-¡Chicos! Perdonad que os moleste pero, ¿podéis ayudarme a recoger todos los cigarros y derivados del suelo? Parece que no haya una papelera en toda la casa...
Podemos confirmar en este punto, que Noora era la reina en interrumpir a Even; ya había pasado una vez, cuando estaban montándoselo en el colegio, y ahora, que el chico se había llenado de valor, ocurría de nuevo.
-Mmm... claro. -contestó Even un tanto molesto.
-¡Espera! -dijo Isak agarrándolo del brazo mientras el muchacho estaba cruzando la puerta. -¿Qué querías decirme?
-Luego lo hablamos. -se rascó la cabeza en forma nerviosa. -No es nada importante.
Ambos chicos fueron al salón, donde estaban Noora y Eskild recogiendo colillas, porros, vasos derramados y otros componentes típicos de una fiesta adolescente. Mientras lo habían, Eskild estaba contándole a la rubia sus desventuras amorosas, a lo que ella asentía todo el rato, a modo de ignorancia.
Isak se agachó en una esquina y cogió una bolsa de basura para proceder a su tarea; Even, por su parte, siguió cogiendo vasos y llevándolos a la cocina. Sinceramente, deseaba decirle de una vez a su novio la idea que había tenido, pero después de la interrupción, volvía a no atreverse. Tenía demasiado miedo al rechazo.
Cuando la casa quedó más o menos decente, Even supo que era hora de irse de nuevo a su casa.
-Isak. -llamó mientras estaba poniéndose su abrigo. -Creo que ya es hora de que me vaya.
-Puedes quedarte, si quieres. -le dijo mientras proporcionaba un beso en sus labios. -Total, ya es bastante tarde.
-Les he dicho a mis padres que iría a dormir, así que...
Estaba raro, lo notaba. Estaba raro por no haber dicho lo que sentía en el momento adecuado. Estaba raro porque ya no se sentía capaz de dar ese paso en su relación. Estaba raro, e Isak lo notó.
-¿Qué te pasa? Hemos empezado la noche genial, y desde que ibas a decirme algo antes, actúas extraño. Estás como ausente.
-¿Qué? No me pasa nada. -exclamó Even en forma de sorpresa, aunque en el fondo sabía que era cierto. -Estoy cansado, nada más.
-Si tú lo dices... -dijo Isak inseguro.
El joven asintió y besó cortamente a su novio antes de abrir la puerta de la casa.
-Despídete por mí de Noora y los demás, ¿quieres? -pidió mientras abría el objeto.
Tras la afirmación por parte de su chico, pulsó el botón del ascensor y se dirigió a la planta baja.
Debería habérselo dicho. -se repitió durante los segundos que duraba el viaje en el elevador.
Entonces, cuando llegó abajo y abrió la puerta del edificio, vio la calle, desierta y nevada, y pensó en el día de su crisis: lo recordó como si estuviera pasando ahora mismo, frente a sus ojos. Se acordó de todo lo que vino después y del sufrimiento vivido, a la vez que sabía que no quería estar más tiempo alejado de Isak. Y, entonces, el coraje volvió.
Sabía que debía aprovechar la ocasión, ya que era posible que ese sentimiento no volviera, así que cerró la puerta. Cerró la puerta cerrando así los recuerdos del pasado, y se metió de nuevo en el ascensor.
Después de los interminables segundos, llegó al piso donde estaba el apartamento de Isak, y, muerto de miedo, llamó a la puerta.
-Even, ¡hola! -le saludó Eskild con cara de duda. -¿Te has dejado algo?
-No, no, nada. -dijo mientras sonreía. No podía evitarlo, tenía la adrenalina demasiado alta. -Quería ver un momento a Isak.
El chico le dejó pasar sin vacilar, indicándole que estaba en su cuarto.
Even fue a la habitación, y, sin llamar, entró. Antes de que Isak pudiera decir nada, se abalanzó a besarle.
-Wow, ¿qué ha pasado de repente? -dijo el joven mientras reía.
-Que te quiero. -decía Even a la vez que besaba a su novio. -Te quiero más que a nada del mundo.
-¿Era eso lo que me querías decir antes? -preguntó emocionado Isak.
-Eso daba por sentado que lo sabías.
-Sí, muy cierto... -y, tras unos segundos, añadió. -Yo también te quiero más que a nada en el mundo.
Los chicos estuvieron un rato besándose, olvidándose del tiempo y del espacio, hasta que Even, por fin, dijo:
-¿Quieres venir a vivir conmigo?
Ya está. Lo había dicho.
Isak se giró a mirarlo en seguida, con un rostro inescrutable, en el cual no se podía deducir si su respuesta sería un sí o un no.
-¿Tú qué crees? -respondió finalmente.
Even sonrió ampliamente, pensando que la respuesta era un sí, a lo que su novio respondió con una sonrisa más grande aún, confirmando lo que estaba pensando.
Entre risas y besos, la pareja pasó una de las mejores noches de su vida. Por su parte, la mente de Even solo podía pensar que sí, lo había dicho. Se había atrevido.
Se había atrevido, y, por primera vez, no había sido rechazado.
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STATIC
FanfictionLa noche había empezado brillante para Even; estaba en una suite con su Isak, amándose, mostrándose todo el cariño del mundo y pasándoselo como nunca. Pero de pronto todo se volvió negro, y Even salió de la suite, paseando por las calles de Oslo des...