CAPÍTULO SEGUNDO

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   El pop estático. El pop que en su cabeza se embotó en una quietud la cual hizo que sus propios pensamientos se desvanecieran. No había palabras, todas fueron robadas por el litio inyectado en sus venas. Se sentía pesado, como si estuviera acostado en una bañera de agua, con la nariz y la boca apenas rompiendo la superficie. Su teléfono estaba junto a él, la pantalla en blanco era una burla en sus ojos. No había mensajes de Isak...

Su madre estaba haciendo el continuo ruido en el pasillo; el sonido de sus pasos sonaba como un constante recordatorio de su error. "Realmente pensé que sería capaz de mantenerlo bajo control esta vez", se repetía Even una y otra vez. Estaba enamorado, y, ¿no era el amor mismo una droga? Even quería a Isak porque no quería arreglarle, no lo miraba como si fuera una bomba atómica esperando a explotar.

   Llevando las mantas a su cabeza, Even suspiró. Todo esto era culpa de Sonja. No importaba que él dejara de tomar su medicina, podría haber explicado lo que pasó, podría haber evitado que llamaran a la chica en la situación en la que estaba. Incluso podría admitir que la había amado hace mucho tiempo, cuando estaba descubriendo lo que significaba amar a una persona. Sonja estaba allí cuando lo necesitaba, como una tirita en un corte que había sufrido hace mucho tiempo. Ahora, sin embargo, era un cáncer, y el corte que una vez protegió, ahora era una herida perversa. Even necesitaba cambiar la gasa que cubría su mente, y él no tenía lugar para Sonja allí.

   Isak era un cálido día de primavera, lleno de vida. Even se moría de hambre por un poco de color en su vida, e Isak era el arcoiris perfecto después de la oscuridad que le dio Sonja. Ni siquiera sabía que iba a pasar, sólo necesitaba hablar con el chico. Después de que su madre hiciera otra ronda justo más allá de su puerta, Even se puso de pie. Necesitaba ver a Isak. Necesitaban hablar, le daba igual que Isak no quisiera volver a verlo. Even necesitaba escuchar a Isak una vez más. Había perdido el sol, y lo iba a encontrar de nuevo.

   Tirando de su teléfono el cual estaba en la mesita de noche, rápidamente envió a Isak un mensaje de texto.

"¿Estás libre? Necesito verte. Even."

   Even estaba casi vestido antes de que su teléfono emitiera el tono que le avisaba de un mensaje. Era, como no, la canción de Gabrielle "5  fine frokner", esa canción que le recordaba tanto a su novio. ¡Isak! Even miró el móvil para leer el mensaje. Su corazón era un zumbido de pájaro golpeando en su pecho, sus alas aleteando erráticamente contra la jaula de sus costillas.

"Nos vemos en la escuela, en los vestuarios. Isak."

   Even sonrió, enviando a Isak un "vale" rápido antes de abrir la ventana. Mirando hacia abajo se le tensó todo el cuerpo y, aferrándose a sus cosas, saltó. El pájaro que zumbaba dentro de él lo mantendría a flote.

   Le costó más tiempo de lo que pensó llegar a la calle de la escuela, y parecía un desastre absoluto cuando llegó allí. Frenéticamente fue al vestuario, pero Isak no estaba en ninguna parte. Even escribió un "¿Dónde estás?" al otro chico, pero al momento oyó el familiar "Hola" de su novio.

   Las mejillas de Isak estaban manchadas de un rojo claro, y el ascenso y la caída de su pecho le hicieron pensar que tal vez el muchacho había estado corriendo hacia allí.

-Llegas tarde. -dijo Isak, sin acercarse al otro chico.

-Lo siento... Isak lo siento mucho. -dijo Even tratando de no acercarse a él. No quería asustarle más.

-Sonja me dijo que...

   La reacción inmediata de decir, "que se joda Sonja" se mantuvo a raya por parte de Even, haciendo todo lo posible por comportarse lo mejor posible. Necesitaba dejar hablar a Isak, era su decisión.

-Dijo que eras bipolar, que te emocionabas y excitabas fácilmente. No sé mucho de bipolaridad, pero pregunté a mis amigos. La madre de Magnus es como tú, pero parece bastante normal, la verdad. -Isak miró a Even para saber si se lo estaba tomando mal, y al no obtener respuesta siguió hablando. -No quiero compararte con nadie, ni ofenderte ni nada...

-No ... lo estás haciendo bien, solo pregúntame lo que quieras y te responderé. -dijo Even, haciendo un gesto para que se sentaran en los bancos del vestuario.

-Así que... ¿Realmente te sientes feliz y luego triste? ¿O simplemente sientes mucha adrenalina? -preguntó Isak. Sus ojos buscaron el rostro de Even, tratando de descifrar al muchacho frente a él.

   Even se sentía extraño al estar delante de Isak de esa manera. Los dos habían estado desnudos juntos hace sólo unos días, pero estar sentados de esa manera, hablando, le hizo sentir mucho más expuesto.

-Es como... ¿te acuerdas de esa vez que estábamos de fiesta por primera vez en tu casa? -le preguntó Even, esperando una respuesta por parte de Isak. Al ver que este movía su cabeza hacia arriba y hacia abajo, en modo de asentimiento, prosiguió. -Era como...eso. Música fuerte, gente riendo, bailando, disfrutando... Es como si yo mismo pudiera sentir el mundo chispeando a mi alrededor, pero a veces me pierdo en toda esa luz, entonces me surje una idea y sólo pienso en ella, sea buena, mala o la mayor gilipollez del universo. Me calmo unos días más tarde, y nunca he herido a nadie, te lo prometo.

   Even se quedó pensando un momento, y agregó entonces:

-Bueno, nunca he herido a nadie antes de ti. Yo... no debería de haber dejado de tomar mi medicina ya lo sé.

El chico miró a Isak para ver su expresión, quería asegurarse de que no estaba asustado, y, al ver que el muchacho mantenía su rostro neutral, mirando a un punto fijo del vestuario, continuó.

-No quería perderte. No quería sentirme solo en toda esa radiante luz otra vez. Ser como soy es difícil, pero no es imposible,  te lo aseguro. Es solo que Sonja hace parecer que no puedo pensar por mí mismo. Ella piensa que si hago algo raro es simplemente otro episodio de bipolaridad. Cuando estoy con Sonja es como que me estoy ahogando bajo el agua, y todo lo que puedo sentir es que estoy estático. Admito que la he cagado mucho contigo, pero nunca te mentiría acerca de algo como esto.

   Cuando Even acabó su discurso, cogió la mano de Isak, despacio, temeroso de que éste la apartara, pero no fue así.

Isak estaba temblando en el agarre de Even mientras asentía con la cabeza, dejando que las palabras se hundieran en su cabeza, asimilándolo todo. A continuación solo hubo silencio; Even se inclinó hacia adelante y rozó su mejilla contra la del otro chico, la cual estaba húmeda. No necesitaba decirlo, Isak lo sabía.

"te amo"

"yo también te amo"

   Pero en vez de esas palabras, las cuales Even estaba casi seguro que oiría, escuchó:

-Even... necesito pensar.

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