CAPÍTULO PRIMERO

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¿Alguna vez has oído el mundo zumbando con vida, y luego, de repente, el zumbido se desvanece de ti? El mundo no comienza a disminuir, pero cambia todo. En un minuto hay risas, amor, y todo es tan brillante... ¡incluso se puede respirar! Dios, realmente se puede respirar. Pero entonces... entonces es como un estornudo, todo se va, y es reemplazado por el silencio del mundo. La realidad es aterradora. Even Bech Naesheim estornudó.

La pesada manta envuelta alrededor de su cuerpo se sentía como si estuviera embadurnada en agua, recordándole así todo el peso que llevaba encima. Even quería respirar de nuevo.

Los oficiales caminaban alrededor. La forma en que lo miraban con piedad en sus rostros lo dijo todo. Se había vuelto desordenado. No podía ni siquiera recordar por qué lo había hecho, era porque tenía hambre, ¿tener aire en la habitación del hotel acababa siendo aburrido? Isak le había pedido que se fuera a dormir ¡Isak! ¿dónde estaba? ¿seguía en la suite? ¿pensaba que lo había dejado solo? Even prometió que nunca volvería a hacer eso. Él no quería que su niño se preocupara.

-¿Dónde está mi teléfono? ¡Tengo que ponerme en contacto con mi novio! -gritó Even, pero los guardias no prestaron atención ¿Por qué no le estaban escuchando? No estaba detenido, seguro, no había hecho nada malo. Salir a tomar algo de aire y algo de comida ¡Even iba a traer de vuelta a Isak, realmente lo iba a hacer!

-Por favor, necesito contactarle, no entenderá lo que está pasando. -Even lo intentó de nuevo, pero nadie escuchó. El silencio era ensordecedor. Mirando a su alrededor, incluso tiró de las esposas pegadas al banco al que estaba apoyado.

Después de algunos intentos, Even suspiró. Su frustración sólo le causó más estrés. No necesitaba parecer un loco en este momento. Ahora estaba bien, honestamente, sólo quería volver con Isak.

-Mira, lo siento por caminar desnudo. Estaba muy emocionado, y me equivoqué. Me voy a vestir y me iré a casa ahora mismo. -dijo Even al oficial.

-Por favor, van a venir a por usted en seguida, quédese quieto y manténgase tranquilo. -le respondió el policia con tono frustrado.

¿Isak? ¿Estaba viniendo Isak? ¿Cómo sabía dónde estaba? ¿Qué le diría? Los pensamientos sobre lo que Isak había dicho sobre su madre corrían por su cabeza. Pensó que su vida sería mejor sin personas...

-Even Bech Naesheim, te vamos a liberar ahora mismo, ya han venido a por ti. - le dijo el otro hombre.

Incluso su cabeza estaba nadando, produciéndole náuseas con preocupación. Sabía que tenía que dar explicaciones. Todo estaría bien... Isak lo amaba. Se iban a casar, lo decía en serio. Él quería esto. Necesitaba esto.

Al redondear la esquina, Even se encontró con el pelo rubio y el rostro de Sonja. La sonrisa en su rostro se desvaneció rápidamente.

-Sonja, ¿qué estás haciendo aquí, dónde está Isak? Necesito hablar con Isak.

Sonja parecía cansada, y Even sabía que nada bueno saldría de sus labios.

-¡Even, suficiente! Tienes que parar lo que estás haciendo, y volver a casa. Lo que le estás haciendo a él y a mí es inaceptable. Tu madre encontró tu medicina, no has estado tomando las pastillas, y el fumar tiene que parar. Te encontraron caminando en un parque, podrías haber estado en serios problemas si había niños allí.

Las palabras que pronunciaba salieron gritando. Lo único que escuchó en el ensordecedor silencio fue Isak. Habló con Isak.

-¡Vete a la mierda Sonja! No te quiero aquí. Quiero ver a mi novio. Nos vamos a casar, estamos enamorados.

-¡Even, por favor! Tienes que volver al hospital hasta que podamos hacer que la medicina circule a través de tu sistema.

-No, tomaré mi medicina, pero no voy a ninguna parte contigo. Eres venenosa, me tratas como una mierda, yo no soy un juguete que puedas controlar.

-¿Es lo que crees que estoy haciendo? -preguntó Sonja en seguida.

-¿Qué le dijiste a Isak? -respondió Even enfadado.

-¿Has pintado una foto de mí siendo una persona horrible? -le dijo ella desafiante.

-Sonja vete a la mierda, en serio.

Even sentía como un globo estaba atrapado en su garganta, expandiéndose más y más. Su presión, sofocante. Lo estaba haciendo de nuevo, y otra vez. Bombeando su cuerpo lleno de polvo de papel. No necesitaba ser controlado, no podía hacerle esto.

-Isak no quiere volver a verte, Even, es hora de que crezcas... Nos vamos a casa. -le dijo Sonja más relajada.

El silencio. Después de que el silencio fuera una estática interminable, un ruido blanco que se ahogaba incluso gritando. Isak, su Isak, no quería volver con él. De pie, Even comenzó a seguir a Sonja por la puerta, era hora de volver al infierno.

STATICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora