CAPITULO 8

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Narra Tomás

Me desperté como todas las mañanas con el saludo de mí madre antes de irse a trabajar, hoy es viernes, último día de la semana para ir al colegio, sin embargo, hoy tenemos una hora extra por gimnasia.

Después de hacerme la revisación medica el lunes, al fin vamos a empezar con un poco de educación física, que por cierto hacemos voley, me gusta mucho, por otro lado no soy nada bueno para correr, apenas aguanto 3 minutos y ni hablar de hacer abdominales o cualquier ejercicio que el profesor pida.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño a cepillarme los dientes, lavarme la cara y darme un pequeño baño. Salgo, me cambio con el uniforme de gimnasia, mí uniforme son un pantalón de color negro deportivo y una remera blanca que me queda un poco grande que atrás, en la parte de la cintura dice voley, en mí colegio hay para elegir danza y hockey además de vóley.

Bajé a desayunar, mamá me había preparado café, todavía estaba calentito, lo acompañe con unas tostadas de dulce de leche. Término de comer y dejo los platos en la bacha, cuando regrese de la escuela los lavare. Voy arriba a buscar mí mochila y me voy a la heladera a sacar mí botella de agua para hoy, que tengo gimnasia, no obstante, antes de abrirla veo una nota.

Hijo hoy no voy a poder ir a casa, tengo mucho trabajo, asi que te deje la comida ya preparada en la heladera, solo tienes que calentarla, te quiero mucho, besos mamá.

Hace mucho que mamá no se queda en el trabajo, debe ser mucho, espero que este bien.

Me quedé un tiempo contemplando la nota sin percatarme de la hora que era, salí corriendo de casa para llegar cuanto antes a la parada del colectivo, sin embargo, no llegue a tomarlo. Tuve que esperar al siguiente que lamentablemente llegó atrasado.

Obviamente llegué tarde, primero fuí a secretaria buscando a la preceptora para que no me pusiera ausente, después fuí al aula y salude a la profesora de biologia, así como también, me disculpé por haber llegado tarde, tome asiento en mí banco, no sin antes saludar a Matías con un saludo de manos, nos estamos llevando bastante bien, es una buena persona, sin embargo, aveces me pide plata, dice que no tiene y necesita para comprar algo, yo le doy la de mí almuerzo, no me importa mucho hacerlo, porque el fue muy bueno conmigo me acepto como era y tambien lo involucre en mis problemas asi que es lo mínimo que puedo hacer por él, no obstante, me gustaría saber para que necesita la plata.

De repente mis pensamientos fueron interrumpidos por Ariel.

-hey idiota, saca tu codo-frunció el ceño.

Sus ojos negros son realmente profundos, cuando te mira, parece que ve todo dentro de ti, eso me pone nervioso.

-si, lo siento.

Sin darme cuenta, al estar sumergido en mis pensamientos estaba empujando con mí codo el brazo de Ariel. Hace dos semanas que él no me hace nada, solo me insulta o grita, sin embargo, no llega a más, me hace pensar que no es tan malo, y que capaz no le caigo tan mal como pensaba o solamente es porque está aburrido de mí. Otra vez ese sentimiento de tristeza, de desilusión, no se porque será, tuve ciertas ideas del porque, una es que quiero caerle bien, pero es imposible, ya que me da miedo y formar una amistad con él, no creo que pudiera ser fácil debido a que no le tengo confianza.

Las clases se pasaron volando, a la última hora, antes de salir del aula, el profesor de psicología nos dió dos avisos, el primero era que pronto habría un trabajo práctico que se haría de a dos y el otro era que dentro de dos meses, en junio, tendríamos una excursion, finalmente, con eso dicho, el profesor nos dejo irnos.

SU SONRISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora