Escena II - ISOLDA, TRISTÁN, KURWENAL

69 4 0
                                    

(Tristán se precipita, bamboleando, al encuentro de Isolda, que entra con paso acelerado. Encuéntranse en medio de la escena.)
ISOLDA.-¡Tristán!
TRISTÁN (cayendo en los brazos de Isolda).-¡Isolda!... (Levanta a ella la mirada, se inclina sin vida en sus brazos, y cae en tierra lentamente.)
ISOLDA (después de haber dado un grito). -¡Soy yo, soy yo... dulcísimo amigo! ¡Levántate! ¡Escucha mi voz! ¿No atiendes? Isolda te llama: Isolda ha llegado, para morir fielmente con Tristán... ¡Enmudeces a mis súplicas! Sólo una hora... mantente despierto por mí! He velado tantos días de angustia para velar una hora contigo. ¿Tristán le negará a Isolda, le frustrará este instante único, eterno, suprema felicidad del mundo?... La herida... ¿dónde está? Deja que la cure, para que sanos y salvos compartamos la noche. No mueras de la herida, no, no te me mueras de la herida. Reunámonos, extíngase la llama de la vida... La mirada apagada... Inmóvil el corazón... Tristán infiel, ¿para mí este dolor? ¿Ni la más leve espiración del aliento? ¿Ha de estar de pie a tu presencia sollozando la que vino intrépida por mar para contraer contigo un feliz enlace? ¡Demasiado tarde! ¡Demasiado tarde! ¡Hombre cruel! ¿Así me castigas con la más rigurosa proscripción? ¿Sin favor por mi deuda de dolor? ¿No podré manifestarte mis lamentos? Una vez solamente... No más que una vez... Tristán... Escucha... ¡Despierta! Amado... La noche... (Casi desfallecida sobre el cadáver.)

Tristán e Isolda (Ópera) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora