Capitulo Diecinueve

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Claridad...estúpida claridad.


Abrí mis ojos lentamente, adaptándolos lentamente a la luz que habia adentro del cuarto y asi me quede por algún tiempo, pensando que debería dar la vuelta y dormir de nuevo, sintiendo cada parte de mi cuerpo, reclamarme por el cansancio (y una que otra...reclamándome por dolor) y yo simplemente mirando a la nada.

Oí un suave silbido interrumpir el hermoso silencio y cerré perezosamente los ojos. Parecía que alguien ya se había levantado. Y ese alguien solo podría ser Vero, porque ya no estaba a mi lado, porque su parte de la cama estaba vacía, según lo que mis manos podían sentir.

De repente, como un flash, vino todo a mi mente.

Lauren.

De un momento a otro, me vi sentada, despeinada y con el corazón acelerado. Entonces, me di cuenta que había sido verdad. Yo no había imaginado todo ni lo había soñado. Yo jamás hubiera podido inventar algo con ese grado de realidad, que me hizo temblar de solo recordar.

Me había acostado con Vero... y con Lauren

Apoye mis codos sobre mis rodillas que estaban semi dobladas, pasando mis dedos por mi cabello y dando pequeñas palmadas a mi cabeza. Cerré mis ojos, sintiendo la somnolencia volver y el dolor regresando levemente a mi cabeza en negación. Desaprobando mi actitud, y al mismo tiempo, totalmente derrotada. Era simplemente imposible resistir el recordatorio de lo que yo estaba tratando de olvidar.

"Tonight i'm gonna have myseeeelf a real good time"- Escuché a Vero cantar, despacio y casi susurrando, tratando de que yo no despertara, pero el silencio era de un tamaño enorme que sus susurros se escuchaban perfectamente.

Traté de sonreír un poco, imaginando su cara de felicidad, pero no lo conseguí. Yo me sentía...sin emociones.

Todo parecía automático, programado, fríamente calculado, como si fuera una verdad absoluta: Yo amaba a Vero, más mi cuerpo, mis instintos, un grito profundo en el fondo de mi alma, llamaban por Lauren. Y ese frito era ensordecedor, que me dominaba por completo, me hacía perder la noción o la sensación de cualquier cosa. Solo se calmaba cuando estaba con ella.

Volví a acostarme, o más bien, tiré mi torso pesadamente hacia atrás de vuelta a la cama, mirando a la nada y un suspiro escapo de mis pulmones, anunciando mi desesperación. Los recuerdos de la noche anterior continuaban más frescos en mi mente, más yo no los quería. Yo me sentía extremadamente sucia por haber caído en la tentación nuevamente. Más en cierta forma, el dolor ya no era el mismo, no era sofocante, así como si la culpa fuera menor, aunque fuera solo un poco. Si yo tuviera una pizca de sentido común, todo esto no estuviera sucediendo, y no me estaría siendo imposible respirar, por el tamaño de mi remordimiento.

Mas, la sensación de estar con Lauren, tener su piel cálida y suave contra la mía, sentir su fuerza, su perfume envolviéndome de una forma asfixiante, como un tipo de gas letal, arropaba todo mi cuerpo entero y aceleraba mi corazón, como nunca.

Deje que mis ojos se perdieran por el techo blanco, avanzando rápidamente por la fase de aceptación y concentrándome en decidir qué hacer a partir de ahí.

¿Por qué martirizarme por algo irreversible, por mucho que me doliera? No podía llorar por lo sucedido; correr para cortar mis muñecas y terminar con esta situación o encararla, como mínimo, con madurez, que por cierto, no borraría lo sucedido la noche anterior.

Por eso, apenas respire profundamente, dejando que el oxígeno me ahogase con las imágenes y recuerdos de Lauren por mi mente, y tome una decisión: necesitaba mantenerme integra, así que solo había una sola razón en mi vida...Vero.

A partir de aquel momento, tenía que ser firme, y esta vez... hacerlo de verdad. Yo ya había tenido 3 deslices, y si yo quería realmente pretender mantenerme firme en mi decisión, jamás podía permitir que una situación de esa magnitud, sucediera otra vez.

Desde aquel día, yo no volvería a pensar en ella.

Yo no dejaría que su presencia, me afectara.

Yo no dejaría que eso, volviera a acontecer.

Pase varios minutos repitiendo mentalmente esa misma frase, y yo me levante, cansada, sintiendo mis músculos, cansados y dolidos, quejándose en vano. Conforme caminaba hacia el baño, me acordé de lo que Lauren me había dicho pocas horas atrás, iba a volver...

Una mitad, no podía estar si su otra mitad. Una no estaba completa sin la otra. Me levante enfrente del espejo, mirando mi reflejo soñoliento, y suspire nuevamente. Podía tomar algunos días, más no dejaría dudar mi decisión, la decisión que yo había escogido. Al principio, tal vez yo necesitaba un poco más de autocontrol para no ya no pensar más en ella, al final de cuentas, yo sobrevivía. Al final de cuentas ¿Para que necesito de 2 mujeres, si una me daba todo lo que yo necesitaba? ¿Por qué yo necesito más sexo si ya tengo una novia perfecta?

Tome una ducha rápida, eliminando cualquier vestigio físico de la presencia de Lauren la noche pasada, que aun vivían en mi piel, lave mis dientes, aun teniendo un humor determinado y optimista. Me puse una blusa, unos shorts de pijama, me recogí el cabello y solté un último suspiro antes de descender las escaleras.

-¡Buen día!- sonrió Vero, al verme en pijama, al pie de la escalera. Su sonrisa y sus ojos, más que felices, como siempre, ella parecía inusualmente, emocionada, y la razón, no fue ningún misterio para mí, a pesar de todo lo que yo estaba sintiendo en esos momentos, no conseguí no sonreír ante esa sonrisa que iluminaba mi rostro desde que la vi.

-¡Buen día!- hable en un tono divertido, deteniéndome cerca de ella, a su misma altura y dándole un beso dulce.

Mis manos estaban sudando frío, y ella me miro con duda en su expresión, y su cabello considerablemente desarreglado. Aproveche que la toalla que yo había usado para secar mis cabellos aún estaba sobre mis hombros y la coloque sobre su cabeza, frotando su cabello y humedeciéndolos para intentar solucionarlo. Cuando quité la toalla, encontré a una Vero confundida, y extremadamente sexy mirándome, con su cabello desordenado.

De una manera bastante dolorosa, irónicamente, bastante parecida a Lauren.

-¿Quedo un poco mejor?- pregunto, con una sonrisa decreciente y una ceja levantada, empeorando mi situación. Dios realmente adoraba verme metida en problemas. ¿Qué fue lo que yo hice para meterme en tremendo calvario?

-Mmm mucho- confirme, asintiendo e ignorando la semejanza con Lauren.

-Hm..si tu dices- Vero se encogió de hombros, tratando de ver como había quedado su cabello- ¿Tienes hambre, preciosa?

Tan pronto como ella dijo esa palabra, mi estomago rugio de hambre. Mordí mi labio inferior, aún adolorido por la noche anterior (MENTE DEJAME VIVIR EN PAZ, Lauren Jauregui no existe más para mi) y Vero hizo una cara adorable.

-Aww- Vero sonrio, acariciando mi cara y haciendo la suya, aún más linda- No hace falta que respondas, vamos a comer nuestro desayuno mi amor.

Ella me dio la espalda, indicando que me cargaría hasta la cocina y no pensé ni un minuto en rechazar su invitación, dejando que ella me llevase, con una expresión casi infantil. Además de ser cargada en la espalda de Cero, era más agradable que tener el dolor entre mis piernas y moverlas caminando por el piso frio.

-Oh no lo creo, ¿Omellete?- pregunte, respirando profundamente para sentir el olor de la comida y sentir como Vero me bajaba lentamente en una silla al lado de la mesa.

-¿Te apetece el omelette?- poniendo su plato al mismo tiempo que el mio en la mesa, riendo- Se que te gusta.

Pasaron los minutos en silencio comiendo cuándo Vero decidió hablar - Camila... ¿Dónde estabas anoche?
Vero venía con mi plato, y lo puso frente a mí, besando mi cuello, tomando ventaja de que solo había hecho un moño suelto en el pelo. Se volvió para ir a tomar su desayuno, y yo, sin dejar de reír a su manera, que me servía con el zumo de naranja que estaba sobre la mesa.
- Hm, sabes quién  allanó la nevera la noche anterior? - Ella preguntó distraídamente mientras  cortaba el omelette, unos minutos después de comer, y mi medidor de peligro sonó. - Las fresas que había visto en la nevera estaban en el lavabo cuando desperté.
Me costó un montón de no atragantarme con la comida en ese momento, y tragué casi todo el omelette con mucho esfuerzo, incapaz de masticar bien antes de que el temor de su pregunta me causara. Me había olvidado de guardar las fresas.

My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora