Will you...

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Capítulo cinco.

—Cat... ¿Quieres por favor dejar de dar vueltas por toda la habitación? Comienzas a ponerme nerviosa. —Declaró mi madre observándome desde una silla en mi habitación, mientras yo me movía a velocidad vampírica de un lado a otro, buscando qué ponerme.

—Lo siento Carol... Es solo que... Hace mucho que Frank no me ha hecho una invitación... Desde que estuvimos en la cabaña de Londres, con todo el tema de la guerra, mi muerte, y nuestro pequeño... —Dije señalando mi estómago y ambas reímos— no hemos tenido tiempo para nosotros.

—Rio con suavidad— Suenas muy dulce diciendo ese tipo de cosas, pero no te preocupes, podrán recuperar el tiempo perdido, ahora no hay guerra de que preocuparse.

—Eso espero... Y creo que ya encontré que ponerme.

Tomé el atuendo y me dirigí al baño,  algo me decía que los Jeans no me quedarían ahora.

Opté por un vestido color violeta, holgado y con unos pequeños detalles en la parte de arriba, y unas balerinas negras. Recogí mi cabello y decidí maquillarme de forma suave.

—Salí del baño y me paré frente a Carol— Y... ¿Qué tal? 

—Sonrió— Perfecta.

Aún no puedo creer que mi mejor amiga sea mi madre, y que haya descubierto su existencia en circunstancias tan extrañas, pero he logrado recuperar el poco tiempo que he podido, y me alegra inmensamente tener sus consejos en este momento, no sé qué haría sin ella.

Me despedí y emprendí camino a la sala de invierno. 

Caminé hasta el pasillo norte y coloqué la mano en el mural con el logo de la academia, la pared se movió levemente y se abrió la puerta. Cuando iba camino a la sala, sentí un escalofrío recorrer mi espalda y a través de una pequeña ventanilla vi la luna llena, sentí unas ganas incontrolables de correr y cazar en el bosque por unos minutos, y luego volví a la normalidad.

Eso sí era una prueba de que mi parte Lycan se desarrollaba nuevamente junto con mi pequeño.
Al llegar a la sala casi me desmayo por el impacto. 

Había una mesa de cristal y dos sillas en la misma tonalidad, con dos candelabros iluminados por llamas azules, y un gran vitral dejaba filtrar la luz de la luna, dándole un tono azulado y absolutamente hermoso a la escena.

—Oh... Mi... Dios.

Frank salió de uno de los costados con un traje un tanto elegante, y traía un ramo de rosas decoloradas de azul en sus manos.

—¿Qué significa todo esto, cielo? —Dije mientras se acercaba a mí.

—Me entregó las rosas y sonrió— Tu color favorito.

—Sonreí ampliamente— Muchas gracias. 

—Ven aquí, vamos a comer.

Me dejé guiar de Frank y me senté en la silla que tenía destinada para mí, siempre se comporta como todo un caballero.

—Deberías explicarnos qué es todo esto, tu pequeño y yo nos morimos por saber. —Dije luego de comer un bocado del bistec con salsa de AB- que había en mi plato.

—A mí me impresiona el hecho de que nuestro pequeño no te haya hecho vomitar aún.

—Ni lo menciones, al parecer será su comida favorita. —Reímos— Pero no me cambies el tema, ¿a qué se debe todo esto?

—Rio de manera suave y sentí como mi corazón bajó hasta el piso y volvió a su lugar, me miró fijamente y sus ojos se decoloraron de dorado— No comas ansias, pequeña Black, cómete tu bistec.

Blue Blood: el destino de la familia real corre peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora