- ¿P-porqué haces e-esto?
- Pequeña... una vez te dejé, pero dos no lo haré. No te vas a librar fácilmente de mi. Te prometí siempre estar contigo, y un siempre es un siempre, nena. No me hagas ser malo contigo ____, te puedo hacer mucho daño. Nunca...
“Túmetienesmiedo, peroamiloquemásmeatrae eslasensacióndequemelatengas a mi.” Rubén.
- ¿Sigues todavía aquí? -rió y me giré. Alivio sentí por un momento al verle, pero por otra parte no. Me alejé un poco con un ardor en mis mejillas, seguramente no se vio ya que había poca iluminación dónde estaba yo, por lo que más de la mitad de mi cara estaba en completa oscuridad -supuestamente-. Él me miró extrañado hacia los ojos, miré hacia abajo y él posó su vista hacia mis pierdas desnudas.
- Eh... S-sí.
- L-lo siento -trató de disculparse apartando la vista de mi cuerpo, o mejor bien dicho, de mi ombligo para abajo.
- N-nada -miré hacia abajo.
- ¿Quieres algo para cubrirte? -me preguntó tapándose la boca, supongo que era para ue no se le soltase la risa delante mía.
- Hombre, pues si tienes algo me ayudaría mucho.
- ¿Qué pasó con tu pantalón? Pregunto, si no quieres decir nada no te preocupes -sonrió sin mostrar sus dientes.
- Pues... -sentí que mi teléfono empezó a vibrar. Tenía un mensaje-. Un momento -me desplacé unos pasos para leerlo ya que quería intimidad, aunque ya ni se me Concedía.
"Es ese número. El número de ese psicópata." pensé asustada, quería correr, mudarme, o mejor; delatarle. "Pero claro, como si fuera fácil sabiendo que me quiere hacer cosas, y no creo que precisamente sea ver una película con palomitas dulces."
Desbloqueé mi número mientras miré a Marco, ya que él fue el chico con el que estaba hablando.
No digasnadaaeseidiota, cállate. ¿Oquieresacasoquelepasealgomalo?
¿¡Me estaba espiando?! Miré rápidamente hacia todos los lados, a la derecha, a la izquierda, hacia delante, y al mirar hacia atrás vi una pequeña silueta de una persona corriendo. No pude verle la cara... Nuevamente, pero si vi unas deportivas negras con otro color más claro que no pude distinguir.
Me llegó nuevamente otro mensaje.
- ¿Te pasa algo? -me tocó alguien el hombro, al recibir la mano posada ahí grité-. ¡Tranqui! Que todavía no soy un psicópata o alguien que te quiere violar.
"Eso mismo me quieren hacer." - pensé mientras hacía una mueca.
Leí el mensaje rápidamente antes de apagar el móvil.
Ven a la Calle Penumbra. Y rápido, no me hagas esperar. No tengo tanta paciencia cómo tú te puedes creer, mocosilla.
- N-nada, de verdad que n...o me pasa nad -miré hacia el lugar dónde se fue ese chico mientras terminé la frase.
- Ven, acompáñame -sonrió no muy convencido.
- ¿A dónde? -dudé por un momento. Seguía sin saber quién era el psicópata que andaba detrás de mi y porqué esa atracciónobsesivahaciami. Estaba en peligro y lo sabía, y lo más importante: estaba desprotegida y sin amigos. No podía confiar en Marco y en Alex, ¿y si alguno de ellos fuera el psicópata? No lo sabía. No podía confiar en ningún chico, al menos hasta que averiguase algo más de ese chaval. Tenía que quedar con ese loco, pero si lo hacía... Corría muchos peligros.
"Esa pulsera... La pusera que tenía..."
Y una pulsera negra dónde ponía "always", y algo más que no pude descifrar desde el suelo, se me hacía conocida.
