Blue Blood: el destino de la familia real corre peligro

Renaciendo

Capítulo uno.

Renace.

Abrí mis ojos de golpe, qué sueño tan extraño.

Frank se movió a mi lado, volteé a mirarlo y sonreí. Me quedé observándolo por un momento, tenía una expresión tranquila, parecía un pequeño en medio de un buen sueño.

—No me observes así Cathy, me asustas.

—Reí un poco con la voz algo ronca— ¿Hace cuánto despertaste?

—Acabo de hacerlo. —Abrió los ojos— ¿Qué pasa?

—Tuve un sueño raro. Parecía más una visión.

—Oh Cat, es la tercera esta semana. Eso es preocupante.

—Lo sé.

—¿Cómo fue esta vez?

—Igual que las anteriores: podía verlos a ustedes, la academia, unos ojos rojos, una sala de hospital, alguien que lloraba desconsolado, un grito y un sello extraño. Pero hubo algo más esta vez.

—¿Qué?

—Alguien mencionaba la palabra "renace" constantemente.

Me observó y colocó su mano en mi rostro.

—No te preocupes, pequeña. Lo resolveremos pronto y sabremos qué significa.

Me besó suavemente y sonreí.

—Gracias cielo, lo sé. Pero deberíamos dormir otro poco, mañana debemos volver a dar clases.

—Rio— Ya me despertaste. No me harás dormir de nuevo.

—Sonreí— ¿Ah no? ¿Entonces qué planeas hacer?

—Me observó de arriba abajo y sonrió, mientras sus ojos se tornaban a un dorado brillante— Voy a arrancar cada botón de tu pijama.

—Reí— Esta también es la tercera esta semana...

A velocidad vampírica saltó sobre mí haciendo que la cama se meciera levemente.

—Sabes bien que no me importa.

Reí y dejamos que ambas almas se fundieran al calor de los cuerpos hasta el amanecer.

A las 8:00 am emprendimos viaje a Nápoles. Decidimos pasar el verano en Roma, así que no sería mucho trayecto. Al llegar, las puertas de la academia se abrieron y dejaron ver a una Grace sonriente.

—¡Chicos! Bienvenidos. —Nos abrazó a cada uno— los demás los esperan para presentarlos a los alumnos nuevos.

—Gracias Grace. —Sonreímos y nos encaminamos al salón de maestros. Esto sigue siendo muy nuevo para mí.

En el salón se encontraban todos los chicos. Los saludé de manera alegre y esperamos un rato hasta escuchar el típico discurso de la directora.

—Ahora, les presento a sus maestros.

Salimos y saludamos con alegría a los cientos de ojos que nos observaban. Qué extraño se sentía estar del otro lado. Cuando todos decidieron ir a sus habitaciones, cada uno se fue a dar una visita a su lugar favorito, como de costumbre. Frank y yo fuimos al jardín que nos conectaba con el bosque de los Lycans.

Ahora nos llevamos de maravilla con nuestros vecinos.

—¿Recuerdas que aquí hablamos de forma fluida por primera vez? —Dijo, abrazándome por la cintura.

—El baile de Halloween... —Sonreí— Creí que no recordabas.

—Todo lo que tenga que ver contigo es imposible de olvidar.