CAPÍTULO DUODÉCIMO

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-¿Quieres venir a casa? Mis padres están fuera hasta tarde.

   Eran las tres de la tarde cuando Even le había hecho esa pregunta a su novio, Isak. Esa típica pregunta en la que estás pensando en ir a casa, hablar, ver una peli... Pero en la que terminas besando sin parar a tu chico, abrazándole y acariciándole, mostrándole todo lo que le quieres y le necesitas. Sí. Esa pregunta.

   Por supuesto ambos chicos fueron a dicha casa, y nada más cerrar la puerta de entrada, comenzaron a besarse desesperadamente, introduciendo sus lenguas en las bocas contrarias, haciendo de la situación un acto salvaje y apasionado. Se deseaban. No habían tenido un momento de intimidad desde aquel día en la suite del hotel, cuando ocurrió todo lo demás. Se necesitaban con todas sus fuerzas, y Even se lo hizo ver a Isak quitándole el abrigo y, seguidamente, la camiseta.

   El joven no se opuso al acto de lujuria de su novio, ni mucho menos. Todo lo contrario. Comenzó a andar hacia la habitación sin dejar de besar a Even, y, cuando estuvieron dentro, se amaron como hacía mucho tiempo que no se amaban. Sintiéndose el uno al otro, sin para de mirarse, sin parar de ser ellos. Juntos. De nuevo.

-Hacía mucho tiempo que quería hacer esto, ¿sabes? -le dijo Isak abrazándole, a la vez que le daba pequeños besos en el pecho.

-¿Ah sí? -comenzó Even con un tono pícaro? -¿Tanto te gusta?

-Ni te lo imaginas. -le respondió su novio besándole, mientras ambos reían.

-Pues, ¿sabes? Eres muy pequeño todavía para hacer estas cosas.

-Pues si yo soy muy pequeño... -le dijo Isak acercándose a su rostro. -¿Debo llamar a la policía denunciando una violación?

-Me quieres demasiado como para hacer eso. -comentó Even acercando sus labios una vez más a los de su chico.

-Tienes razón. -dijo Isak levantándose de la cama. -Yo te quiero mucho más que tú a mí.

-Ya te gustaría a ti. -respondió el mayor sentándose, viendo cómo el otro chico se vestía. -¿Te vas ya?

-Tengo que estudiar, hacer deberes, trabajos de mierda... Ya sabes, lo de siempre.

-Te echaré de menos.

-Yo más. -le dijo Isak acercándose y dándole un pequeño beso. -No te levantes tranquilo, sé donde está la salida.

   Tras decirle esto, le guiñó un ojo y salió de la habitación. Even se tumbó de nuevo en la cama, mirando al techo, sonriendo y, después de unos segundos, oyó la puerta principal cerrarse.

   Era el momento más feliz de su vida en mucho tiempo. Siempre pensaba eso cuando estaba con Isak, pero realmente estaba infinitamente feliz, sabiendo que todo volvía a ser como antes, ahora completamente; lo cierto es que Even tenía miedo de qué pensaría Isak al decirle de ir a su casa de nuevo. Ambos sabían que no iban a ver películas. Y tenía miedo de saber si se sentiría preparado de nuevo. Obviamente, su respuesta afirmativa le había llenado de esperanzas, ya que eso significaba que era como si nada hubiera pasado. Podían pasar página, por fin, definitivamente.

   Pero no todo era tan bonito.

   Entre todos sus pensamientos, el móvil de Even sonó indicando que había un nuevo mensaje; estiró el brazo para coger el teléfono y abrió el chat.

"Siento arruinarte el momento postcoito, pero recuerda que me prometiste hablar con Sonja. Te quiero x."

   Joder. Era cierto. Completamente cierto.

   Entre tantas buenas vibraciones y momentos de amor con Isak, se había olvidado de que tenía que hablar con ella, para arreglar las cosas. Bueno, no arreglarlas, eso era prácticamente imposible; más bien, para entender qué le pasó por la cabeza para decirle a su novio que le dejara.

"Te odio por decirlo de nuevo pero... ahora voy xx."

   Inmediatamente de responderle, Even se levantó de la cama para ponerse unos pantalones de pijama, y, acto seguido cogió su móvil de nuevo. Se metió en el chat de Sonja y vio que había dejado en leído su respuesta del otro día.

   Tomó aire, y pulsó al botón de llamar. Sonaron dos timbres antes de que le contestara.

-¿Even? -oyó que decía desconcertada.

-Sé que te dije que no quería hablar pero... ¿podemos hablar?

-Claro, llevó queriendo hablar cont...

-Sonja, que quede claro que no va a ser una conversación amigable. -al ver que no le contestaba, agregó: -Déjame hablar a mí primero.

-Vale. -dijo ella tajante.

-Primero de todo quería decirte que estoy con Isak otra vez. Supongo que te interesará saberlo porque significa que algo te ha salido mal.

-¿Qué? -dijo ella confusa. -¿Qué coño dices, Even?

-Me lo ha contado, Sonja. Que te llamó para pedirte ayuda y tú hiciste todo lo contrario; le dijiste que me dejara. -oyó que suspiraba a través de la línea. -No sabes cómo estuve cuando cortamos. Tenía ganas de romper cosas, de irme lejos, de acabar con todo... No entendía nada, ¿sabes? Estábamos haciendo el amor en una suite, y a las dos horas el mismo chico me deja. Y ahora me entero que se lo dijiste tú. Dime, ¿tanto te cuesta dejarme en paz?

-Even, él no sabe nada de ti.

-Sabe muchísimo más de lo que tú has sabido nunca.

-¡Él no puede cuidar de ti, Even!, ¿No lo entiendes? -le dijo casi gritando. -No sabe qué tiene que hacer cuando te da un ataque de bipolaridad. No sabe lo que es estar con una persona enferma, que de un momento a otro puede volverse completamente loca. No sabe cuidarte.

-¿Sabes, Sonja? -dijo él comenzando a hartarse. -Puede que no sepa qué hacer cuando me da un ataque, pero al menos no me recuerda todos los putos días que estoy enfermo. Isak me hace feliz, es la cura de absolutamente todo lo que me pasa, y sabe amarme como nunca has sabido tú.

-¿Cómo te atreves a decirme...?

-Es la verdad. -le dijo cortándola. -Nunca hemos sido felices, y lo sabes. Al principio puede que nos atrajéramos, vale, pero luego... Luego era todo una cuesta, Sonja. Era una cuesta arriba que nunca acababa. No me dejabas hacer nada, estabas constantemente controlándome, ¡eras mi novia, por Dios, no mi madre!

-Si no te hubiera controlado como lo hice a lo mejor ahora mismo estarías perdido quien sabe dónde. O incluso peor.

-Tu error siempre ha sido que te creías  mi medicina, pero en realidad, eras mi enfermedad.

   Tras estas palabras, la línea quedó en silencio durante unos largos segundos. Even estaba demasiado cabreado como para decir nada más, y suponía que Sonja igual, o incluso más. Pero le daba igual. Ya era hora de dejarle las cosas claras.

-¿Algo más que decir? -dijo ella con voz de pasividad, fingiendo que no le importaba nada lo que le acababa de decir su ex novio.

-Y tanto. -comenzó Even. -¿Por qué coño le dijiste a Isak que me dejara?

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