Capítulo 30: When I kissed the teacher

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La idea de Mateo sobre aquel Piano Bar era la idea más brillante que se le había ocurrido en mucho tiempo. Llevaba días sin dormir entre la búsqueda de un local y los llantos de su hija. Además, tendría que pensar un nombre para el bar. Un nombre atrevido, pero sin pasarse, llamativo, pero no demasiado. Buscaba un nombre un tanto personal. Pensó que Mateo's no sonaba muy atrayente, así que pensó y siguió pensando nombres. Y es que dicen que las cosas en inglés suenan mejor, quizás más profesional o tal vez algo más sofisticado. Además, ahora que tenía más tiempo libre acudía a clases de inglés para mejorar dicho idioma. Buscó y buscó palabras. Palabras que la recordaran a ella, pues por mucho que la quisiese olvidar, ella había sido un antes y un después en su vida, pues la palabra que mejor definía esta intrépida pero arriesgada aventura era Locura, traducido Madness. Pues Madness no sonaba mal, además dicha palabra terminaba en dos eses, las dos eses que llevaba el nombre de Alessandra.
                                      ***
Alessandra no había pegado ojo en toda la noche. No paró de darle vueltas a lo que había encontrado en los bolsillos de la chaqueta de Marco. No se podía creer que había sido engañada una vez más. No paraba de preguntarse porque la vida estaba siendo tan cruel con ella.

Como cada mañana, se lavó la cara, se miró al espejo y se dijo así misma: "hasta aquí he llegado". Alessandra se disponía a mostrar al mundo a su ella verdadera, pues estaba cansada de ser la chica nueva, callada y humillada. Se puso guapa, muy guapa. Hoy era el día de gritar al mundo sin miedo.

Llegó al colegio. Alessandra sentía como todas las miradas se clavaban en ella, pero no le importaba.

-Ey, Alessandra, ¿qué tal? - dijo una voz bastante conocida

-Ni me mires Marco. - respondió ella seria, mientras continuaba andando

La cara de Marco era todo un cuadro, no entendía nada.

Entró en clase ante la atenta mirada y las despreciables risas de todo el mundo.
De repente, Alessandra harta de todo, se subió a una mesa

-Pues sí, fui yo la que besó al profesor. Aquella chica normal, que nunca se había enamorado. Aquella que se enamoró de la persona equivocada. Porque sí, fui yo la alumna que besó a su profesor. Fue por sorpresa sin esperarlo, porque las mejores cosas llegan cuando menos te los esperas. Porque por un momento creía vivir en un sueño que finalmente se convirtió en pesadilla. Porque sí, fui yo la que besó al profesor, pero también fue él, el que poco a poco me hacía enloquecer. Pues, fue una aventura de locos, de secretos y de película. Y es que fui yo la que beso al profesor, y no me arrepiento de nada, pues gracias a ello, aquí estoy hoy llena de valor, contando mi vida a un grupo de gente que juzga sin conocer pero que, a partir de hoy nada, ni nadie me va a hacer daño, así que cuando me baje de esta mesa, si queréis seguir criticando

Mientras bajaba de la mesa, en la clase un silencio seguido al instante de múltiples aplausos hacia ella.

Alessandra sonrió.

Seguidamente, Marco la cogió del brazo y la llevó al pasillo.

- ¿Se puede saber a que ha venido el comentario de antes? ¿Y este discurso?

-Viene a que tengas cuidado con lo que guardas en los bolsillos.

- ¿Qué? No entiendo nada

-Marco, lo sé todo. Sé que fuiste tú el primero en saber porque me fui de mi antiguo colegio, y fuiste tú quien empezó el rumor del que se acabo enterando todo el mundo

- ¿Qué dices?¿Cómo iba a saber lo tuyo con tu profesor?

-Sabías de sobra que me había cambiado de colegio por algún motivo importante, y no paraste hasta descubrir el por qué. Fuiste a mi antiguo colegio y chantajeaste a una alumna para que dijera la razón por la que me fui, pues cualquiera dice y hace lo que sea a cambio de dinero. Lo único que no se es como tienes tantos datos, pero la verdad prefiero no saberlo

-Alessandra...yo...eh

-Marco no digas nada. Sabía el daño que me iba a hacer todo esto, era la idea perfecta para acercarme más a ti y finalmente caer en tus brazos. Y es que resulta que el chico majo que conocí el primer día que llegué resultó ser un mentiroso sin sentimientos.

-Alessandra, lo siento

-No quiero saber nada más de ti, vete a engañar a otras. Creo que yo ya he tenido bastante.

Con una mirada asesina y fría, Alessandra dejo a Marco avergonzado en aquel pasillo de bachillerato.

Tarde de octubre. Octubre por la tarde.

Como cada tarde después de comer, Alessandra iba directa a tumbarse en la cama mientras miraba Instagram y otras redes sociales, pues esta vez fue distinto. Su móvil no estaba. Alessandra no se lo había llevado a clase, estaba segura de ello. Busco por toda su desordenada habitación, cuando de repente pensó donde podía estar...el local de Marco. Así aprovechaba y le devolvía aquella chaqueta en la que había descubierto toda la verdad
                                       ***
Después de cientos de búsquedas, Mateo había encontrado el sitio perfecto para montar su Piano Bar, quizás era un tanto pequeño pero el ideal para empezar. Había quedado esta tarde con el dueño, así que se salió de casa a dicho lugar.

Mateo estaba a punto de llegar, cuando no tan lejos vio una cara un tanto familiar.

- ¿Alessandra?

- ¿Mateo?

Ambos sonrieron y se saludaros con dos besos

- ¿Qué te trae por aquí? - pregunto ella

-Pues bueno, estoy preparando un nuevo proyecto. Voy a montar un Piano Bar, y venía a ver un local por ahí cerca.

¿Un local por aquí cerca? ¡El local de Marco!
Todo tenía sentido pues seguro que los papeles con toda la información de Mateo que había en los bolsillos de Marco, eran los que había tenido que entregar para comprar el local. Pues ya tiene que ser casualidad, coincidir de esa manera.

- ¡Qué guay! Me alegro mucho, es una idea brillante. Pero, se a que local vas y te aseguro que no es tan perfecto como te lo imaginas

- ¿Qué dices? ¿Tú que va a saber a dónde voy?

-Porque yo también voy a ese local. Es de un compañero de mi nuevo colegio y estuvimos haciendo un trabajo anoche, y yo también voy para allá porque me deje el móvil. Pero créeme, ese local no es buena idea.

-Alessandra, ¿se puede saber que pasa?

Alessandra rompió a llorar.

-Ey, anda ven aquí

Mateo la rodeo en uno de sus caídos abrazos. Se sentaron en un banco cercano y Alessandra le conto todo lo de Marco. Su aventura con él, el chantaje, las risas del instituto, que todo el mundo sabía lo suyo, el engaño de Marco y sus cientos de dramas.

- ¿Sabes qué? Que ya tendré tiempo de encontrar otro local, por lo pronto ahora tu y yo nos vamos a tomar algo.

-Pero Mateo...

-Da igual que nos vean, si ya lo sabe todo el mundo. Además, que vayamos a tomar algo no significa nada más. Podemos charlar, creo que lo necesitas.

-Tomar algo y nada más

-Te lo prometo.







PARA ALESSANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora