Hoy había sido un día bastante complicado en el trabajo. Todos parecían estresados, incluso Thiago y eso es extraño. Ya lo conozco desde hace unos meses y sé que es de esas personas que no se enfadan por nada en el mundo, tiene una paciencia que parece nunca agotarse, al contrario que a mí.
Tenían que cerrar un negocio bastante importante con una empresa china que les iba a dar un pastizal de la ostia así que andaban todos locos para arriba y para abajo mientras yo estaba sentada delante de mi ordenador haciendo mi faena. A las cinco de la tarde llegaron unos cuantos señores asiáticos y junto con las personas de mi departamento, exceptuándome a mí y a Cristian, se metieron en la sala de reuniones.
Cristian y yo decidimos aprovechar que iban a estar rato reunidos para coger un café de la máquina e ir a fumar un cigarrillo a la entrada.
- Oye Alex este sábado es el cumpleaños de Thiago y los de la empresa le organizamos una cena en un local que después de una buena comilona nos ponen música y buenas copas ¿Te apuntas?
- ¡Por supuesto!
Thiago se había vuelto una persona de peso en mi vida. Es ese tipo de persona que siempre agradeces tener cerca porque tiene una buena energía que siempre contagia aparte de que se puede hablar de todo con él.
Lo de ir a una fiesta llena de gente estiradilla de la empresa no me hacía del todo gracia, pero sé que Cristian iba a estar ahí así que él sería mi punto de apoyo.
- Vale, entonces les diré que te apunten.
- Perfecto ¿Hay que ir vestido de alguna forma en especial?
- Alex puedes ir como quieras y además ya sabes que yo las etiquetas sociales me las paso por la raja del culo.
Cristian y sus cosas. Aún me pregunto cómo ha acabado trabajando en una empresa así con lo poco que encaja. Pero ¿Quién era yo para juzgarlo? La menos indicada, por supuesto. Había acabado en esta empresa de pura chiripa así que...
Después de acabarnos el café junto con el cigarrillo volvimos a subir. Cristian se encerró en su despacho como siempre y yo seguí con mis cosas. Casi dos horas después salió toda aquella gente de la sala de reuniones, acompañaron a los señores asiáticos a la salida y cuando volvieron al departamento todos entraron con una sonrisa de oreja a oreja.
Al parecer todo había ido a pedir de boca y habían cerrado el negocio con éxito, pero la cara de Thiago no parecía del todo feliz. Como él era el último en irse de la oficina esperé a que todo el mundo se marchara de la oficina para entrar a su despacho y preguntarle. Abrí un poco la puerta y escuché como estaba hablando por teléfono.
- ¡Que no! Que no me valen tus excusas de mierda Maria.
María era la novia de Thiago. Me había contado que llevaban 7 años juntos y que la quería a rabiar, incluso vivían juntos en su piso.
- Te lo digo muy enserio María, te dejo esta noche para que recojas todo lo que puedas de mi piso y te largues. No quiero verte ni saber nada más de ti- Dijo antes de colgar y darse la vuelta.
Me miró y ví como se le derramaban un par de lágrimas por los ojos.
- ¿Estás bien?- Le pregunté mientras entraba a su despacho y cerraba la puerta detrás de mí.
- No. No estoy bien. Todo va mal Alexandra, todo...- Suspiró- ¿Cómo estarías tu si descubres que tu pareja a la que llevas amando más de 7 años ha llevado una relación con otro hombre a tus espaldas?
- Pues...
- Una relación Alex... una puta relación ¿entiendes? No ha sido un desliz... ha estado 3 años con un tío mientras también estaba conmigo.
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Un príncipe para Alexandra
Novela JuvenilAlexandra es una chica de 21 años, normal, sencilla. Vive con Noa y Dani sus dos mejores amigos en un piso en el centro de la ciudad. Trabaja de cajera en un supermercado y le gusta. Tiene una familia estupenda y se considera un persona feliz. Su ún...