CAPITULO 3

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Narra Tomas.

Hoy es domingo, es un día bastante tranquilo, sin embargo, mañana debo volver al infierno, no, digo al colegio. Tengo unos moretones en mí estomago que no me gustan nada, con solo tocarlos me duelen, obviamente fue por los golpes que recibí de Luis, pero al estar acostumbrado al dolor, lo tomo como algo normal que luego va a desaparecer.

Dejé de pesar aquello y me prepare para dormir, debido a que ya es tarde, me puse mí piyama y me acosté, no sin antes poner la alarma a las 6:30am para no llegar tarde al colegio. Estuve un tiempo tratando de relajarme para conciliar el sueño ya que era difícil debido al dolor en mí estómago, sin embargo, de apoco me fui relajando hasta que no supe más nada.

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Me despierto gracias al toque gentil de mí madre.

—tomi, hijo, despierta tienes que ir al colegio ya te deje el desayuno en la mesa, yo me voy a trabajar, nos vemos hijo, suerte en el cole—sonrió.

—nos vemos ma, suerte en el trabajo.

Mí madre salió de mí habitación apresurada, seguramente para no perder el colectivo.

Ya eran las 6:40am, la alarma de mí celular al parecer no había sonado, últimamente estuve teniendo ese problema con mí aparato eléctrico, debería buscar una forma de arreglarlo. Sin embargo, este no es el momento de preocupase por eso, procedí a cambiarme, debía apurarme si no quería perder el colectivo. Baje a la cocina para tomar el desayuno que me había preparado mí madre, tomo la mochila y salgo para dirigirme a la parada a esperar que llegue el colectivo, por suerte llegue a tiempo antes de que se fuera.

Para mí fortuna, llegue bien al colegio, era temprano, no había muchas personas en el patio, eran unas tres personas las que se encontraban en el patio, casi todos vienen sobre la hora, por otro lado yo soy una persona que le gusta ser puntual y también al llegar temprano evito alguna agresión de parte de mis compañeros. Me dirijo a un árbol grande que se encontraba alejado de la vista de las personas, me siento ahí a esperar a que formemos como todo los días con nuestro respectivo profesor para ir al salón. Escuché los pasos de alguien muy cerca, volteo para ver de quién se trataba y no me agrado nada averiguarlo, era Ariel, estaba solo, me sorprendió ver qué llegará temprano, casi todos los chicos llegan sobre la hora, por otro lado, el que esté cerca de mí me asustaba, quería alejarme ya que en el lugar que me encontraba no era muy visible por lo que si quería golpearme no habría nadie quien pudiera ayudarme. Me levanté y camine en dirección contraria al él para tener una distancia considerable para rodearlo, pero no funcionó, se acercó de forma amenazante a mí y yo como acto de reflejo comienzo a correr, no fue mucho, ya que logro sujetarme, y para defenderme, para que me soltara, le pegue, no sabía cómo me arrepentiría de aquello, le hice un rasguño en la cara, él realmente estaba furioso, podía sentirlo, quería huir ya que no sabía que podía llegar a hacerme en ese momento.

—te voy a matar, estúpido.

A pesar de que lo había golpeado no pude soltarme de su agarre, que ahora se hizo más fuerte y doloroso, me obligó a caminar con él, yo comenzé a forcejear como puede pero no había caso, no podía soltarme, era frustrante.

—¿A dónde me llevas?—dije tartamudeando—¡no!, por favor no me pegues—pronuncie asustado.

Era obvio que iba a agredirme físicamente por haberle pegado, estaba asustado, ya que es más grande que yo, ¿Cómo podrías defenderme de alguien más grande?

—Cierra la boca, pedaso de mierda—me miró enojado.

Él solo escucharlo hablar, con ese tono de voz enojado ya me angustiaba, mí cuerpo temblaba y sudaba frío.

SU SONRISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora