1/ M e m o r i e s

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"No estoy loco,
solo tengo locura hacia ti"
Rubén.

Me asomé hacia la ventana. Todo aparentaba ser un día normal y corriente; la luz asomándose por mi ventana, la almohadas tiradas por el suelo, la televisión encendida con poco volumen... Lo más normal, o al menos lo parecía.

Lo primero que hice fue coger el móvil y mirar si tenía mensajes de mis amigos.

Ah no, perdón, es que... no tengo. O al menos que yo recuerde.

Bajé por mis escaleras con tranquilidad, sin nada de prisa. Tampoco tenía a quién me avisase, o a quién me diese órdenes. Vivía sola. Sola.

Mi casa era simple y pequeña, pero bastante cómoda. Para mi bastaba.
Se componía de un baño, de un primer y segundo piso, un pequeño salón, dos habitaciones; la mía y una de huéspedes, y un comedor. No estaban conmigo mis padres. Aunque ellos nunca se habían preocupado mucho por mi, ya que en vez de ser una médica o una doctora, era una chica que siempre había trabajado siendo diseñadora de videojuegos y alguna cosilla por ahí que estaba relacionada. Para ellos eso no era trabajo, pero para mi sí. Trabajar en algo de lo que te gusta es lo mejor del mundo, claro, eso si no tienes que aguantar a un jefe que siempre traiga mal humor.

Lo que no entiendo es:

  1. ¿A quién no le gusta los videojuegos?

  2. ¿Qué ser humano no ha jugado a algún videojuego?

  3. ¿Qué haces leyendo esto y no estás jugando a videojuegos?

Pregunto. No hay nada de malo preguntar en ocasiones.

Me dejé de tonterías y me apresuré a la hora de desayunar. Opté por algo normal, típico de mi tierra, de España; Tostadas con leche, más mi Nesquik, eso no podía faltar. Aunque en realidad, no es que sea de mi tierra, en si, es de todo el mundo. Pero bueno. Que me gustaba, que estaba rico, y punto.

Agarré mi sudadera más un abrigo ya que estaba lloviendo. Era principios de otoño por lo que había gotas a puntapala. Amaba sentir a esas cositas cristalinas chocar frenéticamente contra el suelo más el olor a mojado en las aceras y en la hierba. De verdad, me metía profundamente en mis pensamientos. O a veces me quedaba incluso en blanco y era una perdición.

Hoy, día veintitrés, iba a entregar mi currículum a una tienda de videojuegos que había abierto hace poco. Era raro, porque me llegó un folleto hasta mi casa de esa tienda, pero a ningún vecino le había llegado más que a mi. Eso era muy raro. O a lo mejor la rara era yo, que no lo negaba.

Podía tener vida de vaga pero si la tuviera, no podría comprarme mis videojuegos o mi ropa.

Los videojuegos son casi más imprescindibles que comer. Aunque soy una noob. No se jugar muy bien, ni suelo ganar.

Pause » Salir del juego » Si » Aceptar.

El aceptar porque estoy segura de que quiero quitarlo.

O simplemente podía hacer un comando para reiniciar. Cómo en Pokémon para tener una nueva partida y que se borrase la anterior.

Las farolas iluminaban las calles, eran las 8:30 de la mañana. Tenía frío, y a parte de frío, miedo. Soy la típica chica que se asusta con cualquier ruido y que odia la oscuridad. No puedo dormir sin una lucecita, la verdad no se porqué. Tengo miedo a la oscuridad, ¿que si por algo en concreto? Ni idea.

Diréis que qué ha sido de mi pasado.

Pues... Con mucho gusto os lo respondo antes de que pueda venir esa pregunta después.

No lo sé. No sé -absolutamente- nada de el. No se quiénes fueron mis amigos o quiénes fueron los causantes de mis sonrisas o por lo contrario de mis lágrimas, ni de mis enfados o de mis palabras tontas matutinas. No tengo recuerdos de nada y no tengo ni idea de porqué. Es como si hubiese nacido hace dos años, solo que en vez de tener la edad que en la anterior línea nombré, tenía veintidós.
Siempre le pregunté a mis tíos, ya que fueron los que más se preocuparon de mi, pero por más preguntas que les hacía no obtenía ninguna respuesta de sus partes. ¿Tan difícil era que me dijeran algo por pequeño que fuese? ¿enserio?

Pero nooo, era mejor que me dejasen sin saber de nada de mi pasado, sin poder tener recuerdos, ni poder contactar con gente conocida porque he olvidado todo. Eso era lo mejor. Segurísimo, vamos. Cien por cien real, nada incierto.

"¿Ironía? ¿sarcasmo? Na."

Desperté después de no se cuánto estar dormida, con la mente en blanco, sin entender nada, viniendo a mi cabeza pensamientos que digamos... No muy aflorados. Los pétalos de esos pensamientos estaban sucios, mojados, sin color, queriendo irse lejos.

Cuándo desperté nadie me contestó a mis preguntas como anteriormente escribí, como si me lo tuviesen prohibido. Y dolía, joder.

Tengo pésimos recuerdos, y cuándo recuerdo alguno me da un fuerte dolor de cabeza, no tengo control sobre mi cuerpo, es algo raro. Siempre repito las mismas acciones; grito, pataleo, lloro, doy vueltas y no me acuerdo de lo que pasa después, a no ser que esté alguien merodeando por ahí, porque entonces es cuándo me llaman loca, que me vaya a un manicomio y que deje a mis amigos invisibles. O al menos, eso es lo que dicen.

Uno de los pocos recuerdos de los que logro acordarme es de un rostro de un chico visitándome y agarrando mi mano con delicadeza. Lo más raro es que solo recuerdo su mano que era casi el doble que la mía rozar contra mi pequeña y sensible mano y unas palabras que siempre quedaron gravadas en mi mente.

"Nunca te voy a dejar, siempre estaré contigo".

Nunca supe nada de él, intenté buscarle de alguna manera o esperar a que me buscase pero no lo hizo.

Siempre me pregunté...

¿Quién sería? ¿Porqué recordé siempre (y sigo haciéndolo) su mano contra la mía?

-.-.-.-.-

Espero que os esté gustando, ya vi comentarios a pesar de que subí solo 1 capítulo de "introducción".

Gracias ay 💚

Comentad cualquier cosa que queráis, que me ayuda a seguir y bueno, si veo que comentáis mucho es porque os va gustando :3

Su Atracción Obsesiva hacia Mi → R.D.G & ____Donde viven las historias. Descúbrelo ahora