Capitulo Once

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Me desperté el día siguiente con la sensación de que no había descansado. Después de un largo día de explicaciones y adaptaciones de los verdaderos hechos a mi madre, que estaba esperándome molesta, pase toda la noche dando vueltas en la cama, inquieta. Nada parecía tener sentido, nada parecía ser consistente, la culpa era insistente dentro de mí, no pudo encontrar una explicación que fuera buena.
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Me levante antes de que el reloj me despertara, anunciando que eran las 6 de la mañana del lunes, y fui a tomar una ducha, con la ilusión de que el agua caliente, mejoraría mi estado de ánimo. Unos 30 minutos después, yo estaba vistiéndome desanimadamente, y luego después, peinándome, frente al espejo. Así que termine, ante mis propios ojos, cansada por la noche y decidí que iba a terminar con esa angustia. Necesitaba disculparme con ella, mínimo intentarlo. La única manera de dejar de sentirme así.

Tomé café en la silenciosa mañana, solo respondiendo una que otra cosa cuando mamá me lo pedía y pronto nos estábamos aparcando en el estacionamiento de la escuela. Una emoción corrió por mi espalda mientras caminaba por la entrada de la escuela, y mis ojos se encontraron inmediatamente con una Dinah tensa mirándome.

-Hola Camz- ella murmuro, con una sonrisa triste y me abrazo cariñosamente. Ella sabía sobre la fiesta del sábado, yo le había contado todo por teléfono, bueno casi todo, no le quise
Contar que estaba triste por culpa de Jauregui.

-Parece como si no te hubiera visto en año- suspire, abrazándola con más fuerza

-Parecieron- estuvo de acuerdo, alejándose unos segundos para poder mirarme- Estás tan triste, ¿estás segura de que estás bien?

-Lo estoy- mentí- Solo estoy un poco cansada- Nos sentamos en el lugar de siempre esperando a que Dinah me pellizcara discretamente mientras hablábamos. Gire en la dirección que ella me indico, y solo cuando ella conoció mis ojos, me acordé de que existía Vero. Me sentí rara cuando me sonrió, especialmente cuando era lunes y podía poner una sonrisa. Sentí que no merecía esa sonrisa suya.
-Buen día Jane- ella saludo cuando estaba delante de nosotras, como siempre lo hizo, y bajo un poco de voz- Buenos días, pequeña-
-Buen día- tartamudeé, apenas consiguiendo su mirada alegre. Parecía no tener cualquier señal de mi tristeza, Vero siguió caminado hasta la Sala de profesores y la vi cerrar la puerta, solté el aire que quedaba en mis pulmones, finalmente relajados.

-¿Vas a decirle?- oí una voz cuidadosa de Dinah preguntarme, y yo apenas negué con la cabeza, sin mirarla. Contarle a Vero, las amenazas de Keaton, no lo merecía, mucho menos de lo que estaba pasando en mi mente. No quería ser injustamente cruel con alguien más.
Las 3 primeras clases se pasaron lentamente. Apenas conseguía prestar atención en las clases, mis manos temblaban cuando copiaba, y un dolor en la boca del estómago me impedía desviar mis pensamientos de aquella tortura repentina. Por más que respirara profundamente y cerrara los ojos por algunos segundos, volviéndome a sentir mal en seguida.

En el receso, baje en silencio las escaleras con Dinah, queriendo que el día acabara pronto. Ella parecía entender mi inquietud y permaneció callada, haciéndome pensar sin interrupción. Como si hubiera alguna manera de detener mi tristeza. Nos sentamos en donde siempre, mientras ella terminaba algunos ejercicios de matemáticas, vi el flujo de gente vagamente por el patio, hasta que vi a Vero.

Iba deprisa hacia la salida, hablaba con fuerza por su celular con una expresión muy preocupada. Sentí una punzada en el pecho, como si se tratará de un repentino mal presentimiento, y de pronto desapareció de mi vista, dejándome aún más mal. Pensé en comentarle a Dinah, pero realmente no estaba de humor para hablar hoy y decidí esperar a saber qué pasaba. Obviamente, yo pretendía esperar a enterarme de la situación hoy mismo, cuándo ella regresara al colegio.
Veinte minutos después, la campana sonó, indicando el final del receso, y nos levantamos lentamente. Pronto estábamos subiendo las escaleras lenta y silenciosamente, y me sorprendí cuando oí que alguien susurraba en mi oído, venía detrás de mí.

-Ven conmigo

No tuve que mirar para atrás para reconocer la voz de Vero, y lance una última sonrisa a Dinah antes de acompañarla a una sala vacía en el segundo piso. Nadie parcia notar nuestra
existencia, estaban demasiado ocupadas en sus vidas, así que no dude en entrar a esa habitación sola con ella.
-Te extrañe- ella murmuro, sonriendo de una forma calmada y dándome un beso delicado, que hizo que mi sangre hormigueara dentro de mis venas. Estar cerca de ella me deja la sensación de alivio temporal, y me permitió sonreír sinceramente, aunque fuera una sonrisa un poco tímida

-Yo también- mentí, siento ese sentimiento indigno por no pensar en ella ni una sola vez desde que me desperté el día anterior. Pasé mis brazos alrededor de su cuello y ver cómo me abrazaba firmemente, sin besarme nuevamente. Le agradecí por no forzar mentalmente de mirarla a sus ojos y ver mis mentiras reflejadas en ellas, respire profundamente y olía profundamente su perfume...era un tanto extraño

-¿Formol?- pregunte, frunciendo el ceño y empujándola levemente para ver su rostro. Vero se rio suavemente, cerrando los ojos por un momento.

-Lo siento, no pensé que el olor fuera tan fuerte que se pudiera notar- dijo, sonriendo, y mirándome calmadamente- Tal vez por eso no me gusta dar clase en laboratorios.

-¿Qué quieres decir?- pregunte, sintiendo mi corazón acelerase un poco- ¿Diste clase práctica hoy?

-Sí, Jauregui no pudo venir a la escuela y yo la sustituí- ella suspiro, apretando su boca- Esa tonta choco su BMW contra un poste ayer por la mañana.

Aunque no me podía ver, sé que me puse pálida. Sentí que toda la sangre se evaporaba y mi corazón se congelaba. Mi expresión era totalmente sorprendida, perpleja. El mal presentimiento era explicado en ese instante

-Ah, ¿Por qué?- tartamudeé, intentado no sonar preocupada- Y ¿c-cómo está?

Vero pareció no darse cuenta de mi agonía y continúo sonriendo de una forma divertida antes de responder.

-Mejor que nosotras, por supuesto. No se lastimo mucho, solo se golpeó duramente con la cabeza al intentar frenar y estuvo inconsciente por unos minutos. Acabo de regresar del hospital donde ella está en observación, hable con el médico y me dijo que podía salir mañana a dar clases.
La imagen de Lauren golpeándose con su coche apareció en mi mente sin esfuerzo, seguida por los paramédicos mientras la inmovilizaban en la camilla mientras aún estaba inconsciente. Una enorme desesperación subió por mi garganta, haciendo que las lágrimas se formaran en mis ojos, mas yo hice el máximo esfuerzo para contenerlas mientras estaba en frente de Vero

-Me...tengo que ir...Me acorde de que tengo una prueba ahora- Fue todo lo que pude balbucear, alejándome de ella lentamente y evitando verla a los ojos- Después te veo.

Abrí la puerta de la sala, dejando a Vero totalmente confundida, y subí las escaleras hasta mi piso. Apenas pude contener mis lágrimas y con las piernas temblorosas, me empuje peligrosamente en uno de los cubículos de las señoras y solo después la cerré y sentada en un inodoro, finalmente caí en un llanto inexplicable.
Todo lo que yo conseguía sentir era culpa, Enojo conmigo misma, disgusto, un inmenso peso me impidió respirar, cada vez más se hundía un grito que no parecía tener fin. Ahogue mi hipo con mis manos cubriendo mi boca, sentí mis lágrimas lavando mi rostro, no encontraba la fuerza para respirar.
Cuándo pensé que parecía desmayarme por la falta de oxígeno, mis pulmones entraron en un modo de emergencia, entrando aire en sí mismo en numerosas respiraciones rápidas. Mis ojos seguían llorando y mi nariz comenzaba a congestionarse, pero eso no importaba. Las imágenes del sábado llegaron inmediatamente: Mis palabras groseras, la mirada furiosa de Lauren, sus dedos apretando el volante firmemente... Todo estaba muy claro. Todos los pensamientos que ocupaban mi mente se resumían a una única frase, que mi cerebro insistía en repetir.

Sí Lauren estaba en una cama de hospital en ese mismo momento, por muy bien que fuera su estado...era culpa mía.
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La profesora Sullivan hablaba con entusiasmo acerca de Platón, pero su voz parecía distante para mí en aquel momento. Mis ojos aún estaban hinchados, al igual que mi nariz, por el llanto de 10 minutos atrás, más la clase de filosofía parecía más interesante para el resto de la clase que mi cara de muerta. Afortunadamente.
Mi cuerpo estaba arrojado en cualquier forma de mi cadera, mi rostro descansaba pesadamente sobre mi puño. Mis ojos vagaban por las líneas de mi cuaderno y yo todavía podía sentir la sensación de culpa en mi garganta, como si mi dolor de cabeza no fuera suficiente para castigarme. Cuándo la Srita. Sullivan dejo la clase después de 2 módulos, note que una persona se acercó a mi banca, y levanté mis ojos para ver quién era.
Mis felicitaciones al filósofo que dijo que las cosas siempre pueden ponerse peor, si es que fue Murphy...Filosofía no era mi fuerte.

-Yo quería decirte que nuestro trato se deshace- Keaton murmuro, pareciendo estar irritado, por decirme todo eso mientras evitaba mirarme- Puedes estar tranquila, aquellas fotos no existen más.
Fruncí mi frente levemente, sin entender porque él estaba haciendo esto, más antes de que pudiera abrir la boca, él ya estaba en dirección a su lugar. La única posibilidad que apareció en mi cabeza me hizo aún deprimirme más.
Durante la última clase, continué desanimada y apenas hable con Dinah a la hora de la salida. También no he visto a Vero, que probablemente debía estar atrapada en el laboratorio, así que en cuanto vi el carro de mi madre a la salida de la escuela, corrí en su dirección. Necesitaba salir de ese lugar y estar sola en mi habitación lo más pronto posible.

Pasé el día con el mismo humor, solo salí de mi cuarto para comer un poco. Cuándo estaba en la cama después de la cena, el cansancio de una noche mal dormida me venció, y yo dormí pesadamente, a pesar de las pesadillas. Todo me indicaba el accidente de Lauren.

Me desperté al día siguiente, un poco menos cansada, y seguí mi rutina matutina para llegar a la escuela. Aprensiva por saber si ella iría hoy, yo me senté al lado de Dinah como siempre y no quite mis ojos de la entrada del colegio. Para mi suerte, Vero no demoro mucho y llego, hablando con alguien, nada más y nadie menos que la profesora Jauregui.

Mis ojos se clavaron en ella, parecía completamente saludable, fuera de un pequeño vendaje en su frente. No estaba pálida, mucho menos abatida. Parecía estar bastante animada, reía mientras conversaba y andaba normalmente, sin ningún signo de daño o debilidad. Un alivio inmenso me domino, más no me pude relajar por completo, porque los ojos de Vero estaban en los míos y ella me sonrió débilmente, pareciendo resentida por haberme ido ayer. Todo lo que faltaba era que ella se enojará conmigo, sin duda.
El día pasó tediosamente, fuera de mi inquietud. Después del receso, agarre a Vero a una sala vacía y me disculpe con ella por lo que paso el día de ayer, restableciendo la calma
en nuestra relación. A pesar de que todo estaba yendo bien, necesitaba pedirle disculpas a Lauren y que me libre de esta horrible sensación de culpa, más la hipótesis de que ella me viera enfurecida, hacía que yo temblara de pies a cabeza. No tuve el coraje de irla a buscar ese día, mucho menos el día siguiente, y solo volvería a verla cuándo mi clase de laboratorio de biología, la cual llego más rápido de lo que yo quisiera.
Entre al laboratorio, a pesar de los siempre agradables minutos con Vero después de su clase y vi a la profesora Jauregui muy cerca de Keaton y sus amigos. Ella estaba apoyada en la pizarra con sus brazos cruzados a la altura de su pecho y su sonrisa encantadora, conversando amigablemente con los chicos. Note que ella no usaba más su vendaje en la frente, y me sentí feliz de saber que ella se recuperó físicamente del accidente, que de cierta forma, yo cause. Me senté en el mismo lugar que siempre, trate en vano de no verla demasiado durante la clase, pero su mirada era indiferente, su rostro se giró más de una vez de mi dirección. Lauren me hizo sentir como si yo no estuviera allí, cosa que le salía de maravilla. ¿Qué esperaba de ella de todos modos? ¿Qué me agradeciera por haberla enojado tanto que ella choco e hizo una mierda su BMW? Ella dijo que nunca jamás vería mi cara...y lo estaba cumpliendo.
Después de lo que parecía una eternidad, sonó la campana, anunciando el final de la clase. Cuándo los demás iniciaron a salir, yo seguía sentada, mirando mis apuntes para encontrarme sola con Lauren en el laboratorio. Como era de esperarse, continuaba sentada en su silla, organizando los informes, con la expresión de concentración.

Respiré profundamente, llenándome de una falsa valentía y me dispuse a entregar mi informe. Sentí temblar mis manos cuándo tome mi hoja, haciendo que se viera mi nerviosismo, pero yo seguí caminando lentamente, hasta que llegue a su escritorio. En cuándo me detuve enfrente de ella, noté que su mirada se desvió brevemente a los informes y se elevó hasta la altura de mi cintura, suficiente para reconocerme e ignorar mi presencia. Respiré profundamente, con mi corazón a mil por hora dentro de mi pecho.

-Profesora- comencé a decir con una voz débil, mirando con la cabeza baja y no pude terminar. Mis lágrimas estaban allí, como el día anterior, sin querer que pasara, y que hiciera que mi voz se ahogara, pero a ella no pareció importarle. Tiro mi informe de mis manos de una manera brusca, aún sin mirarme y de todos modos lo colocó en su carpeta. La guardo en su bolso, la coloco sobre su hombro y camino hacia la salida del laboratorio.

-Discúlpeme, lo siento.- Oí mi voz en forma de susurro, y por el sonido de sus pasos, anunció que ella había parado de caminar. Incluso sin verla, pude sentirla, pero no tuve coraje para verla.

-No pierda su tiempo- su voz fría fruño, haciendo eco a través de las paredes del laboratorio, el silencio me permitió escuchar los latidos de mi corazón acelerado. Cerré mis ojos fuertemente, tratando de dejar de llorar por una tristeza profunda que apenas pude entender, en cuanto sus pasos me indicaron que ella ya se había ido, solo dejándome con una culpa aplastante.
Aquella semana, no fui a la casa de Vero, según ella, Lauren le pidió un viaje de fin de semana con unos amigos en el yate de su familia, para celebrar su suerte en salir ilesa del accidente. Vero menciono el nombre de la ciudad costera a donde ellas irían por donde estaba la casa de playa de Jauregui, pero estaba demasiado ocupada como para fijarme en ese detalle. Estaba extrañamente agradecida por no tener que ir a su casa en viernes, fingiendo que todo estaba bien y con la promesa de que Vero me recompensaría como merecía a la semana siguiente, yo seguía impresionada por el poder financiero de la profesora Jauregui, le deseé un buen viaje con una tierna sonrisa.

Las pesadillas culposas continuaron, perturbándome noche tras noche. No le había contado a nadie sobre mi complejo de culpa, pero mis signos de desánimo era notable. Durante un paseo con Dinah en un domingo, me pregunto que cuál era mi molestia, y ni por un momento pensé en decirle, preferí usar de excusa que tenía insomnio. No dejaba de ser verdad, por últimamente me pasaba.
La semana comenzó otra vez, todavía era angustiante. Lauren continúo fingiendo que yo no existía, pero por otro lado y en forma de compensación, Vero era cada día más dulce. No sé si fue porque no nos habíamos visto o porque había ido a ese viaje de fin de semana y ella sentía culpa, que me recompensaba con su afecto incondicional. La última posibilidad solo me ayudaba a estar más deprimida, así que preferí creer en la primera.

Diferente a la semana anterior, esta vez la clase de laboratorio de Biología, tardó en llegar. Y cuándo me di cuenta de que finalmente había llegado, estaba caminando en la dirección de uno de los bancos. Lauren llevaba una camisa tipo polo a rayas azul marino y blanco, pantalones en un tono azul oscuro, y zapatillas que hicieron que mis ojos la observaran por un tiempo. Terrible, absurda e irrevocablemente linda.
Nuevamente, ella explico la clase sin mirarme, y esta vez yo estaba más preparada para eso. Conseguí responder todas las preguntas esa semana, recuperando mis viejos hábitos y cuándo sonó la campana, dejé mi informe donde todos los estudiantes colocaron el suyo en una pila en un banco cercano a la puerta. Yo interpreté eso como un intento de bloquear cualquier tipo de dialogo conmigo. Más aquello no bastaría para mantenerme alejada. Tenía que seguir intentando, hasta sentirme libre de aquella cargar que parecía roerme por dentro cada día.
Al inicio, pensé en no hablar con ella. Solo guarde mis cosas, todavía un poco indecisa, y fui de las ultimas en dejar el laboratorio, con los brazos a la altura de mi pecho, caminando un poco lento. Más me forcé a parar algunos pasos después, fácilmente superada por mis compañeros, junte todo mi coraje, di la vuelta y caminé hacia el laboratorio, esta vez con determinación.
Toda mi valentía desapareció cuando me pare en la puerta y no tuve coraje para entrar. Desde allí pude ver a la profesora Jauregui de pie poniendo los informes en su carpeta. Mordí mi labio, pero antes de que pudiera tomar cualquier decisión, ella levantó su cabeza y giró en mi dirección, como si hubiese notado mi presencia.

Basto un segundo de tener su mirada en la mía para que yo recordará la razón de porque estaba allí y tan pronto me quito la mirada de encima, decidí ser enérgica y cambiar esa situación, mi mente aún estaba un poco revuelta, más pronto traté de organizarla.

-¿Por cuánto tiempo pretende seguirme evitando?- fue todo lo que conseguí decir, finalmente entrando al laboratorio y parándome a un lado de ella. Lauren no me miro, y continúo organizando los informes dentro de su carpeta, fingiendo interés en ella. Más me di cuenta que su mirada era vaga, tal vez incomoda por estarla viendo. Continué insistiendo, a pesar de que mi coraje era tambaleante, como la firmeza en mis piernas.

-Incluso pretendes hacer como si no me notarás, diré lo que tengo que decir- comencé, quería ir directo al grano, pero conseguí molestarme más por su falta de expresión en su rostro- Tu no me quieres oír, pero por lo menos yo tendré mi consciencia limpia por haber cumplido mi deber.

Buena elección de palabras, Camila. Realmente, no podía haber sido mejor. En términos de madures, yo parecía una niña de 5 años mal acostumbrada a oír un "no" como el tipo escándalo en las jugueterías. Lauren no hizo nada, seguía mirando a su carpeta mientras sus labios se contraían aún más, demostrando su ira. Miré atentamente ansiosa por una señal de derrota, pero Lauren no facilito las cosas y permaneció callada, así que continúe.

-Yo sé que te acusé de cosas horribles- recomencé, tratando de hacer que mi voz pareciera en calma y ella suspiró profundamente- Y también imagino, que el accidente que ha tenido, en parte, fue mi culpa. Usted no sabe cuándo me arrepiento de todo eso, y sé que no lo merezco, pero Por favor, discúlpeme.
Durante unos segundos, ella continúo ignorándome y poniéndome más nerviosa, pero no me rendí. Yo no pretendía salir de aquél laboratorio sin por lo menos oír una palabra o una mirada de ella.

-Felicidades, ya pidió sus disculpas ridículas- Lauren suspiro, segundos más tarde- Puede irse ahora.

Cerré mis ojos por un segundo, sintiendo un breve dolor y volví a mirarla, tratando de esconder el alivio conseguido por lograr que me dijera algo, aunque fuera muy duras. Tal vez no fue lo mejor, pero definitivamente fue un comienzo.

-Yo entiendo perfectamente que fue una grosería y sé que merezco ser tratada así, más quiero que entienda que estoy arrepentida y que me estoy disculpando- Hable, un poco más serena- Yo sé que no fui justa con usted, sé que fui ruda.

-Ya has sido ruda conmigo antes- Dijo con voz fría, apoyando uno de sus brazos sobre el escritorio y deliberadamente dejando ver la cicatriz de mi pluma hace algún tiempo- No pareces estar tan arrepentida.

Sentí una punzada de culpa por lo que me había recordado, me tome mi tiempo para hablar. Suspire ligeramente, concluyendo firmemente por sus respuestas. Era innegablemente que ella ya no le dolía el golpe, más la cicatriz me causo un poco de remordimiento.

-Porque antes no te metías en problemas- ella contradijo, fingiendo interés en su carpeta- Definitivamente no como ahora

-Usted solía ser mi único problema- comente con una sonrisa discreta, mirándola- Nunca pensé que sería la persona que las causaría.

-¿Qué quieres decir al final de cuentas?- Lauren explotó de repente, me miraba con expresión de conflicto- Primero dices que me odias hasta la muerte, después vienes a pedirme disculpas toda arrepentida y nostálgica. Veré si se me olvida, tus crisis bipolares no me interesan.
Fruncí mi frente, incrédula por sus acusaciones mientras regreso la mirada a sus informes. Mi cerebro seguía haciendo eco de sus palabras groseras. ¿Quiere saber a qué quería llegar? Basta de ser agradable, no estaba jugando a la psicóloga con una mujer tan ignorante como Lauren.

-Yo le pregunto a usted ¿Qué quiere de mí?- exclame, tan furiosa como ella, o hasta más- Usted vivía humillándome, haciéndose la graciosa en frente de otros, pero terminaba lamiendo
el suelo que pisaba. Lo único que usted quería era que yo le prestará atención, cosa que nunca consiguió.

-Céntrate chica, el mundo no gira alrededor tuyo ni de tu ombligo- ella contesto, con voz alta- Solo te preocupas por ti misma, por tus sentimientos, por tus intereses. Te haces la santa más en el fondo no eres más que una frívola, vanidosa, egoísta que no hace nada más que quejarse y criticar a otros.

-No voy a permitir que usted hable así de mi- Respondí casi gritando, sintiendo las lágrimas involuntarias en mis ojos al escucharla decir todo sobre mí con la voz cargada de sinceridad y agresividad. Levanté mi mano en dirección a su cara para darle una bofetada, pero a mitad de camino ella tomo mi muñeca y me impido completar mi objetivo.

-Estoy cansada de ti- ella gruño, mirando profundamente mis ojos y su expresión fue más amena con un toque de sorpresa al verme llorar. Su respiración golpeo mi cara, y solo se dio cuenta de que nos habíamos aproximado incómodamente sin darnos cuenta. Trate de no verme tan sumisa en su mirada, estaba tan cerda de mí, pude ver el tamaño de sus pupilas, pero al parecer no estaba funcionando. Su perfume invadía mis pulmones sin pedir permiso, mezclado con su aliento que débilmente olía a canela. Por extraño que parezca, la combinación de los 2 olores era muy buena, tanto que me sentí entumecida. Seguimos mirándonos durante unos largos segundos, asimilando nuestra peligrosa proximidad física o al menos lo intentaba.
Claramente derrotada, por la expresión de su rostro, Lauren acerco su rostro al mío y sin pensarlo, no debí dejar que ella acortara la distancia entre nosotras, que era de unos centímetros. Sus ojos estaban en dirección de mis labios y su frente era un poco ceñida, tratando de encontrar su determinación pero no parecía tener éxito. Involuntariamente, yo también mire sus labios. Era un ambiente totalmente surrealista.

Sentí mi mano que estaba libre, envolver mi cara lentamente y totalmente habíamos entregado al momento, permití que acortara la distancia entre nosotras y me besara. Tan pronto como nuestros labios se besaron, numerosas y pequeñas explosiones dentro de mí, cada centímetro de mi cuerpo, mi corazón latía a mucha velocidad, haciendo que mis sentidos se sintonizaran. Ella soltó mi muñeca, y deslice mis manos hacia sus hombros, sintiendo un calor abrumador debajo de mi piel. Un deseo que se había acumulado durante mucho tiempo, encontró el momento adecuado para explotar.

La otra mano de Lauren envolvió firmemente el otro lado de mi rostro, manteniendo nuestra proximidad e intensificando los movimientos de nuestras lenguas. Parecíamos estar hambrientas la una por la otra, buscando desesperadamente hacer algo con la distancia entre nosotros y hacerla desparecer por completo. Me abrace por su cuello, y sentí que ella se inclinó ligeramente para abrazarme por la cintura. Sus brazos me envolvieron y sus manos subieron a mitad de mi espalda, acariciándola de una manera impresionante.

Yo estaba tan enloquecida, tan fuera de mí, que algunos minutos después me vi agarrando su cabello, completamente jadeando mientras Lauren soltó pesadamente el aire durante el beso. En mi impulso, permití que ella me agarrase de mi cintura rápidamente y me sentó en el banco, juntándose entre mis piernas y dejando caer su carpeta llena de informes en el piso. Sin darnos cuenta del pequeño desastre, nos continuamos besando eufóricamente, desde ese momento se comenzó a mostrar algo entre mis piernas...

Incapaz de alejarme de ella por una fuerza invisible y extremadamente dominante, mi conciencia poco a poco iba regresando y me estaba dando cuenta de lo que estaba permitiendo pasar. Varias imágenes pasaron por mi mente, la mayoría implicaban a Vero y su amor hacia a mí, el sentimiento de remordimiento se estaba volviendo incluso mayor que la antigua situación. Yo no le podía hacer eso a ella. Yo no podía ni quería hacerla sufrir. Incluso sin saber, por un momento mi impulso, probablemente me arrepentiré al día siguiente.

Y fue pensando en Vero, en todo lo que teníamos, todo lo que sentía por ella, empuje el hombro de Lauren, rompiendo el beso. Mi mirada mareada se encontraron con la suya, totalmente confundida y yo no pude ni siquiera empezar a ordenar lo que estaba pasando por mi mente. Abrí y cerré mi boca varias veces, pero en todas no conseguí decir nada, con las piernas temblorosas, deje el laboratorio, lanzándole a Lauren una última miranda un poco vacilante.

Cuándo iba bajando las escaleras, agradecía que ella no me fuera siguiendo, solo había un único pensamiento que había en mi cabeza, prevaleciendo encima de los demás. En aquel momento, yo tuve el presentimiento de que algo en mi crecía, como cuándo una enfermedad se va extendiendo gradualmente y solo es "agradable" cuándo es irreversible...

No cabía duda, yo estaba completamente atraída por Lauren Jauregui…

My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora