"Hasta que la muerte los separe."

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Capítulo diecisiete.

Tener a Ónix con nosotros ha sido lo más hermoso que hemos podido sentir en nuestra larga existencia.
Pasados dos meses, lograba balbucear palabras, su primera palabra había sido "Gracias" y era maravilloso quedarse observando sus ojos, grises como los de su abuelo Harold que podían cambiar de color a azul si estaba hambriento, o dorado si quería dormir.
Me sentía muy nerviosa, faltaba un mes para casarme y todos los preparativos estaban de maravilla, esperaba que las personas a las cuales habíamos invitado se les permitiera asistir, y que fuera una velada para compartir con amigos y familia, iba a ser un día mágico.
Así, un mes después y luego de una despedida de soltera con algunos Lycans invitados por mi madre, los cuales dieron un excelente show del cual no daré detalles porque estamos en horario familiar; la misa se realizó en la capilla de la academia, que en realidad tenía el tamaño de una iglesia promedio pero por estar dentro del castillo tenía esta denominación; estaba en mi habitación jugando con el velo del vestido y moviendo la pierna derecha en una especie de tic nervioso.

-Para ya Cat, todo va a salir bien. -Dijo mi madre viendo mi estado-

-¿Y si tropiezo?

-Soltó una risa- Espero que no, aunque esa sea tu especialidad.

-La miré mal- Qué graciosa. Espero que todo esté en orden.

-Lo está, no te preocupes.

Tocaron la puerta y una bella Melody apareció por el umbral.

-Señorita vampiresa, su boda está lista.

-Sonreí y entró con Lotte siguiéndola, les di un fuerte abrazo- ¡Qué malvadas son! ¿Por qué no me avisaron que vendrían?

-Queríamos que fuera una sorpresa, llegamos justo a tiempo para encargarnos de todos los detalles; te va a encantar.

-Si hay magia Naturae de por medio, denlo por hecho.

Salí de la habitación, bajé las escaleras de caracol hacia el salón central y con pasos seguros me dirigí hacia la puerta de la capilla que yacía cerrada, detrás de ella podía escucharse una tonada suave.

-Estás hermosa. -Declaró Aron con una sonrisa-

-No sabía que ibas a estar en la puerta.

-Yo tampoco, acaban de delegarme. -Dijo mirando algo mal a Mel, mientras ella soltaba una risilla traviesa-

-Se encogió de hombros- Cambios de último minuto.

Aron abrió la puerta y entró por el largo pasillo, se formó junto a los otros chicos al lado del altar y los invitados se pusieron de pie.

Oh rayos, eran más de los que pensaba, no podía caerme.

Mel, Lotte y mi madre entraron a paso lento, mientras mi padre llegó a mi lado, con un frac perfectamente arreglado y una sonrisa de oreja a oreja.

-Estás hermosa, pequeña mía.

-No sabes lo mucho que me alegra que estés aquí.

-Aquí estoy, y no volveré a irme, te lo prometo.

La típica música de matrimonio comenzó a sonar y del brazo de mi padre comencé a caminar hacia el altar, copos de nieve que no producían frío comenzaron a caer en forma delicada, formando una cola a mis espaldas, impresionada por esto, Mel me observó divertida y me guiñó un ojo, sonreí con agrado y al mirar al frente, ahí estaba.
Su cabello estaba perfecto, su gran sonrisa, sus manos ansiosas por recibirme, su pecho ensanchado en señal de felicidad y una lágrima de cristal que se deslizaba por su mejilla a medida que avanzaba.

Blue Blood: el destino de la familia real corre peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora