17|🔯|KAPITEL

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  [Una segunda oportunidad]

-Entiendo- dijo Öchëola sentándose a mi lado-.

-No se que Hacer- pronuncié con la voz rota- a cada paso que doy hay destrucción, empiezo a pensar que soy yo y solo yo la que tiene la culpa de todo-.

La bruja se sentó a mi lado en el sofá y apoyo su mano en mi hombro.

-Que puede hacer una vieja bruja como yo para ayudarte- dijo con una triste sonrisa-.

-Quiero tener otra oportunidad, quiero ser humana-.

-En eso no puedo ayudarte, y menos ahora que él elixir del diablo corre por tus venas- su rostro se ensombreció-.

¿Que?¿Perdona?¿elixir del Diablo?

La bruja debió leer mis pensamientos, continuó hablando...

-Ya veo que no sabes lo que es, pero hay alguien que puede explicarte mejor que yo lo que es ese elixir rojo-.

Dicho eso se levantó del sofá y cojio una tiza blanca que había sobre la chimenea.

Hizo un circulo en él suelo y dentro de este una estrella de 5 puntas, en cada punta alternaba una vela blanca y una negra, quedando así dos velas negras en una punta.

-Dame la gargantilla por favor, sera solo un momento- dijo Örchëola-.

Se la di.

La puso entre las dos velas negras que coincidían en la estrella y fue encendiendo las velas una a una dejando las dos velas negras al final.

Empezó a recitar palabras que parecían latín pero no estaba segura.

Dentro de la estrella empezó a salir fuego en su centro que poco a poco fue disminuyendose dando paso a un humano con una serpiente de ojos rojos trepando por su cuerpo.

Era bastante alto y fornido aunque preocupante mente flaco, tenia él pelo negro con reflejos rojos y sus ojos eran idénticos al de la serpiente.

Estaba extremadamente pálido.

-Para que me invocas Örchëola- pregunto él ser-.

La bruja me señalo.

-Ella ha bebido él elixir del diablo y es una neófita que necesita respuestas-.

Él ser me miró a mi.
Sus ojos parecían espejos donde veía mi alma, donde me vía de pequeña junto mi madre.
También vi sangre, muerte y destrucción.

-Eres un ser Peculiar-Dijo él ser- Me puedes llamar Derek-.

-Derek-dije en un susurro.

-¿Que eres?- pregunté-.

-Un demonio, él hijo del Diablo- respondió Derek a mi pregunta como si nada, como si fuese algo "normal"-.
-¿Sabes que era ese elixir rojo? Lo encontré guardado dentro de un frasco de cristal pero este se quebró y él liquido traspaso mi piel ascendiendo dentro de mi cuerpo e iluminando mis venas a su paso-.

Derek sonrió.

-Enhorabuena Helinav- espera, stop, reeplay ¿como sabe mi nombre?- Te has convertido en una híbrida de diablesa-vampira-.

-¿Que?¿como puede ser eso posible?¿que voy a hacer ahora?¿que me sucederá?- miles de preguntas inundaban mi consciencia ahogándola y silenciandola.

-Dentro de unos días comenzaras a notar cambios, tu cuerpo seguirá estando muerto y seguirás siendo vampiro pero tu cuerpo pasara a ser caliente al tacto, tendrás los ojos de mi mismo color y un pequeño diablo se encarnará en un animal y sera tu compañero, cuando te enfades tu pelo se convertirá en fuego y podrás tener completo manejo sobre este elemento- río sarcasticamente- Helinav, eres un peligro hasta para los propios vampiros. Tendrás su acompañarme al infierno hasta que controles tus nuevos dones y no supongas un peligro para nadie-

Örchëola miraba esto desde un segundo plano con su tranquilidad intacta. Como si hablar con un diablo llegado desde él mismísimo infierno fuese lo mas normal del mundo.

-Pero... Pero yo no puedo... Mi familia... No puedo dejarles- sentencie-.

-Si no les dejas al mínimo arranque que pierdas él control podrías matarlos a todos por muy vampiros que sean... ¿De verdad quieres eso?-.

-No-respondí con voz Rota-.

-Entonces, espero que seas lo suficientemente lista- sentencio Derek-.

- ¿Lista? ¿para que?- las lágrimas querían escapar de mis ojos y las retenía a duras Penas-.

Esto es demasiado para mí.

-Suficientemente lista para entender que si te quedas aquí los matarás a todos, ademas cuando un vampiro muere va de cabeza al infierno, allí podrías pasar toda la eternidad con ellos-.

-Helinav, escúchale, tiene razón, además no sera definitivo, solo seria hasta que controlases tus dones- dijo la tierna y maternal voz de Örchëola hablando por primera vez desde que comenzó aquella extraña conversación-.

Tengo miedo, tengo miedo a todo lo que me rodea, tengo miedo a saber que les habrá pasado a los demás en la mansión. No pude evitar fijarme en Ruslam, mi compañero, muriendo, dándome él beso mas mortal nunca dado.

Espera, Ruslam ha muerto, quizás este en él infierno.

-¿Como es él infierno?- le pregunte a Derek-.

Este sonrió.

-Te puedo asegurar que no es como los humanos lo imaginan, ven con migo, entra en la estrella- termino las ultimas palabras en un susurro-.

Me extendiéndo su mano para que pasase al portal y me llevase al infierno.

Era la hora de escojer...

Destruktiven GeistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora