7|🔯|KAPITEL

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[Como integrar a una neofita en el mundo vampirico y que nadie salga herido]

(PARTE 2)

En ese momento entró Stanis por la puerta de la cocina.
Marie se apresuró a limpiar sus lágrimas y salió despavorida de la cocina.

-¿Ya estás haciendo llorar a la gente?- bromeó Stanis- Supongo que Marie ya te ha contado su historia...- su rostro se había vuelto sombrío-.

-¿Tu lo sabías?-Pregunté-.

-Sí, cuando Mishko y Marie se conocieron él había abandonado el aquelarre, quería conocer mundo. A mi me conoció en su paso por Bulgaria y a Mischa poco después, en Rumanía.- Hizo un breve silencio con una ligera sonrisa- Casi un año después conoció a Marie-.

Me contempló con una mirada perdida en la nada y en todo a la vez.

-¿Cómo se llamaba la hija de Mari y de Mishko?- pregunté con un tono de voz neutral, tan inexpresivo como mi cara-.

-Arabelle- Su rostro se oscurecio tanto que parecía perderse entre el follaje de recuerdos de su mente-.

-Arabelle- Su rostro se oscurecio tanto que parecía perderse entre el follaje de recuerdos de su mente-

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Quería sentirme libre y me adentré en el.

Recorrí el bosque agudizando mis sentidos.

Note movimiento, no estaba sola.

Me quedé petrificada y en cuanto estuvo en mi campo de acción me lancé a por el ciervo.

Caí en su lomo y éste, intentó zafarse de mi agarre hechando a correr adentrándose más aún en el bosque; le clavé los colmillos en el cuello acertando con la palpitante vena yugular.

El ciervo calló muerto desangrado mientras me limpiaba las comisuras de los labios llenos de sangre.

Había oscurecido lo suficiente para poder ver una luz entre la maleza.

Me acerqué cuidadosamente a ver su origen y vi una cabaña pequeña ocultada estratégicamente entre árboles, era vieja y de madera y ramificaciones de hiedra escalaban por sus paredes.

Di un paso hacia la puerta y esta se abrió invitandome a entrar .

Dude un segundo.

Vi una gran chimenea en la habitación, había dos sofás uno enfrente del otro separados por una mesa de cristal antigua.

La puerta se cerró de golpe a mis espaldas.

-Encantada Helinav- oí detrás de mi-.

Me giré despacio con la posición de defensa que me había enseñado Ruslam.

Vi a una mujer unos centímetros más baja que yo con cabellos largos y con clara descendencia Hindú.

-¿Quién eres?-Dije a media voz-.

Destruktiven GeistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora