Capítulo 5: "Envidia y maldad"

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1 mes después:

Una bella pelinegra caminaba por el jardín del castillo, buscando con cautela a su amado. Al verlo junto a su hermano y a su primo platicando mientras se encontraban parados en la entraba principal del castillo la pelinegra decidió continuar su camino pero mirando disimuladamente al joven de cabello alborotado que logro verla y sonrió sin que su hermano y primo lo notasen, pero alguien que venía siguiendo los pasos de la princesa desde hace algunas semanas noto la sonrisa de Kakaroto que fue correspondida por la bella pelinegra.

No, esto es imposible, me lo debo haber imaginado, será mejor seguirla aprovechando que ya termine con lo que me encomendaron, haber que más me entero, pensaba Cirys con molestia mientras seguía sigilosamente a la bella pelinegra.

Y así como te decía primo ya tome pareja, decía Túrles.

Pues yo también e decidido tomar una ya, ya lo hable con mis padres, decía Raditz.

Pues te habías tardado, tú eres mayor que yo, decía Túrles riendo.

Pues quería tomar la indicada, dijo Raditz riendo.

¿Y tu Kakaroto, ya tienes alguna chica en la mira para pareja?; decía Túrles mirando extrañado el rostro de alegría del jovencito de cabello alborotado.

Sí, dijo Kakaroto sin darse cuenta.

¿Quién hermanito?, dijo Raditz.

Déjame adivinar, Cirys, dijo Túrles.

¡Cirys! ¿Qué hay con Cirys?, dijo Kakaroto recién reaccionando a la platica que estaban llevando su hermano y su primo

¿Qué tienes Kakaroto?, acaso me respondiste por responder, no prestaste atención a nada de lo que estábamos hablando, dijo Túrles.

La verdad me distraje, dijo Kakaroto mientras Túrles y Raditz se miraron entre si.

Ahora que me acuerdo tengo algo pendiente, disculpen, dijo Kakaroto caminando a prisa por el lugar que fue la bella princesa dejando desconcertados a Túrles y Raditz.

Está extraño, dijo Túrles.

Si muy extraño, dijo Raditz.

Será que ya puso el ojo a alguien que trabaja aquí en el castillo, dijo Túrles riendo.

No lo sé, dijo Raditz preocupado.

Kakaroto caminaba a prisa por el jardín llegando hasta la parte posterior del castillo, donde una bella princesa pelinegra lo esperaba sin darse cuenta que una peliroja tras una muralla observaba todo.

Mi niña, dijo Kakaroto llegando junto a la pelinegra y abrazándola con sus fuertes brazos de la cintura mientras la bella princesa colocaba sus delicados brazos alrededor de su cuello.

Pensé que no vendrías, dijo Milk dulcemente.

Y condenarme a hoy no probar tus labios, no, dijo Kakaroto besando dulcemente los labios de la bella princesa mientras la peliroja empuñaba sus manos con rabia.

Maldita chiquilla, con que por ella me desprecias, los dos me la pagaran, me la pagaran, pensaba Cirys mientras miraba con rabia al par de pelinegros seguir besándose.

Minutos después:

Kakaroto se separaba de la pelinegra lentamente.

Ya tengo que volver antes de que alguien empiece a sospechar algo, dijo Kakaroto.

Ve mi príncipe, nos vemos por la tarde en el bosque, decía la pelinegra antes de darle un fugaz beso en los labios para que el joven volviera con los demás soldados reales.

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