(Sepárense las colgaduras y Kurwenal se presenta de improviso.)
KuRWENAL.-¡Levantaos vosotras, mujeres, animadas y alegres! ¡Aprestaos al momento, dispuestas, listas y diligentes! (En tono más sosegado.) De parte del héroe Tristán, mi señor, debo decir a la señora Isolda: -El pabellón de la alegría enarbolado en el mástil ondea ligero a la parte de tierra; el castillo real de Marke anuncia que ella se acerca. Por esto pide a la señora Isolda, que se dé prisa, a prepararse para desembarcar, a fin de que pueda él acompañarla.
ISOLDA (después de temblar a las primeras palabras de Kurwenal, se repone y habla con dignidad).- Lleva mis saludos al señor Tristán y comunícale lo que voy a decir: -Si ha de acompañarme a la presencia del rey Marke, no podrá esto ser, según la urbanidad y el buen sentido, sin que antes reciba yo una satisfacción por una deuda no satisfecha: pida pues él mi gracia. (Kurwenal hace un ademán de oposición; Isolda continúa con más fuerza.) Escucha. bien, y transmítelo exactamente. No quiero disponerme a acompañarle a tierra, ni a su lado iré para presentarme ante el rey Marke, si antes no solicita, conforme ordenan la buena crianza y el buen sentido, olvido y perdón por una deuda no satisfecha: ella le ofrecería mi gracia.
KURWENAL.-Perded cuidado, se lo diré: aguardad ahora, que se entere. (Se retira precipitadamente.)
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Tristán e Isolda (Ópera)
RomanceLa historia del amor "involuntario, irresistible y eterno" de Tristán e Isolda, que se prolonga durante toda la vida e incluso después de la muerte, atrajo con fuerza, ya desde sus inicios, a quienes la escucharon. El destino trágico de aquellos dos...