso de abajo, sin creer la embocada en la que estaba.

-Mi casa es la tuya, querida- Keaton dijo, cínicamente, cuando bajamos el ultimo escalón de la escalera- Siéntete libre de...Bueno si es que puedes sentirte libre.


Solté un suspiro mientras caminaba por aquella mansión, haciéndole dirección opuesta a Keaton. Por donde yo pasaba, veía a personas conocidas del colegio, muy pocas sobrias y demostrando la curiosidad de porque estaba en aquel lugar.
Encontré un mostrador donde podría tomar algo y decidí quedarme allí, ya que la media docena de personas parecían estar demasiado tomadas para moverme

-Cerveza por favor- gruño el camarero...Volviendo al tema, Keaton sabe muy bien que yo no soporto estar en lugares como este, y todavía me obliga a aguantar a un grupo de personas que odio por ser lucidas y que las odiaba más por estar borrachos.
El camarero me entrego rápidamente mi cerveza, cuyo contenido vacié en mi garganta, sintiendo el líquido helado recorrer dentro de mí, observe el desorden en el cuál se había convertido esa casa, nada está en su lugar, nadie estaba dentro de sus cabales.

Fruncí mi frente ligeramente si era el efecto de la cerveza pero era imposible con un solo sorbo. Todavía sentía barja por mi garganta, me sentía extraña, lo suficiente como para saber lo que estaba viendo. Aquello era real, ella estaba allí, a pocos metros de distancia, mirándome como si supiera que yo necesitaba ayuda, como si supiera que yo no estaba ahí por voluntad propia. Su mirada estaba fijada en mí, extremadamente seria, intrigada, preocupada. Yo debía imaginar que Lauren Jauregui estaría en esta fiesta-

No sé porque me sorprendía, después de todo, ella era prácticamente de Stromberg, todos los amigos de él sabían que era de su propiedad. Pero parecía que esa noche había sido liberada de su monogamia, porque tres chicos estaban alrededor de ella.

Lauren estaba sentada en el sofá, con los brazos abiertos y tenía un chico a cada lado de ella, acariciando sus pechos y susurrándole cosas en su oído con sonrisas pervertidas. El tercero estaba besando indecentemente su cuello.

Desvié mi mirada de la de ella, sintiendo mi corazón acelerarse. No estaba nada cómoda siendo observada con una persona tan invasiva como ella, que solo aumentaba mis ganas de suicidarme por estar ahí.



Di un trago más a mi cerveza, mirando a cualquier cosa que no fuera ella, pero mis ojos se negaron a obedecerme cuando la profesora Jauregui se libró de los 3 chicos que tenía encima y camino rápidamente hacia Keaton, quien pasaba por ahí. Ella le agarro bruscamente del brazo, frunciendo el ceño y dijo algo en su oído, pero la ensordecedora música no fue impedimento para que la oyera. Me dije a mi misma que aquella conversación tensa que tenían aquellos 2, no tenía nada que ver conmigo, pero era imposible no observarlos.

Hubo un repentino cambio de humor de Keaton, la conversación no era la mejor. Lauren hablaba con entusiasmo en su oído, hablando ligeramente con una cerveza en sus manos y con su frente fruncida y Keaton le respondía con incredulidad, con las manos en su cintura. Después de una conversación, él estaba a cuestas de mí, giro su rostro en mi dirección y me lanzo una mirada fulminante.
Lauren simplemente dijo algunas palabras más, manteniendo una expresión sería, y se fue rápidamente abrazando sus hombros para atravesar la multitud que estaba frenética. Desvié los ojos de él, y trague el resto de mi cerveza, ya no estaba segura si se trataba de mí.

Los minutos iban pasando torturantemente, las cervezas iban cayendo de una en una y unos 40 minutos más tarde, perdí la cuenta de cuantas latas había tomado. Lo único que sabía era que las cosas estaban medio confusas a mi alrededor. Las personas parecían moverse como flashes de cámara, y no de forma continua, los sonidos estaban más apagados, yo estaba lo suficientemente consciente para saber que mi depresión seguía ahí por estar en esa fiesta.
Tome un sorbo de mi cerveza, pero era como agua para mi, corría por mi garganta sin hacer diferencia en mí. Pero no solo bastaba el alcohol para ahogar mi frustración.

Me decidí a levantarme, con un leve mareo y camine lentamente a través de la gente, tratando de no dejar que la música se ahogara por un extraño zumbido en mis oídos. No tarde mucho y encontré un camino para una habitación más vacía y silenciosa: La cocina. Pocas eran las personas que estaban allí, tomando tequila con limón, entre ellos un chico con ojos azules y cabello oscuro. Avance hasta un armario en busca de algo más fuerte, y note que sus ojos me seguían, brillando de interés.
Deje escapar un suspiro frustrado al ver que en el armario solo había vajillas, preguntándome que hacer, cuando sentí a alguien acercarse a mí. Sonreí con picardía y gire hacia la persona, dándome cuenta que era el mismo chico.
-¿Buscas que beber?- Pregunto con una sonrisa coqueta en sus labio y poco a poco, asentí sin querer, perdiéndome en aquel azul de sus - Si gustas beber tequila, puedes tomar una copa con nosotros.

Con un ligero movimiento de cabeza asentí, el me indico donde estaba su grupo de amigos, todos chicos e igualmente bronceados. Levante mis cejas y asentí nuevamente. Todo fuera por el tequila y no por el chico de ojos azules que tenía un delicioso aroma a bloqueador solar.
Sentí que el chico me llevo de la mano con sus amigos y sin presentarme, me dio un trago de tequila y una rodaja de limón. Nunca había tomado eso en mi vida, más me esforcé para pareces experimentada. Exprimí el limón y rápidamente paso a formar parte de mi bebida, tomándolo en seguida. Con los ojos cerrados, sentí el líquido arder quemar dentro de mí, formando lágrimas en mis ojos. Por lo menos el efecto del tequila me mantendría entretenida por más tiempo, acompañada de los hermosos ojos azules de un chico.

-Una chica más aquí, Wes- oí que el chico le decía a uno de sus amigos, cuándo abrí mis ojos y vi todo borroso a mí alrededor. El chico me sonrió antes de tomar su trago, y sin querer yo también estaba sonriendo, con mi trago de tequila en una mano y el limón en la otra.
De repente me sentía ligera. Las cosas ya no me preocupaban más, se habían evaporado las responsabilidades que cargaba en mi espalda y me había olvidado de la razón de estar en esa casa. Ya no existían más, solo yo y los muchachos quienes se rieron más alto y hablaban de tonterías. De repente todo era muy divertido, me reía de cualquier cosa. Incluso cuando no había tal razón para reír, con una mano apoyándome en el brazo del chico de ojos azules que descubrí que se llama Austin Y de repente estábamos solos en la cocina, yo estaba encima del fregadero y el de pie a mi lado, sosteniendo el tequila casi vacío en medio de sus dedos.

-¿No te conozco de algún lado?- Lo oí mientras yo me reía de cosas sin sentido- Creo que te he visto alguna vez

-¿Así?- Le dije, levantando una ceja- ¿Dónde?

Austin se acercó, susurrando en mi oreja

-En alguno de mis sueños.

Solté una risa más alta de lo normal, demostrando que aún tenía el sentido de lo ridículo.

-Debes estar soñando ahora, porque nunca te vi en mi vida, ni siquiera en mi sueño- respondí, con un tono de desprecio- Además tengo a alguien
-¿Quién?- el insistió con una sonrisa tonto, agarrándome del brazo con fuerza- Quien sabe si yo no conozco al suertudo.

-Estoy segura de que no lo conoces- murmure tratando de que me soltara- Ahora suéltame que me lastimas

-Relájate Camila- Austin pidió, sin soltarme y yo me iniciaba a sentir realmente incomoda con aquel contacto físico no deseado- ¿Tienes miedo de que te obligue a hacer algo?

-Suéltame por favor, Austin- suplique mirando con firmeza sus ojos azules- Quiero irme

-¿Irte? ¿Por qué?- pregunto, frente a mí y aplicando presión con sus caderas contra mis rodillas para encajar entre mis piernas- Nos estamos iniciando a conocer mejor.

-Estoy hablando enserio, déjame irme de aquí- hable con la voz un poco más y cuando mis manos estaban en sus hombros tratando de alejarlo, sus manos agarraron mis muñecas, inmovilizándome- Suéltame

-Para de resistirte, sé que tú también quieres- susurro tirando su cara más cerca de mí- Tu novia no lo sabrá.

Soltó mis muñecas y en una milésima de segundo él ya tenía sus manos en mi nuca y la empujaba hacia él, besándome, cada vez más inevitable. Cerré mis ojos, empujándolo inútilmente por el pecho y fue entonces que me acorde de la debilidad de los hombres, que estaba perfectamente al alcance de mis rodillas.
Sin pensar le di un rodillazo para luego verlo caer enfrente de mí, Salí corriendo desesperadamente fuera de la cocina, Yo sabía que no debía de tomar tanto, era demasiado sensible al alcohol. Pensé en explicarle a Keaton lo que paso para poderme ir, pero sé que él le preguntaría a Austin lo que había pasado. Por suerte encontré una habitación segura: El baño
Me mire al espejo y solté un suspiro. Estaba sonrojada debido al calor de la adrenalina, levemente sudada y un poco desaliñada. Lave mi cara lentamente con agua fría, lo que me puso un poco más consiente, mi única salida era convencer a Keaton de que me dejara ir, y estaba determinada a hacer eso, respire profundamente, abrí la puerta del baño...

My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora