Capitulo Cinco

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-Eres tan linda- ella dijo en voz baja, con los ojos brillando.

-¿Solo yo?- Dije acariciando sus hombros. Ella me regreso la sonrisa y me beso, casi alcanzando el fondo de mi garganta con su lengua. Revolví sus cabellos con gana, correspondiendo al beso con el mismo deseo. Vero no quitó sus manos de mis senos, apretándolos con más fuerza y gimiendo en voz baja con la boca pegada a mi. Yo ya comenzaba a sudar, arañando la espalda de ella, cuando a sentí que desabrocharon mi sostén.

*Ding dong*

Abrí mis ojos al escuchar el timbre, y me topé con su mirada sorprendida muy cerca de la mía. Nos paralizamos y Vero salió caminando, muy incómoda

-¿Quién diablos será?- Susurró entre jadeos para dejarme un poco después. Parecía el tipo de mujer que sólo usa malas palabras cuándo se enoja, me reiría por ello si no estuviera tan enojada por la interrupción.

-¿Esperas a alguien?- Pregunté suavemente, agarrando mi blusa rápidamente y vistiéndome mientras ella hacia lo mismo.

-Claro que no, Ella respondió en el mismo tono, mientras se conducía a la puerta- Escondete en alguna de las habitaciones, para que no te vea, sea quien sea.

Obedecí rápidamente, entrando al primer cuarto que vi, No preste atención en nada, solo me quede parada en la puerta, escuchando.

- Disculpe el venir a incomodarla, Srta. Iglesias, pero es que encontraron este juego de llaves perdido en el pasillo y yo quería sepa si es suyo.- Escuche una voz familiar hablar, y si fuera legal que yo estuviera aquí, hubiera salido y le hubiera dicho varias cosas por interrumpir lo que estábamos haciendo.

-No son mías Andy- Oí la voz de Vero decir calmadamente- Pero gracias por preguntar.

Oí que la puerta se cerro y en menos de 2 segundos corri hasta donde ella estaba
-"¿Gracias por preguntar?"- Pregunte inconforme- ¿Te das cuenta de que nos interrumpió con su pregunta?

-No me doy cuenta, pero no puedo hacerle nada- Vero se rió, me abrazaba y hundio su cara en mi cuello- Y si preguntas, su interrupción solo sirvió para excitarme más.

Sonreí inevitablemente con aquella provocación, mientras recibía besos y pequeños chupetones detrás de la oreja. Vero me cogió en su regazo, haciéndome reír y agarrando su cuello, y me tiró en la cama, cayendo encima de mí.

-¿Quién te dijo a ti que te pusieras la blusa de nuevo?- Pregunto, dando un paso hacia atrás y haciendo cara de sorprendida. Me quite la blusa mientras ella se quitaba la de ella, y la jale del elástico de sus jeans haciendo que cayera sobre mi pesadamente. Ella sonrió, satisfecha y me beso con urgencia, tomando mi sostén rápidamente. Vero comenzó a darme besos por el cuello, mientras apretaba mis senos, hasta alcanzarlos con la boca. Ella los chupaba lenta y delicadamente con los ojos cerrados, concentrada en darme placer.

Yo acariciaba sus brazos y espalda, incentivándola, y ella continuó descendiendo sus besos por mi abdomen, cogiendo firmemente mi cintura. Cuando llego a la parte de mis pantalones, ella me miro determinada, como si nada fuera a pararla. Sin querer que se detuviera, eche mi cabeza hacia atrás para sentir sus manos acariciar mis muslo y luego subir para el botón del pantalón.

5 segundos después, tanto mis pantalones como mis bragas estaban muy lejos. Vero abrió mis piernas cuidadosamente, mirándome de arriba abajo con los ojos ardiendo en lujuria.

Sin decir una palabra, ella deslizó sus manos desde mis senos hasta alcanzar el interior de mi cuerpo, y se inclinó para alcanzar mi intimidad con su boca. Agarré las sabanas de la cama cuando sentí su lengua tocarme, despacio a principio, pero aumentando la velocidad y la intensidad a los pocos. No aguanté y comencé a gemir.

Cuando yo estaba a punto de correrme, ella subió hasta nuestras bocas se encuentren, y calló mis gemidos con un beso tranquilo y profundo. A la vez, ella comenzó a me masturbar con los dedos en una velocidad increíble. Yo agarré sus cabellos con fuerza, sin parar de gemir ni durante el beso, y puede sentirla sonreir. No tardó mucho y yo gocé, haciéndola disminuir sus movimientos. Extasiada, mis manos recorrieron todo su abdomen, diseñando sus curvas por el trayecto, hasta alcanzar su short. La empuje haciéndola caer a mi lado. Abrí el botón de sus pantaloncillos cortó y tire ella, dejándole solo las bragas.

Pasé una de mis piernas por cima de ella, sentada sobre sus caderas y comencé a acariciar sus pechos y abdomen. Ella había me dado el mejor orgasmo de mi vida sin penetrarme, y yo pretendía satisfacerla con la misma intensidad.
Comencé a besar y a lamer su abdomen, sintiendo sus dedos enterrarse entre mi cabello. Fui descendiendo hasta llegar a sus bragas y se las quite deprisa. Deslicé mis manos por sus coxas, sonriendo para ella, y deposité mis dedos en su intimidad. Demostrando mi satisfacción en su mirada, di un besito en su clítoris y lo lamí lentamente, haciéndola soltar un gemido ronco y cerrar los ojos con fuerza. Coloqué la boca en su intimidad, y nuevamente ella cogió mis cabellos, orientando mis movimientos. Yo alternaba la velocidad, haciéndola gima alto cuando estaba rápido y gemir más alto aun cuando estaba despacio, como se estuviera reclamando.
Quité mi boca después de un buen tiempo provocándola, y la observé desnuda acostada en la cama. Había gotas de sudor por todo su divino cuerpo Vero, con los ojos semi abiertos, regresaba mi mirada con una sonrisa, lo que sólo me motivó a continuar

-Suficiente por el amor de DIOS.

Miré a ella, quitando la boca de su intimidad, ella me estiró y me volcó, quedando sobre mí nuevamente. Se posicionó entre mis piernas, y me lanzó una última mirada radiante antes de penetrarme con fuerza y de una sólo vez con sus dedos Las dos gemimos alto, y yo clavé mis uñas en sus hombros. Vero tardó algunos segundos antes de hacerlo nuevamente, aun recuperándose de la primera embestida, y poco a poco aumentaba la velocidad de sus movimientos.
Ella intentaba besarme, pero estábamos ocupadas demás con otras cosas para ser buenas en eso. Ella embestía con cada vez más fuerza y me hacía arañar su espalda. El cansancio comenzó a tomar cuenta de nosotras 2, pero no estábamos dispuestas a parar. Vero disminuyó los movimientos, como si quisiera que me cogiera por más algún tiempo, pero no tardó mucho y llegue por la segunda vez, y tiempo después ella también llego al orgasmo.
Solté un suspiro, estaba exhausta y me relaje, sintiendo sudoroso cada centímetro de mi cuerpo. Vero se derrumbó sobre mí y envolvió mi cintura con sus brazos, estaba totalmente agotada. Abracé su cuello, acariciando lentamente sus hombros, con una sonrisa cansada en su rostro. Todo lo que sentí por algunos segundos fue la respiración lenta de Vero en mí cuello, hasta que oí su dulce voz susurrando:
-Puede que sea algo pronto para esto pero... creo que te amo, pequeña.

Vero se levantó un poco y me miró con una expresión tranquila y una sonrisa llena de temor.

-Yo también te amo- dije suavemente, mientras le acariciaba su rostro que estaba algo sonrojado- Estoy absolutamente segura de eso.
Vi que su sonrisa aumento, y la abracé por el cuello para recibir un beso tranquilo. Estuvimos un poco más abrazadas, hasta que nos quedamos dormidas. Era el sueño más feliz de mi vida, sin duda.
Abrí mis ojos, sin recordad porque estaba sonriendo. Parpadeé un par de veces, tratando en enfocar un poco mi visión y suspire perezosamente. El dulce aroma lleno mis pulmones, haciéndome sonreír todavía más. Mi mano estaba al lado de mi cara, que a su vez estaba en su pecho, que iba arriba y abajo con calma según su respiración. Su aroma estaba en todas partes, y su brazo alrededor de mis hombros, impidiendo que yo me moviera.
Mire por encima y vi que Vero aún dormía como un bebé, incluso después de un par de horas de sueño. Sonreí como boba, acaricie lentamente su pecho y me acorde de todo lo que habíamos hecho.
-¿Pretendías verme por cuánto tiempo?- Oí una voz suavemente decirme, haciendo que me sonrojara ligeramente. Vero abrió los ojos y me miró, con una sonrisa sospechosa en su rostro.
-No sé, tal vez hasta que tú despertarás y me hicieras esa pregunta- Respondí, haciendo que su sonrisa creciera. Vero me beso delicadamente y giro para quedar frente a frente.

-Para tu información, yo ya estaba despierta- ella murmuro, deslizando su mano por mi cintura- Tu estabas durmiendo como una roca encima de mí hasta ahora.

-Lo siento si el colegio en dónde trabaja y yo estudio hace que tenga que despertar a las 6 de la mañana todos los días- dije, haciéndome la ofendida, haciéndola reir.

-Wow, que chica más loca traje a casa- ella dijo, acercándome más hacia ella.

-Lo estoy- confirme haciendo cara de enojada y apoyándome en un codo- Si no te gusta, me voy en este instante y no te incomodo más.

-Mira además de loca eres independiente- Vero se rio, sosteniéndome con mayor firmeza de la cadera, como si quisiera detenerme allí- Quero verte usar todo ese coraje, para que te levante de aquí.

Cuándo iba a abrir mi boca para hablar, ella me callo con un beso intenso y su mano subió desde mi cadera hasta mi cara, mientras que la otra estaba sobre mi cintura. Obviamente todo lo que yo pensé en decir, se fue de mi memoria, así que nuestras lenguas comenzaron a juguetear una con la otra, en un mixto de provocación y tranquilidad. Pude sentir a Vero sonreír durante el beso, victoriosa por haberme callado, y yo no conseguí no sonreír con ella.

-¿Sigues molesta?- ella murmuró, siguió sonriendo cuándo rompió el beso.

- Idiota- me queje, cerrando los ojos en señal de derrota y vergüenza. Vero se rio suavemente y me dio un suave beso, poniendo su cabeza junto con la mía, haciendo que las puntas de nuestras narices se tocaran.

-Eres más linda cuándo te avergüenzas ¿Sabias?- Ella dijo, abrazándome por la cintura suavemente- Más de lo que ya eres.

-Pero no exageras ¿Verdad?- Hable suavemente, con una sonrisa derretida mientras acariciaba su rostro, dibujando sus rasgos y provocando que cerrara sus ojos un par de veces- - No existe nada en tí que no me agrade, nada que te estropee. Tu eres simplemente perfecta, Ese rostro de bebé, esa linda sonrisa, tu cuerpo, Todo.

Vero que tenía sus ojos cerrados cuándo comencé a hablar, abrió sus ojos firmemente, oyendo con atención todo lo que yo decía y alargando su sonrisa con cada palabra.

-Increíble como una chica de 17 años puede decir cosas que una mujer de 30 no tendría la sensibilidad ni para decirlas ni para soñarlas- sonrió con sus ojos brillando, acariciando mi mejilla con su pulgar- Y eso, ante mis ojos te dejan más linda.

-No hagas eso conmigo, por favor- cerrando los ojos y sintiendo mis mejillas quemarse por la timidez y la alegría- Me da vergüenza.
Oí a Vero reír suavemente y sentí sus brazos aproximándome más a ella (pensé que no se podía, ¿No era suficiente?)
-Que tú estés cerca de mi, es la mejor sensación del mundo- ella murmuro, hundiendo su cara en mi cuello- Tu perfume, el olor de tu cabello, la temperatura de tu piel, tu corazón latiendo...Siempre parece explotar en cualquier momento.
Cerré mis ojos y envolví su cuello con mis brazos. Respire profundamente, y ríe en voz baja, sin conseguir creer en el sueño que mi vida había volcado. No me podía explicar cómo podía ser la mujer más feliz del mundo. Tal vez por eso quede completamente muda y seguía acariciando sus hombros y espalda lentamente, sintiendo su aliento calmarse en mi oreja.

Vero comenzó a besar mi cuello delicadamente, haciendo que cerrara mis ojos y poniéndome muy nerviosa. Comencé a enrollar sus cabellos entre mis dedos y ella continuo distribuyendo besos por mi cuello hasta llegar a mi boca. Ella me besaba calmada y profundamente, y yo sentí como pequeños choques eléctricos recorrer por todo mi cuerpo y hacían que me erizara. No recuerdo haber recibido un beso tan intenso como ese. Acabamos invirtiendo las posiciones, dejándome por cima de ella, con una mano de apoyada de cada lado de su cabeza. Eso se fue poniendo un poco más ardiente y cuándo estábamos sin aliento, Vero succiono mi labio inferior antes de romper el beso. Mire aquellos ojos castaños que retribuían mi mirada con un resplandor en medio de mi cabello alrededor de mi cara y sonreí, viéndola hacer lo mismo.
La bese, sin importar que no tuviéramos aliento, y sentí sus manos viajar por mis hombros y espalda lentamente, asi como también sentí humedad en mis bragas Sonríe cuando ella abrió el cierre de mi sujetador sin que yo lo percibiera (Si, yo también me puse mi ropa interior antes de dormir, soy una niña muy avergonzada como ya deben haberlo notado), y me senté sobre sus caderas para quitarle las bragas. Sus manos acariciaban los costados de mis muslos, y sin querer esperar, ella se sentó y me abrazó por la cintura, volviendo a unir nuestros labios. Envolví con mis brazos su cuello y devolviendo el beso con voluntad y sintiendo como ella apretaba mis pechos. No tardo mucho y comenzó a provocarme, lamiendo el lóbulo de mi oreja.
Con la piel de gallina de pies a cabeza, agarre su cabello hasta que escuché que ella susurró:

-Hace calor ¿No crees?

Asentí lentamente. Atontada con aquella voz (muy sexy por cierto) me falto el aliento y dijo:

-Así que si hace calor...
La sostuve por el cuello y Vero pasó sus brazos por debajo de mí. Ella se levantó de la cama, aun provocándome. Y me llevo en su lugar a algún lugar que no sabía que era hasta que vi azulejos blancos por toda la pared y una caja de cristal grande

Antes de que yo pudiera decir cualquier cosa, ella cerró la puerta y me presiono contra ella, con sus labios pegados a los míos. Sus manos recorrían mi cuerpo con prisa, en cuanto las mías transformaban su cabello en un desorden sin fin. Yo la estiraba por la cintura para más cerca de mí, dejando su excitación aún más evidente con la proximidad y destruyendo mi salud mental. Las manos de Vero se detuvieron en mi trasero, con la misma intención que tenía al estirarla de las piernas y sus pulgares se envolvieron del elástico de mis bragas, tirando hacia abajo.

Consiguiendo controlar un poco más las cosas por estar de pie, fui empujándola cómo quién no quiere nada hasta su espalda queden contra la caja de vidrio cerrada. Vero soltó un gemido ronco cuándo toco la helada superficie y yo, ahora acariciaba su vientre, y torpemente se abrió la puerta de la caja transparente, cayendo dentro de ella. Respirando ruidosamente, dejé que ella me presionara contra la pared interna de la caja mientras agarraba mis cabellos de la nuca con una mano y tocaba la pared hasta encontrar la válvula y la giraba para abrir la ducha. En cuanto el agua fría tocó nuestra piel, automáticamente nos abrazamos fuertemente, como si fuéramos a calentarnos con el calor de nuestros cuerpos.

Nuestras manos recorrieron cada pulgada de piel y no tarde mucho para quitar las bragas empapadas y tirarlas al suelo. Pase mis brazos por su cuello, implorando a que ella hiciera lo que yo quería, Vero se dio cuenta de eso, levantó mis piernas y coloco sus dedos en mi entrada. Esperando sentir como ella entraba de una sola vez, como antes, sentí solo un dedo dentro de mí, tomándome el pelo y callando un gemido con un beso. En cada embestida, ella iba colocando más y más dedos, haciendo involuntariamente el beso hasta llegar al final y empezó a moverse con rapidez y mucha fuerza. Yo acabé quedando un poco más alta que ella por estar suspensa, lo que hizo el rostro de Vero quedar prácticamente entre mis senos. Obviamente disfrutando de la situación, casi gritó, haciéndome gemir en el mismo volumen. El agua fría que caía sobre nosotros nos dejó más calor y se me hizo manía agarrar su cabello un poco resbaladizo.
Durante casi media hora estuvimos en esa posición. Vero echaba su cabeza para tras varias veces, con los ojos fuertemente cerrados y los cabellos pegados a su frente, y yo los colocaba para atrás con las manos, agarrándolos nuevamente en la nuca. Ella realmente estaba esperando mucho para no tener que Salir de allí, mientras yo ya había tenido un orgasmo 2 veces, con mis uñas incrustadas en sus hombros y gritando de placer. Me dejé resbalar con la espalda prensadas contra la pared hasta quedar de pie, mientras Vero alejaba las mechas de cabello pegado en mi rostro, buscando mis labios con los suyos. Puse mis manos temblorosas en sus hombros, muerta de cansancio, y retribuí su beso suave con una sonrisa.

-Creo que estoy demasiado vieja para estas cosas- Vero suspiro respirando profundamente para después abrazarme cariñosamente por la cintura.

-Si fuera así, imagina como hiciste estas cosas cuando eras más joven- susurre, besando su cuello mientras lo abrazaba y sintiendo como su vientre se sacudió rápidamente en una risa sin aliento

-Deja de hacer eso o te voy a mojar- amenace con mi cabello húmedo mientras me acercaba y causando que se protegiera a si mismo con sus brazos, riendo.

-También te amo, mi pequeña- Ella bromeo, estirándome de la manga desproporcional y me trajo hacia a ella. . Un olor de jabón invadió mis pulmones, y no tuve como no sonreír al retribuir su beso.

-No vas a parar ¿Verdad?- Murmure, manteniendo nuestros rostros cerca, incluso después de haber roto el beso y señalándola con el dedo- Mira que yo muerdo eh.

Vero soltó una risa maliciosa y poniéndose más sensual que de costumbre, susurro:

-Lo sé

-¡Vero!- Exclamé, avergonzada, hundiendo mi cara en su cuello mientras ella se reía más fuerte.

-Está bien, voy a parar- dijo, mientras me abrazaba fuertemente antes de continuar hablando- Hablando de morder ¿Tienes hambre?

Asentí, aún sin mirarla. Era un hecho que el olor de su cuello era algo irresistible. Y quedaba mejor aun cuando yo me acordaba de mis manos deslizando por sus hombros, enjabonadas, hace algunos minutos atrás mientras tomábamos baño.

-Sí, me lo imaginaba- Ella dijo, asintiendo con su cabeza- ¿Te parece si vamos a la cocina y preparamos algo?


Miré, sorprendida y recibí una sonrisa pícara. Me levanté rápidamente y corrí a la cocina, acompañada por ella. Y casi me desmayo cuando vi lo que había en la mesa de la cocina.


-¡No lo puedo creer!- exclame con una enorme sonrisa en mi rostro- Pasta


-¿Te gusta?- Vero sonrió, muy linda, cuándo volteé hacia ella, casi lloro de la emoción

-¿Qué si me gusta?- repetí, riendo- Me encanta la pasta, ¿Cómo la hiciste tan rápido?, quiero decir, no me demoré ni 10 minutos.

-Veintisiete minutos, conté sin querer- ella respondió, cruzando sus brazos y recargando uno de sus hombros en la pared de la puerta.- Todo eso para vestirte y desenredar el cabello, y eso probablemente fue mi culpa.



Feliz, no pude responder nada, solo me mordí el labio inferior y seguí viéndola sonreír de una manera inteligente.

- Bien yo extrañé que tú no te aparecieras allá en el cuarto- murmure, sin conseguir parar de sonreír, ella se aproximó a mí - Bueno tú tienes que parar de sorprenderme ¿Sabes? No es solo porque sea joven y tener que aguantar.
-Quién no vas a aguantar un minuto sin devorar la pasta que está ahí- Vero sonrió, colocando sus manos en mis caderas- Antes de que comiences a agradecerme, quiero ver si apruebas mis habilidades culinarias
Solté una risa suave y me puse de puntillas para darle un beso rápido, antes de sentarme en una de las sillas. Vero hizo lo mismo, y me sirvió, llenando su plato después. Tomé el tenedor, e inhale el olor maravilloso que venía de mi plato, enroscando la pasta en mi tenedor, sintiendo una mirada aprensiva sobre mí.
-Hm...Vamos a ver si ya puedes casarte.- dije, echando un vistazo rápido a ella antes de poner el tenedor en mi boca.
Cuando yo tenía que hacer mi propio almuerzo porque mi madre estaba trabajando, yo solía hacer pasta porque pensé que era práctica y sabrosa. Yo consideraba mi pasta una obra maestra, pero acababa de descubrir que no era tan buena cocinera como yo pensaba. Vero era mejor. Mucho mejor.
-¿Y?..- ella pregunto, con el tenedor revoloteando sobre su comida (aún intacta) y una sonrisa nerviosa
-Lo bueno de aquí, es que no cocinas para ganarte la vida-  conteste cuándo termine de masticar, con una cara seria y vi pánico en sus ojos- Porque si cocinaras, yo ya estuviera gorda y celulítica por comer tu pasta.
-¿Es ahora donde juegas con la pasta sobre mi cabeza o lo dejarás para más tarde?- Vero sonrió un poco trastornada y aliviada al mismo tiempo, mientras yo reía.
-Genial-exclame, casi enferme de risa frente al horror que le había causado- No lo desperdicies todo en mi cabeza por favor.

-¿La próxima vez intenta ir directo al punto, puede ser? - ella gruño, sin conseguir evitar una sonrisa y finalmente comiendo un poco de la pasta.

-Oww estás molesta -hable. Lo siento, bebé.

-¿Bebé? Mira quien habla- Vero murmuro, lanzándome una mirada juguetona y sentí mi cara caliente de la vergüenza. A veces me olvido de que ella tenía 13 años cuándo yo nací, apenas tenía dientes y un prototipo de pecho. Nos quedamos unos segundos en silencio, solo se oía nuestra masticación, hasta que ella habló:

-¿Por qué tienes esa cara y porque estas tan callada?

-Nada, solo estaba pensando- respondí, sin mirarla

-¿Pensando en que?- insistió, su voz baja y su cabeza inclinada tratando de ver mi cara.

Sonreí levemente y levante mis ojos para verla.

-Todo esto es muy loco... ¿No crees?- Le dije, avergonzada

-¿Todo esto?- repitió con el ceño fruncido. Pero eso está bien, no puede pensar bien con el estómago vacío
-Sí...como estamos juntas. Explique, con mi mirada fija en ella. Vero estuvo un poco seria, mirándome un poco asustada por pensar en ello.

-¿Por qué dices eso ahora?- Ella pregunto, con una voz seria y dejándome nerviosa- Estás pensando en renunciar a todo esto o lo que sea, mi pasta lo arruino todo por ser tan mala.

-No, no claro que no, tu pasta es genial- Interrumpí, a pesar de estar angustiada, ella sonreía, y seguía mirándome fijamente esperando una explicación- Yo estaba pensando en cómo ocurrió todo esto en nosotras, a pesar de la diferencia de edades.

Vero sonrió y yo hice lo mismo. Después de casi un mes juntas, era la primera vez que deje de pensar en ello, cuánto más le miraba esos ojos brillantes, no podía encontrar una respuesta lógica y racional. Bueno nosotras no éramos racionales, éramos una feliz coincidencia. Dentro de tantas alumnas y alumnos guapos e inteligentes que yo sabía que ella tenía, ella me escogió justo a mí, que no tenía nada de diferente a ella. Tal vez me preguntaba porque me merecía tremendo regalo de la vida.

-Yo realmente no sé qué decir- ella suspiro, con la mirada perdida en mi- Pero me alegro de que sucedo, estaba perdiendo mi toque con las mujeres.

Mi sonrisa se hizo involuntariamente, así como la de ella, y sentí como mi rostro se acaloraba. Que hermosa, era todo lo que yo podía pensar.

-Déjame terminar de comer la pasta, antes de que termine encima de ti- dije haciéndola reír- Y ahora que sabes que yo muerdo... ten cuidado

-Puedes morderme- ella rio, enrollando la pasa con el tenedor con una mirada pervertida- Me gusta

-Vero!- Exclame, incrédula y poniéndome roja de nuevo, haciéndola reír.
___
Eran las 8:30 pm, terminamos de cenar. Nos reímos más de lo que comimos, de hecho. Principalmente yo, que parecía una retrasada mental con una sonrisa en el rostro sin parar de verla, estaba en bragas, cenando conmigo.

Llenas de hambre (y con mucha razón) devoramos toda la pasta y tomamos casi todo el juego de uva que había en el galón, la ayude a poner los platos en el fregadero contra su voluntad y me pregunto.

-Es buen momento para comer el bote de helado ¿No crees?

-Si engordo, será tu culpa- hable, haciendo un fallido intento por no sonreír y la apunte con mi dedo índice.

-Podemos arreglarlo más tarde- ella sonrió, nerviosa, mordiendo su labio inferior, muy apropiado para lo que acababa de decir.

No puedo creer que hayas dicho eso- Vero hablo, riendo y abrazándome por la cintura. Incomoda, por mis propias estupideces, la mire, sonriéndole de una manera avergonzada y arrugando la nariz.

-Deja de lado tu vergüenza- ella murmuró son una voz cariñosa, dándome un beso esquimal- No la necesitas

Vi mis manos en su pecho, levante la mirada y automáticamente sonreí. No sé porque me avergüenzo con ella. Bueno, tal vez porque era mi profesora de biología y tenía miedo de regarla o algo así, porque estaba completamente enamorada de ella.

-Solo porque te he dicho que eres linda cuando te avergüenzas, no quiere decir que me tortures así todo el tiempo- Vero sonrió, pretendiendo estar irritada y me reí en silencio- No sabes de lo que soy capaz cuándo me provocan de esa manera.

- ¿Ah, sí? - pregunté, levantando una ceja, y un segundo después su brazo pasó por bajo mis piernas, me levanto en el aire. Si ella continuaba cargándome toda hora, yo iba a olvidarme de cómo caminar.

-Sí- ella respondió con las cejas levantadas y una sonrisa brillante- Pero como soy una gran profesora de Biología, creo que debemos esperar a que nuestro estomago digiera la pasta antes de caer en provocaciones.

-Estoy completamente de acuerdo contigo, Profesora Iglesias- le dije, haciendo cara de inteligencia- Entonces mientras esperamos, quiero helado.

-"Manos ocupadas", quien oye hasta piensa. - hablé, riendo como una idiota. - Creo que ahora estamos con las frases ambiguas.

-Si quieres desocupo mis manos en este momento- ella sugirió y amenazó con ponerme otra vez en el suelo.

- Puede continuar cargándome, yo te dejo que lo hagas. - sonríe, haciendo la expresión más excesivamente tierna del mundo mientras cerraba la puerta del congelador con el helado en mano. Vero devolvió una sonrisa, y yo me pare sobre la cocineta para tomar 2 cucharas.


-Veamos que esta pasando en la TV- ella dijo, agarrando el control remoto que estaba en el sofá y encendio el televisor. La pantalla se ilumino, apenas vi lagartos y plantas por todas partes, no pude evitar sonreir.

-¿Animal Planet?- Pregunte, abriendo el bote, sentada entre sus piernas- ¿Por qué debería saber sobre esto?

-Por lo menos no es un canal porno- Vero dijo con tono reclamon, cambiando los canales y llenado su cuchara de helado sin siquiera ver lo que eraba haciendo.

-¿Y si así fuera? No sería un problema- Le dije sin prestar atención a lo que estaba pasando en la TV y rellenando cuidadosamente mi cuchara- Hay hombres y mujeres que aprenden muchas cosas con películas porno ¿Sabias?

-¿Vas hablar de eso ahora?- ella hablo, levantando sus cejas con una sonrisa traviesa mientras yo comía otra monstruosa cucharada de helado

-¿Por qué? ¿Te da miedo alguna cosa?
-Claro que no, yo creo que las películas porno son interesantes- respondió comiendo un poco más de helado- Es genial ver a alguien ser tan elástico.

-No creo que tu veas películas porno solo para ver la elasticidad de las mujeres- dije dando un pequeño golpe en su pecho.
-Ven aquí, déjame preguntarte algo- ella dijo parando en cualquier canal y mirándome con una impaciencia cómica- ¿Por qué estás tan curiosa por el porno? ¿Sigues queriendo más?

-Esa no era mi intención original, pero si me lo propones...- respondí, mirándola y lamiendo lentamente la cuchara, con una sonrisa provocadora. Vero me miraba fijamente, pareciendo media adormecida e hizo un puchero, derrotada.

-¿Quisieras un beso helado? - ella murmuró, en voz baja, quitando el bote de helado de en medio de mis piernas y colocándolo en la mesa que quedaba de su lado del sofá.

-Si me gustaría ¿Qué?- pregunte, sin escuchar lo que dijo pero gire la cara cuándo sus manos habían demostrado esa intención.

-De esto- ella susurro, y unos segundos después sus labios estaban sobre los míos. Un choque térmico recorrió mi cuerpo, cuándo su lengua helada, toco la mía (que no estaba tan fría). Pase mis brazos por su cuello, erizada de la cabeza a los pies, y ella me estiró para más cerca de ella por la cintura, haciendo mis piernas envuelvan sus caderas. Nos quedamos así un rato, hasta que el frío y delicadamente Vero estaba encima de mí. Sonriendo, ella rompió el beso y murmuro.

-¿Dormimos aquí esta noche?

-No tienes que pedirlo 2 veces- contesto con una sonrisa de oreja a oreja, y volvió a besarme, contenta por mi respuesta.

Si, puedo decir que Vero me besaba, era una escena que se repitió varias veces esta noche.

My Biology [Español] 1ª Temporada (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora