El nuevo yo

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La última noche fue quizás una de mis peores, aparte de estar adolorido por mi estupidez y mi arrogancia perdí a la única familia que me quedaba, el era como mi hermano y ahora estoy solo como un imbécil, con la ropa desgarrada y observando a los perros de la calle junto a mi.

Trate de asearme lo más que pude con agua de un restaurante. Seguí caminando y llegué hasta una casa un poco lujosa en un villa cerca del restaurante, cuando toqué la puerta para buscar trabajo una señora de aspecto enojado me atendió, desde que comenzó a verme observó con despreció y aunque trato de llamar a el guardia puse mi dedo sobre mi boca y le hice señal de silencio, quizás no fue lo mas inteligente pero fue lo único que se me ocurrió.
-Largo de aquí vago- me dijo gritando
Cuando intento cerrar puse mi pie sobre sobre la puerta y le dije
- Solo vengo por trabajo - aunque sabía que era obvio que no me lo daría lo intenté sin respuesta de ella, ya me habían rechazado de otros lugares anteriormente y prácticamente había perdido las esperanzas. Cuando ella estaba por gritar, una hermosa joven la tomo y trato de calmarla, por alguna razón se me hacía conocida, mientras ella estaba calmando a la señora la vi a directo a sus ojos verdes hasta que ella me observó también, sali rápidamente hasta que un señor un poco mayor me detuvo y me dijo.
- Si quieres trabajó puedes tenerlo -
-Deverás no quisiera molestar. Le dije retrocediendo y un poco asustado.
-Necesitamos a alguien, quedate. Me dijo en tono convincente.
No tuve otra opción mas que quedarme, ya no tenía dinero ni techo era lo único que podía hacer.

Me dieron una ha habitación un poco pequeña aunque cómoda, cuando estaba por sentarme la chica apareció de nuevo.
- ¿Estas bien?. Me dijo.
La observe por unos segundos confuso.
- si, ¿te conozco?.
- No se, dime tu, Siervo. Me dijo un tono arrogante.
Me quede callado sin saber que decir.
- Bueno ya que no recuerdas solo te diré que vayas y ayudes a preparar la cena - me dijo, viéndome de pies a cabeza.

Cuando estaba ayudando a los otros sirvientes, el señor que me ofreció trabajo se acerco, el era un poco anciano y de cabello canoso, también llevaba un reloj de bolsillo.
- Mi esposa aún no digiere la idea de tenerte aquí muchacho- Lo ignore unos segundo mientras yo lavaba mis manos.
- No escuché tu nombre- me dijo
-Adam.
-Es un gusto Adam, ¿tienes alguna duda?.
-¿ La chica de arriba es su hija?. Le dije sin dudarlo.
- Si, es la menor se llama Michelle, tiene 21 años, mis otros hijos ya viven separados de mi.
Mientras me estaba secando me dijo.
- Por que ¿te gusta?
Me lo dijo en pregunta sarcástica, su voz era un poco rara pero nada tambaleante
- Para nada. Le contesté
-Eres un muchacho atractivo, tus ojos son verdes como los de ella y son casi iguales en estatura. Me dijo.
Decidí ignorarlo un poco y seguir con lo mío, mientras estaba cocinando Michelle llego y me toco asustándome.
- Veo que te cambiaste.
- ¿Tiene algo de malo?
- No siervo, no te preocupes.
La ignore y seguí con lo mío, aunque no me dejo de preguntar.
-¿ De donde eres? ¿Tienes familia? ¿ y tu edad?.
- ¿Que? . Le dije
Siguió hablándome un buen rato tratando de sacarme preguntas que mejor decidí ignorar.

Cuando estaba por dormir ella entro a mi cuarto sorprendiendome y me dijo
- Dormiras aquí hasta que yo lo diga y si robas algo irás con el sheriff -
¿Ok...
No sabía que mas decirle, sobre todo porque invadió mi privacidad.
-Ya vete, intento dormir. Le dije
- La que da órdenes soy yo siervo, si quiero puedo hacer que duermas en el establo con los caballos-
- Bueno ¿lo harás o que?
- Quizás otro día, dejare que sientas una cama por primera vez en tu vida. Me dijo saliendo y dandome la espalda.
Ella era muy posesiva y la típica niña de papi y mami, aunque no podía hacer nada o no tendría nada de nuevo.

Al lado de mi cama encontré una libreta vieja con mucho polvo, ese día la Luna estaba llena y brillante tanto que me inspiro a pensar, y yo aquí con mis 20 años solo pensaba en salir afuera a ver la luna mas de cerca, tome mi libreta un bolígrafo y comenze a inpirarme, recordé a los viejos filósofos que se negaban a ser como los demás.

Llame a la primera hoja El método de la felicidad.
Una vieja frase hace despertar a las masas cuando están dormidas por creencias o por un gobierno tan opresor como el de este país, cuando tocas la llaga de la Iglesia católica te conviertes en enemigo y cuando abres tu mente te conviertes en una persona a las que la gente llama "Amigo del diablo" que va!!! Ese tipo ni siquiera existe lo que si existe es el razonamiento dado por Dios no en religión sino que en el pensamiento común.

El CautivoWhere stories live. Discover now