Un príncipe para Alexandra

Capítulo 6:

Estaba en casa de mi hermano, en su sofá concreta mente, besando a Eric. Si, la apuesta se había ido a la mierda pero ¿qué más da? Ese beso estaba valiendo la pena. Al principio fue un beso tranquilo, nos besábamos despacio. Estábamos probándonos a fuego lento, pero poco a poco el beso se fue intensificando y con ello Eric aprovechó para introducir su lengua, la cual se abría paso por cada rincón de mi boca y de paso aprovechaba para enroscarse con la mía. El beso se estaba volviendo apasionado y ansioso y yo sin saber cómo acabé sentada a horcajadas sobre Eric quien estaba pasando sus manos por todas las curvaturas de mi cuerpo y mis manos estaban agarrando su cuello, jugueteando con su pelo.

- Dios... desde el primer día que te vi me moría de ganas de tenerte así- Dijo Eric cuando nos separamos para coger aire.

Yo me sonrojé y el volvió a besarme. No sé si nunca me habían besado así, con esa necesidad, con esa ansia de tenerme, de probarme... pero tengo que decir que Eric sabía muy bien, pese a que su boca tenía cierto gusto a cigarro, besarle era muy placentero.

Subía y bajaba sus manos de mis caderas a mi trasero y mientras yo estaba entretenida saborear cada rincón de su boca. Hubo un momento que subió sus manos hasta mis pechos donde se entretuvo a palparlos tranquilamente mientras yo seguía sentada encima de él  y por consecuencia pude notar como algo en el estaba despertando. Me levanté del sofá, cogí a Eric de brazo y lo arrastré a la habitación de mi hermano dónde nos dejamos caer sobre la cama.

Eric estaba tumbado encima de mí, con un codo apoyado en el colchón para no dejar caer todo su peso sobre mi cuerpo. Nos seguimos besado apasionadamente mientras nos acariciábamos por todo el cuerpo. En un arrebato cogí la camiseta de Eric y la tiré a un rincón de la habitación. El hizo lo mismo con mi camisa color granate, tuve que ayudarlo a quitármela porque con las ansias casi me rompe los botones y no quería que me rompiera esa camisa, era una de mis preferidas. Cuando conseguí quedarme en sujetador me dio vergüenza y casi como un acto reflejo me cubrí el pecho con los brazos. 

- ¿Qué haces?- Dijo Eric cogiéndome las manos y poniéndolas detrás de su cuello para que dejara de taparme- No te tapes... ¿Te da vergüenza?- Asentí- Me gustaría que te dieras cuenta de lo guapa y sexy que llegas a ser.

A mí me dio la risa y pensé en la cantidad de mentiras que un tío era capaz de decir por echar un polvo ¿guapa y sexy? ¿yo?

Seguimos con la sesión de besos que a cada momento se volvía más intensa. Eric empezó a recorrer mi pierna con su mano, acariciando el muslo, casi rozando mi zona íntima haciendo estremecer. Subió la mano hasta el cierre de mi pantalón y se dispuso a abrirlo hasta que puse mi mano encima de la suya.

- Para... ¿Podemos dejarlo aquí por?- Pregunté sabiendo que era yo quien había empezado todo este lío.

El simplemente me dio un beso casto en los labios y se tumbó a mi lado intentando recuperar la tranquilidad.

Lo agradecí. No es que no me apeteciera o que fuera una de esas chicas que piensa que está mal follar a la primera cita o cosas así. No, nada de eso. Aún que estaba más que acostumbrada y tenía muy asimilado mi propio cuerpo, me avergonzaba desnudarme ante cualquier persona. Así que me quedé con las ganas. Me levanté de la cama y recogí mi camisa y la camiseta de Eric que estaban tiradas por la habitación.

- Voy a buscarte un pantalón de chándal o algo de mi hermano para que puedas dormir cómodo- Le dije a Eric mientras rebuscaba en el armario.

- Vale pero... ¿Te importa si me doy una ducha antes? Necesito relajarme- Me dijo Eric.

Le indiqué dónde estaba el lavabo y le dejé una toalla limpia junto con un pijama viejo de mi hermano. Me reí un poco al pensar en a que se refería cuando decía que necesitaba "relajarse". Yo me puse unas mallas de mi cuñada y una camiseta de deporte de mi hermano y me metí en la cama esperando que Eric llegara para ponernos a dormir.