Pequeños mensajes

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Capítulo cuatro.

—Qué fuerte. —Declaré ciertamente emocionada, aunque en el fondo tenía un poco de miedo.

—Será un proceso algo difícil Cat, pero tendrá su recompensa, ya lo verás. —Dijo mamá, mirándome con bondad.

—Lo tengo claro, gracias. —Sonreí.

A veces pienso que muchas personas se han preguntado el porqué de mis sonrisas, lo único que podría decir al respecto es que se pueden resolver más cosas sonriendo que poniendo cara de pocos amigos.

—Debo continuar con mis clases, eso es un hecho. 

—No creo que sea apropiado Cat. —Dijo Grace entrando a la sala, con una cara seria.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? 

—He redactado la carta, y el concejo ya ha contestado. —Dijo, y extendió una hoja de papel hacia mí.

Tomé la hoja y la desdoblé, comenzando a leer en voz alta:

"Saludamos cordialmente a todo el comité administrativo de la Academia Bloody Fangs, especialmente a la señorita Catalaia Black, quien está pasando por el primer embarazo vampírico registrado en el último siglo. El concejo quiere demostrar su completo apoyo referente al nacimiento de la criatura, con la cual estamos seguros de que renacerá nuestra especie.

Honor y paz a los suyos.

Concejo vampírico."

—No entiendo, ¿qué tiene que ver esta respuesta con el hecho de que siga enseñando? —Pregunté alzando la vista.

—No podría decirlo a ciencia cierta, tal vez tengamos una visita del concejo en los próximos días y no sé qué tan bueno sea que te vean dando clase.

—Si nos ponemos a analizar, no es un gasto fuerte de energía y podría mantenerla ocupada. —Dijo Frank mirándome con cierto destello en los ojos.

—Supongo que tienen razón... —Dijo ella, rindiéndose— Pero entonces en ese caso, ustedes son responsables de todo lo que pase con Cat y su criatura.

—Está bien. —Contestaron todos al unísono.

Los días comenzaron a correr más rápido de lo que parecía, y mi estómago crecía cada vez más, al igual que mi sed de sangre, tal como lo habían pronosticado.

Con el aumento de sed tuvimos un ligero problema: El bebé no toleraba la sangre O+.

Este tipo de sangre conocido como la sangre universal tenía un toque dulce y un sabor refrescante en las venas del vampiro que la consume, pero este pequeño hacía que vomitara cada trago que tomaba. Tuvimos que comenzar a buscar más tipos de sangre, uno que nos alimentara a ambos, de lo contrario iba a morir de deshidratación.
El tipo de sangre favorito de Frank era la AB-, un tipo de sangre muy difícil de conseguir, ya que pocas personas la poseían, por suerte a unos kilómetros de la academia descubrimos un banco de sangre con un lote lleno del ya mencionado líquido. Tomamos unas pocas bolsas para realizar una prueba, era la única que nos faltaba.
Al llegar a la academia, colocamos el contenido en un vaso y comencé a beberlo con suavidad, me sorprendió la frescura que sentía en mi cuerpo y como la sed se saciaba poco a poco, esperé unos momentos y la sed que tenía desde hacía tres días desapareció, dejándome una sensación de satisfacción total.

 
—Encontramos el tipo de sangre preferido de nuestro bebé. —Dijo Frank mirándome con una emoción que no podía ocultar, su aura brillaba con intensidad.

—Lo sé, es un pequeño muy sediento. —Ambos reímos y Frank se acercó a mí, tomando mi mano con dulzura.

—Cat... Yo quiero prometer algo.

—... Claro, dime.

—Prometo cuidarlos con mi vida cuando sea necesario, y espero que podamos estar juntos el resto de nuestra eternidad... —Me miró fijamente y un escalofrío recorrió mi cuerpo— Cat... Yo quiero además de esta promesa, hacerte una propuesta. 

—Lo miré con algo de confusión — Frank... ¿Qué tratas de decirme?

—Rio suavemente— No te preocupes muñeca, nos vemos en la noche, en la sala de invierno. 

—Me sonrojé con intensidad— Está bien, cielo. 

—Me besó con ternura— Te amo. 

—Sonreí luego del beso— Te amo. 

—Ponte hermosa, aunque siempre lo estás. —Sonrió mirándome.

—Eres una dulzura. —Sonreí y le robé un corto beso.

—Aprendí de la mejor. 

Nos despedimos y fuimos a nuestras respectivas clases, tenía muchas cosas en la cabeza en aquel momento: Mi estómago se encontraba más grande cada día y de cierta forma me daba miedo no tener el valor para traer al mundo al bebé, no quería mostrarme débil, debía seguir entrenando mis dones, y buscar la conexión con mi parte Lycan, si lo logro tal vez no muera definitivamente en caso de que me den "de baja".
Entré al aula de clase y traté de enfocarme en mi clase, creo que por fin había encontrado mi pasión.

***
Hola hola!
Cómo han estado? Llevamos muchísimo tiempo sin leernos, perdonenme la vida, el colegio y otras ocupaciones hacen que no quede mucho tiempo para escribir, pero volví y les prometo ser más constante con ustedes, nuevamente gracias por darle un minuto de su tiempo a leerme, no saben lo mucho que eso significa.
Cuéntenme, ¿Qué piensan qué pasará en el siguiente capítulo?

Nos leemos luego! ❤
-Nana fuera.

Blue Blood: el destino de la familia real corre peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora