Capítulo 11: Hoy es el día de los enamorados

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Era Martes 14 de Febrero; sí, era San Valentín. Las calles se llenaban de puestos con millones de flores de todos los tipos y colores, y como no las pastelerías se llenaban para comprar los mejores bombones.

Alessandra se preparó para ir al colegio, y mientras se peinaba se miró al espejo. Estaba feliz, muy feliz y todo gracias a él.

Se puso el abrigo y salió de su casa. Al llegar al colegio se encontró con Fede y Amelia.

- ¡Hola chicas!- dijo Alessandra sonriendo

-¡Hola Alessandra!- dieron ambas

- Bueno Amelia ¿qué te va a regalar tu churri por San Valentín eh?

- Ay no se tía, no tengo ni idea de lo que me va a regalar Leo- dijo Amelia

- ¿Y tú que tal vas de amores Fede?- preguntó Alessandra

- Bueno ahí vamos, la verdad es que muy bien con el chico que te conté- dijo ella feliz

Las tres llegaron a clase, nada más entrar, Alessandra se quedó anonadada al mirar su mesa: Había una rosa roja y con una carta. Muerta de vergüenza la cogió, abrió la carta y esta decía:

Si quieres el ramo entero te espero esta noche a las 10 en mi casa, tengo una sorpresa para ti.
Te quiero
MD

De repente entró el profesor que tocaba en clase y que casualidad: tenía con él.
Mateo entró en clase y preguntó:

-Bueno Alessandra, ¿quién es el afortunado? Ya veo que te han regalado una rosa para San Valentín

-Y un ramo que me dará esta noche- dijo ella afirmando que iba a ir a su cita romántica.

La clase paso rápida. Entre explicaciones, notas musicales e instrumentos había una que otra mirada y alguna sonrisilla.

Nada más salir por la puerta, todas las MCD fueron corriendo hacia el sitio de Alessandra

-Bueno, tía que no nos cuentas nada- dijo Marta indignada

- Ya ves, cuéntanos somos tus amigas – dijo Selena

- Eso eso cuéntanos, quien es y todo todísimo desde el principio- insistieron todas

Alessandra empezó a sentirse muy agobiada y presionada por todas. ¿Qué iba a decir ahora? No les podía contar nada. Alessandra comenzó a sentirse muy nerviosa y preocupada cuando de repente dijo Amanda.

-A ver chicas, que he sido yo. La que le he dejado la rosa a Alessandra para gastarla una broma. Lo siento mucho Alessandra si te habías pensado que tenías un admirador secreto.

-Bua tía creíamos que era enserio-dijo Melisa

Alessandra se sintió muy aliviada y suspiró. Cogió a Amanda y la dijo;
-Gracias enserio, no sabes del lio en que me has sacado. Me alegro tanto de poder confiar en ti

-No hay que darlas. Pero ahora dime que pone en la carta encima que guardo el secreto me vas a dejar con las ganas de saber que te ha puesto.

Alessandra sonrió y le conto lo de que tenía una sorpresa y habían quedado esta noche. Se la veía tan feliz.

El resto del día paso muy lento, Alessandra estaba desenado que fuera ya de noche.

Tras horas esperando el momento, Alessandra salió de su casa con la excusa de que iba a estudiar a casa de Fede. Llevaba un enorme abrigo para que su madre no sospechara nada ya que iba guapísima.

Cogió el autobús que la llevaba a casa de Mateo o mejor dicho a su felicidad.
Una vez que llegó, llamó al timbre, Mateo la abrió la puerta; esta guapísimo, más guapo que nunca y muy elegante. Alessandra se quitó su abrigo, ella también iba espectacular.

-Alessandra estás guapísima- dijo él

- Lo mismo digo- dijo ella sonriente.

-Como ya te dije tengo una sorpresa para ti, te tengo que llevar hasta ella. Pero, como es una sorpresa te tengo que vendar los ojos- explico Mateo

Alessandra nerviosa, asintió con la cabeza. Noto con el vendaba sus ojos y acto seguido la subió en el coche.
Él no hablo nada durante el trayecto y ella desorientada, se moría de ganas de ver que la había preparado.

Bajaron del coche. Mateo guiaba a Alessandra, ambos subieron a un ascensor donde Mateo la besó inesperadamente.

-Espero que no nos quedemos encerrados otra vez- dijo ella

-Bueno si no nos hubiéramos quedado encerrados a lo mejor no estaríamos aquí hoy- dijo él

Bajaron del ascensor y con cuidado la ayudo a subir unas escaleras.

-Ya puedes quitarte la venda- dijo Mateo

Lentamente, Alessandra abrió sus ojos. Estaban en la azotea de un lujoso hotel donde se podía ver toda ciudad. En el centro había una mesa llena de comida y un jarrón con las once rosas que él la había prometido darla. Todo estaba iluminado con velas, era como estar en una película.


- ¿Y todo esto? Es increíble- dijo Alessandra feliz

-Todo esto es poco para lo que te mereces- dijo Mateo

Ambos fundieron su felicidad con un beso.

A continuación, se sentaron a la mesa, con un mantel de hilo, una vajilla de plata y el enorme jarrón que Mateo tuvo que apartar para ver su sonrisa.
Durante la cena, rieron, hablaron de muchas cosas y se lo pasaron en grande.

-Tengo algo más para ti- dijo Mateo mientras sacaba algo del bolsillo de la chaqueta.

- ¿Más sorpresas? - dijo ella entusiasmada

Mateo la entrego un sobre. Ella cuidadosamente lo abrió y dentro había unos pentagramas, todos vacíos y arriba ponía como título: Para Alessandra

- ¿Y esto?- pregunto ella sin entender mucho su significado

-Hay dos cosas en la vida que me vuelven loco: la música y tú. Y he pensado, ¿por qué no juntarlas? ¿Sabes cuál es la obra de Para Elisa?

- Si claro de Beethoven- asintió ella

-Pues dicen algunos investigadores que en realidad era Para Teresa. Teresa era una alumna de Beethoven de la cual él estaba enamorado. Por eso quiero componerte mi propia obra para reflejar en ella todo mi amor hacia ti.

Alessandra cogió las manos de Mateo y se incorporó para besarle apasionadamente  por encima de la mesa. Al acabar le susurra un te quiero al oído.

Allí estaban los dos solos, perdidos el uno el otro, disfrutando el momento en el que hubieran querido vivir para siempre.

PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora