Eres gracioso, ¿verdad?

18 5 0
                                    

Josh y su familia salieron rápidamente de su casa. Además de con su madre, Joshua vivía con su padre y una hermana mayor, con quien no parecía hablar mucho. Para seguirlos, pude lograr materializar una bicicleta decente. Aún así, no fue tan fácil seguir a Josh como lo fue cuando el muchacho corría.
Luego de unos quince minutos, la familia bajó del auto, y yo, de mi bici. La casa de su abuela (América su nombre, por lo que había podido entender de sus conversaciones) era realmente grande. No se encontraba en Valle de Cali si no en Mexicali, que era una ciudad y no un pueblo que no figuraba en la mayoría de los mapas, como era el caso del nuestro. La casa de América contaba con un patio delantero, uno trasero, y uno que ella misma había estado armando con distintas plantas en su terraza. La puerta era enorme, y podían pasar dos o tres personas al mismo tiempo sin ningún problema; a diferencia de la cocina, donde unas diez personas podían caber, y que era más grande que mi cuarto. En fin, la casa era gigante. Pero eso no parecía impresionar a nadie en la familia más que a mí, quienes probablemente iban allí cada fin de semana.
Ya dentro de la casa, la familia de Josh tomó asiento. La mesa ya estaba servida. Josh iba a comenzar a comer, pero para su infortunio, no era lo que iban a hacer esa tarde. Su madre tuvo la muy mala idea de comentarle por teléfono a América sobre lo mal que se había sentido Josh el día anterior, justo antes de ir. Su abuela tenía el sueño frustrado de ser médica, pero por las discriminaciones hacia las mujeres en su época, con suerte había llegado a ser enfermera. Antes de que Josh diese un bocado, América había sacado un kit de primeros auxilios, y se levantó de prisa de su asiento para tomarle la presión. Josh corrió su brazo, asustado, y miró a su madre, quien solo lo miró, incentivándolo a que América jugase un rato a ser doctora con él. Josh se levantó y fue al baño de nuevo, no porque se sintiese mal si no para huir unos minutos de su abuela. Intentó usar su teléfono un rato, pero ya no tenía batería. El pobre se quedó 17 minutos sentado sin hacer absolutamente nada. Me daba gracia y pena a la vez.
Su hermana, Vivian, golpeó la puerta, preguntando si estaba bien, pero antes de abrirla, Josh juntó agua en su mano y se la lanzó en la cara.

—¿Ah, sí? Eres gracioso, ¿verdad? Ya verás —gritó Vivian mientras entraba en el baño y juntaba agua entre sus manos para seguirle la guerra a Josh.

Joshua, en un intento de poder tirar aún más agua, abrió la canilla y situó las manos detrás del chorro, empujando la corriente de agua hacia la chica.
La canilla comenzó a temblar, y Josh y su hermana se miraron asustados. Unos segundos después, las llaves de la corriente estallaron junto a la canilla, y una corriente gigante de agua salió disparada hacia Vivian, empujándola y haciéndola caer de espaldas. Josh inmediatamente situó sus manos sobre el agua, y esta paró.
Su madre llegó corriendo para castigarlos a ambos.

El séptimo dragón [en pausa] #FantaAwards2017 #CarrotAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora