Capítulo 32: Fiebre

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Los meses pasaban y pasaban, y con ellos el curso. Exámenes, estrés, nervios, cansancio, sueño, noches de flexo y de café. Cada día que pasaba era un día menos para la llegada de la temible selectividad, y eso no era lo peor, cada día que pasaba era un día menos para elegir un futuro, y es que a veces Alessandra se preguntaba el por qué deben elegir el resto de su vida tan pronto. No se sentía preparada, ni segura de tomar una elección tan importante. Estaba perdida y harta de charlas orientativas.

Mayo. Mayo de exámenes. Exámenes finales. Final de una etapa. Las alarmas a las 8 de la mañana y las noches bajo la luz del flexo iban a acabar con Alessandra. Estudiaba bachillerato de ciencias de la salud, pues ayudar y cuidar a los demás era algo que a ella le gustaba mucho a la vez que le hacía sentir muy feliz consigo misma.

Última semana antes de los exámenes. Tarde de sábado entre apuntes y folios. Harta de estudiar y saturada de tanta información en su cabeza, Alessandra encendió el móvil con intención de despejarse un rato. Conversaciones de grupos de clase, y alguna de una que otra amiga preguntando lo de siempre: "Tía, ¿qué tal llevas historia?, entre chat y chat, uno de su amigo Diego, el amigo de su pueblo con el que había pasado aquella salvaje, pero corta aventura de una noche. Un mensaje un tanto extraño el cual decía: "Te espero a las 9, en tu portal. Te vendrá bien desconectar un rato"

Alessandra no entendía nada. ¿Qué hacía Diego aquí? ¿Había venido a posta solo para verla? Extrañada y confusa, acepto dicha invitación pues la vendría bien salir y desconectar.

Tras una ducha caliente, unas cuantas canciones y su pintalabios rojo, Alessandra bajo a su portal, donde estaba esperándola Diego.

- ¿Se puede saber que haces aquí?-dijo ella sorprendida y sonriente

- ¡Sorpresa! - dijo él entre risas

- ¿Has venido exclusivamente para verme?

-No te sientas tan especial eh, he venido a la ciudad para hacer unas tareas y como sé que estás de exámenes, he pensado que te vendrá bien airearte.

Paseos por la ciudad, hablar y hablar durante horas, empezar con copas y terminar entre risas. Empezar con risas y terminar entre besos. Eran dos y la luna llena. La amistad entre ambos había dado un paso más allá, quizás una eran una especie de amigos con derecho a roce, unos amigos con beneficios. La noche pasaba y ambos habían perdido hace rato la cuenta de las copas que llevaban.

- ¿Nos tomamos la última en mi casa? Estoy sola.

Diego rio, sabia que lo de la última copa era una excusa.

3 de la mañana y fin de semana. Sola en casa. Y es que fue cerrar la puerta y comerse la boca.  Entre besos se dirigieron a la habitación de Alessandra.

Alessandra le quitaba la camiseta a Diego, besos en el cuello.

-Alessandra, ¿estás segur..?

Alessandra le callo con un beso. Se respiraba pasión. Ella ya en ropa interior, le desabrochaba el pantalón. Diego cerró los ojos y se dejo llevar, le estaba volviendo loco. La temperatura subía como si de fiebre aquello se tratase.

Él abajo y ella arriba. En un continuo sube y baja, gemidos y cuerpo con cuerpo ellos unidos, uno dentro del otro. Alessandra arqueaba su espalda a la vez que elevaba su cabeza y gritaba cada vez más fuerte.

La excitación aumentaba por momentos, las uñas de ella se clavaban en la espalda de él. Perdidos uno en el otro. Descontrol y desenfreno. Los besos de Diego recorrían todo el cuerpo de Alessandra, mientras ella agarraba con fuerza las sábanas. Ahora era él el que mandaba, él arriba y ella abajo. Jadeos y gritos entre amigos, en aquella eterna noche donde parecía que se había perdido el control por completo. Y besos y más sexo, y gemidos y arañazos, y orgasmos y sonrisas, y calor y pasión, y locura y actitud salvaje, y sábanas revueltas y besos entre las piernas.

Y suspiros, y un último beso donde las manos de Alessandra agarraban el pelo de Diego y donde las manos de Diego se perdían por las curvas de Alessandra.

-Que sepas que me sigues debiendo una copa- dijo él

-Una copa y lo que tu quieras- contestó ella

Los días pasaron, fueron días de exámenes, de estrés, de nervios, pero también días de sexo, besos y risas con su querido amigo Diego. Ellos sabían que lo suyo era una amistad con beneficios y nada más allá. Eran los amigos que siempre habían sido pero esta vez con alguna que otra ventaja.

Tras días algo estresantes y relajantes a la vez, quedaba tan solo un día, un día para uno de los momentos más esperados de años. Un día para la graduación.





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⏰ Última actualización: Oct 13, 2019 ⏰

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