CAPÍTULO DECIMOCTAVO

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   Pasaron algunas semanas, y todo seguía igual de bien. Sorprendentemente, todo seguía igual de bien; Isak y Even habían tenido los momentos más felices de sus vidas, juntos, como siempre deberían estar. Dejaron atrás todo lo malo y se dedicaron a rehacer su historia, en la que no hubiera momentos desagradables, o escapadas de suites a las tantas de la madrugada.

   Pero la verdad es, que nada puede ser borrado permanentemente.

   Even continuaba recordando su bipolaridad, su gran carga, y las muchas cagadas que había hecho gracias a ella; para ahuyentar ese peso, el chico tenía una idea. Lo había estado pensando desde que conoció a su novio, pero ahora lo veía mucho más nítido y posible. No sabía cuando y donde se lo propondría, pero estaba seguro de que iba a hacerlo.

   Era viernes, y por consecuente, último día de clase antes de las vacaciones de Navidad.

   Hoy se realizaría el último examen, el cual Even esperaba aprobar aún sin haberse mirado la mitad del temario, y luego podrían olvidarse todos del estrés del colegio. Solo se dedicarían a pasárselo bien.

   La sirena sonó, indicando el fin de las clases. El chico no pudo evitar sonreír al darse cuenta que ya se había acabado todo por unas semanas. Recogió su mochila y salió del edificio, esperando en la puerta a Isak, como ya era costumbre.

-¡Somos libres! -dijo este posicionándose frente a Even y dándole un corto beso en la mejilla. Se notaba que aún tenía algo de vergüenza.

-Lo somos. -respondió riendo. -¿Qué tal el examen?

-Era de biología, ya sabes. -ambos volvieron a reír imaginándose el catastrófico examen que habría entregado Isak, como siempre hacia en esa asignatura. -¿Y a ti? ¿Te ha salido lo que te sabías?

-Podríamos decir que soy el puto amo.

-No puede ser. -dijo el joven asombrado. -Tienes una suerte que no te la crees ni tú.

-Lo sé.

   Al decir esto, Even pensó más en la suerte que tenía de estar con Isak; el examen podía recuperarse si se suspendía, pero el amor de Isak era una cosa que esperaba no tener que recuperar nunca más. Una cosa que estuviera siempre con él.

   Los dos chicos anduvieron el camino hasta la parada del bus, donde entraron y se sentaron en los asientos del fondo. Hablaron de cosas completamente aleatorias hasta que, al parecer, a Isak se le iluminó la bombilla.

-¡Mañana hay una fiesta en mi apartamento!

-¿Una fiesta?

-Sí. Ese lugar donde va mucha gente a pasárselo bien, ya sabes. -dijo Isak en tono irónico.

-Gracias por la explicación. -dijo riendo. -A lo que me refería era si me lo estabas diciendo para invitarme, o simplemente como un dato más.

-Obviamente te estoy invitando. -los dos chicos sonrieron, mirándose a los ojos. -¿Vendrás?

-Iré.

   El resto del camino continuaron hablando de diversas cosas. La parada de Even llegó primero, como siempre, y se despidió de su chico con un beso.

   Llegó a su casa y se tumbó directamente en el sofá. Pensó en la fiesta mencionada por Isak: sería la primera fiesta a la que iban como pareja. La primera fiesta en la que estarían todos sus amigos, e irían ellos como novios. No había lugar más especial para hacerle la proposición a Isak.

   El tiempo pasó rápido entre chats con su novio, fifa, dormir y comer, hasta que llegó la noche del día siguiente. Le había dicho a Isak que llegaría de los primeros, así que se dispuso a ir a la cita.

-Estás muy guapo. -le dijo Even cuando se reencontraron en el apartamento.

-Y tú eres muy tonto. -contestó sonrojándose. Le encantaba halagarle y que se pusiera nervioso, le parecía tan mono. -Pero también estás guapo.

   La noche transcurrió entre alcohol, regalos de Navidad y reencuentros; ciertamente le había hecho mucha ilusión ver a los amigos de Isak, y comprobar que las cosas volvían a ser como antes entre ellos.

   En un momento dado, vio a su novio hablando con Eva, su mejor amiga de siempre, y no pudo evitar pensar en aquella última fiesta a la que fueron. Se alegró al ver que entre ellos tampoco había ningún problema.

-Hola. -le dijo alguien mientras observaba a los chicos hablando.

-¡Hola, cuánto tiempo! -respondió abrazando a Eskild. Le había visto un par de veces, cuando se quedó en casa de Isak.

-Ya veo que las cosas en el pequeño van bien otra vez.

-Sí. -dijo sin poder evitar sonreír. -Después de todo lo que ha pasado, por fin podríamos decir que estamos perfectamente.

-No sabes cuánto me alegro. Cuando estabais separados, Isak se ponía muy pesado, siempre enfadado con el mundo...

-Fueron momentos difíciles. -dijo riendo a pesar de que la situación no era nada cómica.

   Cuando ya era tarde, decidieron sacar una foto grupal. Even se ofreció a sacarla, pero en seguida le dijeron que se pusiera junto a Isak. Lo cierto es que eso le sentó bien, ya que era un símbolo de aceptación, y no había nada que necesitara más en esos momentos.

   Ya se habían ido casi todos, y ambos chicos estaban en la cocina, lavando las copas y recogiendo los platos entre besos. En ese momento, Even supo que debía decírselo a Isak. Era ahora o nunca.

-Isak. -este en seguida le miró, mientras limpiaba uno de los vasos. -He estado pensando mucho y, quería proponerte algo.

-Dime.

   El corazón del chico se puso a mil por hora, como siempre sucedía cuando iba a decir o hacer algo importante.

   No sabía cuál iba a ser la respuesta, pero quería decírselo con todas sus fuerzas. Sin ninguna duda, aquello marcaría un antes y un después en su relación.

   Así que, tomó aire, y dijo las palabras.

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