Capítulo 12

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Después de besar a Eric le dije que lo perdonaba pero que no habría una segunda vez.

- No voy a dejar que me trates mal otra vez Eric. Si estás enfadado respiras, te relajas y después hablamos las cosas porque si vuelve a pasar algo como ayer no te perdonaré.

- Lo sé. Te juro que no volverá a ocurrir- Le creí.

Más tarde tuve que pedirle que se marchara, tenía que seguir trabajando y no podía pasarme el día hablando aquí con él. Me entendió y no se fue sin antes darme un beso y decirme que me quería.

Yo volví a subir a la oficina y seguí haciendo mi trabajo. Poco después llegaron los demás y como me dijo Cristian, me trajo algo de comer.

- Recuerda que el sábado es la fiesta de Thiago eh, no puedes faltar.

- No tranquilo, no faltaré.

Después de comer lo que me trajo Cristian, el día pasó volando. Salí de la oficina, fui a casa a por un par de cosas y llegué a la clase de inglés justo para darme tiempo a hacerme un cigarro.

- ¿Cuándo empezaste a fumar?

Joel como siempre apareciendo de la nada.

- Pues hace un par de años.

- Ya... has cambiado mucho desde entonces...

- No, qué va. Soy la de siempre.

- No lo pareces, pero bueno ahora tengo tiempo de ponerme al día de ti ¿Te apetece ir a tomar algo al salir de aquí?

- Uf... tengo cosas que hacer Joel.

- Alex, no te va de media horita... va, no me hagas insistir.

¿Sería buena idea decirle que si? La verdad es que no lo pensé, simplemente acepté.

La clase fue productiva, aprendí bastante aunque Joel no paraba de distraerme. Ya eran las ocho cuando salimos.

- ¿Dónde quieres que vayamos?- Me dijo Joel.

- No sé, cualquier sitio está bien.

- Hay un garito aquí cerca que está bastante bien ¿Me llevas?

Abrí el asiento de la moto, saqué el casco de repuesto y se lo dí. Subí a la moto y él se sentó detrás de mí, demasiado cerca para mi gusto. Me fue dando indicaciones a medida que nos íbamos moviendo, pese a que con el casco apenas podía oírlo y que me daba la sensación de que acabaríamos perdidos, llegamos al garito que decía. Era bastante pijete la verdad, pero Joel era así, pijo. Nos sentamos y enseguida nos vinieron a tomar nota. Yo pedí un Nestea y tal y como recordaba, Joel pidió una Coronita.

Recuerdo que cuando salíamos y me invitaba a su casa a pasar el rato o a hacer esas cosas interesantes que hacen los novios, siempre tenía la nevera llena de esa cerveza, su padre la adoraba y como consecuencia el hizo igual. Al recordar eso y tenerlo delante hizo que un montón de momentos me invadieran la cabeza. Besos, risas, abrazos, cariño, complicidad... pero también decepción, soledad, desprecio entre otras cosas.

- Sabes... siento que tengo que pedirte perdón- Me dijo sacándome de mis pensamientos

- ¿Qué?

- Alex... sé que me porté mal contigo. Fui un niñato de mierda que te hizo daño y ni siquiera fui capaz de pedirte perdón- Me quedé callada escuchándolo hablar, no entendía a que venía decirme esto ahora, pero en cierto modo reconfortó.

- No pasa nada Joel, el tema está más que olvidado. Los dos éramos unos críos.

- No. Claro que pasa... te menosprecié y claramente no te lo merecías. Actuaba como si tu no fueras lo suficiente para mí, cuando el que nunca supe estar a la altura fui yo.

Un príncipe para AlexandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora